"El virus no se ha ido, su letalidad tampoco"

A.M.
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Doctor en Medicina, de 45 años, es vicepresidente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia y presidente de la Sociedad Castellanoleonesa y Cántabra de Patología Respiratoria. Es responsable de Neumología del Hospital General de Segovia.

El neumólogo Graciliano Estrada Trigueros - Foto: Rosa Blanco

El jefe de Neumología del Hospital General de Segovia, Graciliano Estrada Trigueros,  señala en esta entrevista que «el virus no se ha ido y su letalidad tampoco, aunque se detecta antes, aparecen muchos casos asintomáticos y eso hace que nos adelantemos en el tratamiento». Pensando en que la situación no va a llegar al nivel de los días álgidos de la pandemia, en marzo y abril, vislumbra que lo van a pasar mal los profesionales sanitarios de los hospitales y los centros de salud.   

Los casos activos de coronavirus en Segovia han experimentado un elevado crecimiento, ¿qué nos indican estas cifras cuando vemos que crecen las hospitalizaciones en otras provincias?

Nos ponen de relieve que hay una aumento de casos a nivel comunitario y de los ingresos en los últimos 20 días.  Es verdad que Segovia, probablemente en esta ocasión, no está entre las provincias más afectadas lo que no quiere decir que no haya casos ni que esté más controlado que en otros sitios. El virus no se ha ido y su letalidad tampoco, tenemos que convivir con ello, aunque se detecta antes, aparecen muchos casos asintomáticos porque se hace un gran número de rastreos y de contacto de contagios lo que nos hace adelantarnos en el tratamiento. 

Es cierto que el índice de hospitalizaciones con un número de casos similar no tienen nada que ver con los meses de marzo y abril, aunque sí son más altas que las de mayo ¿por qué?

Por fortuna detectamos antes la enfermedad, entonces no fue así porque se hacían menos pruebas.  Ahora mismo, el estudio de contactos que se hace cuando se tiene un positivo,  el aislamiento y las cuarentenas permiten que se puedan detectar muchos más casos. También a nivel sanitario aparecen más porque se hacen pruebas para evitar el contagio en el ámbito hospitalario, por ejemplo antes de una intervención o cuando ingresa un paciente en una planta especial, como psiquiatría. Ahora hay más asintomáticos, pero el número de casos no va para abajo. 

¿Qué se ha hecho mal para llegar hasta aquí?, ¿ha habido cierta falta de liderazgo político?,  ¿hay conciencia de la gravedad de la COVID-19?

El comportamiento durante el verano denota que quizá no haya habido suficiente conciencia del problema que tenemos porque, al final, aunque se hayan suspendido festejos y actos multitudinarios, sabemos que se han hecho otro tipo de actividades, como fiestas... Eso puede ser una parte pero tampoco se puede achacar toda la culpabilidad a la población, puede que algo no hayamos hecho bien desde los sistemas sanitarios o de las organizaciones que dirigen los sistemas de salud. Es verdad que, en esta segunda ola, en España ha habido más casos que en otros países y, probablemente, haya influido  nuestro tipo de vida, muy social, cercana y donde las reuniones familiares y de amigos es algo  muy cotidiano.   Es muy difícil saber cuál es la causa por la que la situación no es deseable,  sabemos que hay que hacer más pruebas y poner el tratamiento lo antes posible, lo que ya se está haciendo. A lo mejor la responsabilidad individual es mejorable. 

¿Y qué puede pasar ahora, nos quedan momentos complicados?

Sí  porque no se han ido ni se van a ir el resto de los virus y de los gérmenes que recirculan y producen infecciones respiratorias en todos los estratos de la población. Puede haber episodios de gripe, que es una enfermedad muy estacional, pasando la semana 45, sobre todo en los niños. Sí ya de por sí el sistema sanitario está muy tensionado, si añadimos algo nuevo,  se tensiona más. Sabíamos que iba a ocurrir, no pensábamos que se iba a adelantar, pero es previsible que el nivel de ocupación en los hospitales sea muy alto y la presión asistencial en los centros de salud también.   

¿Hablamos de un futuro próximo?

Es el futuro en los próximos tres meses, no es fácil de prever el nivel de tensión que va a adquirir el sistema pero hay que estar preparados para ello. No creemos que vaya a llegar la situación al nivel de los días álgidos de la pandemia, marzo o abril, pero sí que se lo hagan pasar muy mal a los profesionales sanitarios de los hospitales y los centros de salud.   

