Los precios de los alimentos se disparan

Vidal Maté
-

Según la FAO alcanzan los niveles más altos desde julio de 2011, pero el sector denuncia la dificultad para repercutir los incrementos de los costes

Los precios de los alimentos se disparan - Foto: Óscar Solorzano

La subida de los precios de los alimentos se ha convertido en un debate recurrente desde la perspectiva de los consumidores, pero a la vez, aunque menos visible en los medios, un motivo de preocupación para ganaderos y agricultores ante el fuerte incremento de los costes de producción y su dificultad para repercutirlos en los precios de venta al público. En el Ministerio de Economía preocupa la existencia de una inflación disparada y el riesgo de que sigan subiendo los precios de la alimentación. Pero, en la otra parte, el sector agrario señala a Agricultura la imposibilidad de seguir soportando mayores costes no remunerados y advierte de que puede acelerar recortes en las producciones y agravar la situación.

Según los datos manejados por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), los precios de los alimentos en el mundo el pasado mes de octubre registraron los niveles más altos desde julio de 2011. Los cereales experimentaron una subida del 3,2% en relación con el mes de septiembre, pero respecto al mismo mes en 2020, el incremento medio ha sido de un 22,4%. Los trigos siguieron su escalada consecuencia fundamentalmente de las menores cosechas de grandes países productores como Canadá, Estados Unidos o la Federación Rusa. En lo que respecta a otros cereales, a la cabeza se halla la subida espectacular de última hora de la cebada. No se quedaron a la zaga los precios del maíz, en este caso por las cotizaciones al alza de los productos petrolíferos y las posibilidades para su transformación en una oferta energética.

Una situación similar se ha registrado en los aceites vegetales, con un incremento del 9,6% en relación con el mes de octubre y con unas cifras récord históricas si se echa un vistazo a los precios de hace un año. Las subidas se reparten casi por igual, tanto para la soja como para otras producciones como los aceites de palma, de colza y de girasol.

En los productos lácteos, el incremento ha sido de un 2,2% sobre el mes de septiembre, pero del 15,5% sobre los niveles de precios de hace un año. En el caso de todas las carnes, en octubre tuvieron un descenso del 0,7%, si bien, en relación con el mismo mes en 2020, se ha producido un incremento del 22,1%. El comportamiento de las cotizaciones ha sido muy dispar, en función de cada uno de los mercados. Así, en porcino se produjo un recorte de los precios por la disminución de las compras de China, que recupera su cabaña tras haber sido diezmada hace dos años por la peste porcina. Bajó el coste de la carne de vacuno por los problemas sanitarios de Brasil. En la avicultura de carne subieron los precios empujados por una mayor demanda mundial y no aumentaron las producciones ante los incrementos del valor de los piensos, junto a algunos brotes de gripe aviar en varios países europeos. En ovino subieron los precios básicamente por las limitaciones en las exportaciones de Australia.

 

La pandemia.

En conjunto, el comportamiento alcista de los precios de los alimentos en el último año, además de por el progresivo incremento de la demanda mundial por el simple efecto del aumento de la población y la limitación de las superficies de cultivo (que se deben superar con un incremento de los rendimientos) guarda igualmente relación con el desarrollo y la evolución de la pandemia en los últimos 20 meses. La subida de precios de los alimentos, apuntan algunos expertos, guardaría relación con una política de acaparamiento o reposición de stocks de seguridad practicada por diferentes países. En este sentido destaca la posición de China y su demanda de materias para la alimentación animal (cereales, soja), lo que ha provocado una convulsión en los mercados con unos incrementos históricos y efectos inmediatos sobre los costes.

Pasada la fase más dura de la pandemia en el mundo, se ha registrado una reactivación de la demanda en general con un aumento de las compras, en unos casos para atender las necesidades de la demanda y en otros para la reposición de stocks, lo que se ha traducido en un incremento de los precios de esos bienes alimentarios. A esta mayor demanda mundial se ha sumado, en muchos casos, la falta de contenedores en los puertos para el transporte con la consiguiente subida de los precios de los fletes, a los que a última hora se han sumado los incrementos de los precios de los combustibles.

Los datos globales sobre el comportamiento de los precios de los alimentos en el mundo en base a los datos registrados por FAO tienen un impacto diferente en cada país en función de sus producciones, posibilidades de autoabastecimiento o dependencia exterior, tanto para exportar como por sus importaciones. Para España, en el caso de los cereales, los fuertes incrementos los precios han tenido un grave impacto negativo tanto en la alimentación animal como para la humana. Hay que tener en cuenta que España es un país fuertemente dependiente de las importaciones de esas materias primas. En cereales, sobre un consumo medio de 37 millones de toneladas, las importaciones suponen unos 11 millones de los que 7,5 millones son de maíz, otros tres millones de trigo blando y casi otro de trigo duro.

En las producciones ganaderas, la situación en los mercados afecta negativamente al sector del porcino por la reducción de compras de las autoridades chinas, a donde España exportaba casi un millón de toneladas de los 2,4 que coloca en el exterior. Además se ha registrado bajadas de precios en el mercado interior hasta el euro por kilo vivo (frente a cotizaciones no lejanas en el tiempo por encima de 1,30) y que se han traducido en una menor entrada de animales en las granjas.

 

Precios en origen.

La subida de los precios de los productos lácteos en el mundo no tiene ningún efecto sobre los mercados en origen en España donde las industrias más importantes, encabezadas por la francesa Lactalis, mantienen los precios medios prácticamente congelados en los últimos años entre los 0,32 y los 0,34 euros, en algunas zonas por debajo de los 0,30, al margen de que se hayan disparado los costes de producción en más del 20% en los últimos meses, con una repercusión de unos cuatro céntimos de euro por litro.

En el caso de los aceites vegetales, las fuertes subidas de los precios registradas por FAO contemplan producciones que poco tienen que ver con España, como son la soja, coco, palma e incluso con el girasol, donde dominan las importaciones. A pesar no estar incluido en esos análisis, el aceite de oliva es también una producción que se beneficia de una mayor demanda mundial de los aceites, tanto desde la perspectiva del volumen como de los precios, con un fuerte incremento de los mismos en origen.

En el sector del vino, desde el Observatorio de los Mercados del Vino, Rafael del Rey destaca el incremento registrado en la demanda en todos los mercados, desde los envasados a los graneles, pero resaltando el buen comportamiento de los envasados de calidad que han crecido en volumen y precios. Las ventas de vino en cómputo interanual al mes de agosto registraron un incremento del 14,4% en volumen hasta los 22,7 millones de litros y un incremento del 8,6% en valor hasta los 2.836 millones de euros. En el caso de los graneles, crecieron más las ventas en volumen que en los precios.

Finalmente, con la pandemia al fondo, entre otras producciones destaca el aumento en volumen y precios de las ventas de frutas y hortalizas.