Paseo entre silencios acompasados

A.M.
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'De lo inefable', Esteban Vicente visto por Patricia Azcárate, un recorrido entre la luz, el color, el vacío y la música

Patricia Azcárate junto a su 'collage aéreo' en el Museo 'Esteban Vicente' - Foto: Rosa Blanco

La direcora-conservadora del Museo Esteban Vicente, Ana Doldán, ha encontrado ciertos paralelismos entre la creación de Esteban Vicente y la de Patricia Azcárate (Madrid-1959), cuyas obras dialogan en las salas del Museo de Arte Contemporáneo donde se encuenra depositados los restos de uno de los exponentes del expresionsimo abstracto americano, nacido en Turégano, y de su esposa Harriet. 

Ambos, nos dice Doldán, reconocen, en el paisaje que les rodea, su estímulo principal de creación, lo hacen por una necesidad innata de descubrir algo, por un impulso interno de búsqueda, como se puede apreciar, hasta el 31 de enero, en la exposición ‘De lo inefable’. Ambos valoran manipular directamente los pigmentos, lo que les permite jugar con los efectos pictóricos y son amantes de las flores, de sus colores, que se quedan grabados en sus retinas y luego reaparecen en sus obras. 

Una muestra que según la autora no es otra cosa que «un viaje placentero a lo inefable, a la música callada que está latente en toda la obra de Vicente y que tiene ecos y resonancias en mi obra». Acción que le ha conducido a los conceptos de la contención y la serenidad con la que busca la luz, siempre con  una constante preocupación por su proceso creativo. 

En la obra de Azcárate hay guiños hacia la obra de Esteban,  también un respeto y una admiración, lo que se aprecia desde el primer espacio de la exposición, dedicado a la pintura, en el que se crea una atmósfera envolvente de luz, color, vacío, lleno, pero sobre todo de libertad.

Partiendo de los collages de Esteban Vicente, surge la instalación ‘Habitar la luz’, quizá la obra más sugerente y sugestiva de la exposición, según Doldán. A modo de collage aéreo levita ésta pieza en un espacio que ha desaparecido por la magia de la escenografía, primando la presencia del color, de la luz, la textura y el sonido gracias a la música del compositor contemporáneo Ramón González-Arroyo: ‘Toiles en lumíère’, donde persigue plasmar la plasticidad de la música. 

Azcárate iinvita a pasear entre los silencios acompasados creados entre las telas pintadas. El color suena, el vacío, es silencio. Las telas no están definidas, delimitadas, sino rasgadas, al igual que hiciera Vicente con los papeles que conforman sus collages y que le permitían reflexionar sobre la sensación táctil de la obra.

El último espacio de la exposición dibuja un paisaje abstracto sonoro. Patricia Azcárate realiza una serie de ‘Improvisaciones gráficas’ mediante rítmicos gestos al carboncillo.