 ¿Está siendo efectivo control de brotes por rastreadores?

Se está haciendo una buena labor, es fundamental para que ingresen menos pacientes y también haya menos ocupación en la UCI, no me cabe ninguna duda de que si no hubiera habido rastreo los hospitales estarían el doble de llenos, probablemente necesitemos más, pero es una labor fundamental para intentar contener la pandemia en el ámbito de la salud pública.  

 ¿Se sigue considerando que la proximidad a ciudades como Madrid y la movilidad con ellas tiene incidencia en los contagios?

Creo que sí, hay mucha gente que va a trabajar o que viene de Madrid de turismo u otro tipo de actividades, estudiantes... En la primera parte de la pandemia seguimos a la par, claramente y ahora es verdad que no estamos tan mal como Madrid pero hay que estar vigilantes porque el tránsito hace que pueda ocurrir que aumenten los casos por este motivo, es inevitable, si estamos conviviendo también convivimos con el virus en todos los sitios, la gente tiene que moverse, ir a trabajar,  es lógico que exista ese riesgo.    

 ¿Están pesando condicionantes económicos en las decisiones por encima de la salud?, ¿sería aconsejable otro confinamiento como el que vivimos en el estado de alarma?,  ¿podría llegar?  

Probablemente no sea imprescindible un confinamiento estricto sino que se adopten decisiones como las que se han venido haciendo durante el verano en muchos pueblos, a lo mejor extensibles a más población. Puede que esa restricción selectiva sea lo que haya que hacer para intentar convivir con la situación del virus y que la economía se resienta lo menos posible, hay que ponerlo en una balanza y buscar el equilibrio entre salud y economía.   

Además, tres meses de confinamiento pueden terminar afectando a la salud psíquica de los ciudadanos... 

Eso lo han dicho los psiquiatras, ha habido un aumento claro de las consultas, tiene un efecto psicológico en la población, no solo individual sino como sociedad, el temor a organizar eventos, a asistir a ellos, evidentemente condiciona nuestra vida completamente.  Las características que tiene este germen, que ha demostrado ser de gran contagiosidad, va en contra de nuestra manera de vivir y de nuestra sociedad occidental abierta, comunicativa e intercultural.  

Después de una crisis como la de primavera, donde el Hospital General estuvo al bordel del colapso, con extensión a áreas comunes, ¿en qué situación se encuentran los profesionales, que son quienes se enfrentaron en primera línea a la situación, para recibir otra oleada?

Se han vivido  meses muy duros, pero entendemos que es nuestra profesión, no podemos fallar, somos la primera línea defensiva, nos gustaría estar en mejor situación pero debemos de afrontarlo desde la responsabilidad que tenemos de ser los garantes de la salud, que es el bien más preciado, no queda más remedio que estar al pie del cañón en los peores momentos. Evidentemente, cuantos más profesionales estemos será mejor, en este sentido, la falta de médicos que existe a nivel nacional hace que la cosa sea más complicada para cubrir las bajas y los permisos que quedan, al margen de las vacaciones, lo que hace que el trabajo sea mayor y haya que arrimar más el hombro.  

¿Ha sido difícil trabajar con una mutación desconocida y sin un tratamiento específico?, ¿nos encontraremos con mutaciones diferentes, en otros momentos?

Enfrentarte a un virus desconocido ha sido duro, como neumólogos hemos visto cosas insólitas en la medicina, hasta este momento. Costó conocer determinados efectos que producía el virus, como la presencia de trombos o un tipo de insuficiencia respiratoria poco sintomática que no era habitual en otros. Eso sí ha sido complicado porque no es fácil enfrentarte con tratamientos que sirven para otra cosa y no había dado tiempo para conocer bien toda la fisiopatología o lo que implica este germen desde el punto de vista de la infección, para ponerlo un tratamiento efectivo. 

Nos ha sorprendido con el pie cambiado pero hemos ido aprendiendo y no tenemos tratamientos curativos pero sí para mejorar la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes.        

¿Quiere decir que han aprendido de la enfermedad y que están mejor preparados?

Sin duda, no sabemos si aún debemos tener más conocimiento, me parece que son necesarios más estudios del virus,  pero estamos en una mejor disposición que en marzo y los tratamientos que utilizamos se han demostrado efectivos en estudios aleatorizados [donde los pacientes para un ensayo son elegidos al azar], bien diseñados para conocer la efectivdad de los fármacos.  

¿Ha cambiado la edad de los pacientes, a qué se debe?

A que se hacen más estudios de contactos, también hay un distaciamiento claro entre generaciones,  antes se circulaba por las residencias sociosanitarias sin protección, ahora no, y hay una especial sensibilidad por la gente mayor, nos hemos mezclado mucho menos que en el mes de febrero. El ejemplo claro es que ha habido que hacer restricciones en las residencias para los familiares no tengan un contacto estrecho con las personas mayores, ha sido una medida que hace que bajen los casos en esos entornos.  También se hacen test a mucha gente joven y, por lo tanto, se detecta antes.

¿ Se ha conocido que más del 10% de las personas graves tiene anticuerpos que le impiden defenderse del virus, ¿quiere decir que afecta de forma diferente?, ¿las secuelas que deja también son distintas? 

Parece que estudios genéticos demuestran cierta suceptibilidad y que unas personas desarrollan un tipo de enfermedad y no otro, tenemos claramente comprobado que existe una alta amplia variabilidad de presentación, desde quien tiene un pequeño catarro a quien se le quita el olfato o el que produce una neumonía bilateral grave. 

Se están estudiando mediante pruebas genéticas qué alteraciones realmente pueden favorecer o no todo este tipo de infecciones producidas por coronavirus. Ya se tenía una idea cuando aparecieron otros coronavirus sobre qué predisposiciones puede haber, hay muchas teorías, como el grupo sanguíneo o lo que se llama interacciones cruzadas, parece que el que haya tenido algún tipo de infección por un virus se defiende de este o el que se haya vacunado... Todo este tipo de cosas ya eran conocidas en algunos coronavirus y probablemente también ocurra con éste, aunque está pendiente de confirmarse, se siguen haciendo muchos estudios de alteraciones genéticas que producen este tipo de infecciones.    

 ¿Cómo será el final de esta pandemia, y cuándo se prevé? 

Si tuviera la varita mágica... Las vacunas se están haciendo en tiempo récord, hay que ver la efectividad que tiene real, no en el laboratorio, en los análisis ni en los estudios preclínicos, sino en la vida real. Sabemos que cuando nos vacunamos de la gripe es eficaz,  pero no al cien por cien, se puede llegar a pasar [la enfermedad], hay mucha variabilidad de los virus a lo largo de la temporada. La eficacia de la vacuna nos dará la probabilidad que tengamos de estar más o menos defendidos del virus, lo que nos permitirá controlarlo mejor, aunque no sea curarlo. Parece que todo se va adelantando y es posible que, si no hay problemas o efectos adversos,  hablamos del año que viene, hacia abril o mayo.   

¿Habrían cambiado las cosas con menos recortes en la sanidad o potenciando más la investigación?

Prácticamente nadie dimensionó que esto podía llegar en un momento determinado, ni los chinos cuando lo tuvieron allí ni nosotros cuando lo teníamos muy cerca supimos darnos cuenta del problema que estábamos teniendo, quizá porque no conocíamos bien el virus, hasta que produjo el elevado número de casos en China. Es difícil haber predicho esto, Europa tuvo un tiempo de decalaje entre lo que ocurría en China y cuando empezó todo, a lo mejor podíamos haber estado más precavidos, aunque hubiese llegado sí o sí... 

No es fácil preverlo, ha venido a demostrar que el ser humano no es indestructible, al final somos frágiles, y nuestra manera de vida puede influir, a corto o medio plazo, en este tipo de pandemias, aunque no está claro cual es el reservorio del virus, sabemos que algo parecido ha ocurrido a lo largo de la historia y podemos entender que pueda volver a ocurrir en en plazo de otros veinte o treinta años o que se acorten los periodos por determinadas debido a las maneras de vivir de los seres humanos. Somos conscientes de que la globalización y la interacción con animales salvajes o silvestres puede llevar consecuencias de este tipo.  

Acaba de ser nombrado coordinador de Neumología del Grupo Covid de Castilla y León, ¿cual será su misión? 

La misión fundamental es la de servir de coordinador con otras especilidades para elaborar documentos técnicos de actuación de práctica clínica dentro del hospital en relación al tratamiento y manejo del coronavirus y, si hay que derivar pacientes, fijar los criterios.  Se basan en las recomendaciones científicas o en las mejores evidencias disponibles, lo que es muy importante para que haya homgeneidad en la Comunidad a la hora de tratar estos pacientes.  El nombramiento se debe a que soy el presidente de la Sociedad de Patología Respiratoria de Castilla y León y Cantabria, con el visto bueno de los jefes de servicio de todos los hospitales.