Los chamanes del rock

Maricruz Sánchez (SPC)
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El influjo de la religión es una constante en la historia de la música que ha convertido a iconos como los Beatles, Bob Dylan y Cat Stevens en verdaderos profetas sonoros

Los chamanes del rock

La música es, junto a la literatura y el arte, una de las más poderosas herramientas que siempre ha tenido la religión para trasladar su doctrina al pueblo; para calar con sus enseñanzas, a golpe de compás, en lo más profundo de los hombres. De hecho, las grandes religiones de la humanidad -cristianismo, judaísmo, islam, hinduismo y budismo- han sido una constante en la obra y en la vida de numerosos artistas a lo largo de la historia del rock. Y, tanto es así que, algunos de ellos, los más populares, han sido considerados, incluso, como sacerdotes, chamanes, profetas o místicos, y sus canciones han penetrado en el corazón de sus oyentes, cambiando profundamente sus vidas.

Bajo esta premisa, el historiador de la música rock y reconocido periodista del género Alberto Manzano presenta Aleluya. Mística y religiones en el rock (Libros Cúpula). Un análisis exhaustivo de figuras como George Harrison, Bob Dylan, Leonard Cohen, Cat Stevens, Suzanne Vega, Nick Cave, Sinéad O’Connor, Johnny Cash, Patti Smith o Van Morrison, para entender sus canciones según el propio prisma religioso de cada uno de ellos. 

Manzano, que ha traducido a los grandes poetas del rock en más de 100 libros publicados, aborda en esta obra la temática desde sus orígenes. Así, recuerda que aunque los primeros rastros de carácter religioso hallados dentro de la música en el siglo XX se perciben con absoluta claridad en los primigenios géneros dotados de raíces negras -gospel, blues, soul-, es a partir de los años 60, coincidiendo con el inicio de la revolución contracultural en Estados Unidos, cuando un contingente de cantantes y poetas -mayormente de la generación beat-, destacan en este campo.

A mediados de esa década, según los astrólogos, místicos, ocultistas y teósofos angloindios, se gesta la era Acuario, una corriente que iniciaría la creación de un eje de diferentes grupos revolucionarios cuyo objetivo se centra en transmitir la paz entre los seres humanos, el amor por el planeta y su naturaleza, a la vez que rescata sabidurías milenarias, doctrinas y disciplinas espirituales procedentes de Oriente, como el yoga y el reiki.

El movimiento hippy, que alcanzaría su cenit en el verano del amor (1967) y tocaría el cielo en los festivales de Monterey, Woodstock y Wight, impulsado por varios libros (Tao Te Ching, El libro tibetano de los muertos) y autores (Alan Watts, Timothy Leary, Carlos Castaneda y Krishnamurti), que confluyeron en la revolución psicodélica y contracultural, fueron los primeros exponentes de la impregnación de la era Acuario en la sociedad.

De Liverpool a la india

El primer detonante que produjo un cambio en la mentalidad y sensibilidad de las nuevas generaciones articuladas en torno al rock fue, sin embargo, el impulsado por los Beatles. Gracias al despertar devocional de George Harrison por el movimiento Hare Krishna, los de Liverpool difundieron a través de varios discos -Sgt. Peppers, Abbey Road y Let It Be- la religión hinduista por todo el mundo occidental.

Mientras, en EEUU, el cantante de origen judío Bob Dylan insufló de referencias bíblicas sus primeras composiciones -A Hard Rain’s A-Gonna Fall, Blowin’ In The Wind, When The Ship Comes In, Gates Of Eden-, para pasar, en los 70, a una etapa mística celebrada especialmente en su disco New Morning, con canciones como If Not For You, Three Angels, Father Of Night, If Dogs Run Free.

Ya en los años 80, tras su conversión al cristianismo evangélico como miembro de la Vineyard Christian Fellowship, el músico plasmó su fe en la trilogía religiosa formada por los álbumes Slow Train Coming, Saved y Shot Of Love. 

En el borde del nuevo milenio, Dylan dejó definitivamente atrás su sermón evangelista y, al mando de su particular Misterio de Asuntos Interiores, dio forma al vacío con los álbumes Time Out Of Mind y Modern Times.

En Inglaterra, también el cantautor de origen griego, Cat Stevens, a partir de un severo proceso tuberculoso que le despertaría un enorme interés por «conocer la verdad del más allá» mediante el estudio del budismo, inyectaría grandes dosis de espiritualidad en las canciones de sus primeros discos: Mona Bone Jakon, Tea For The Tillerman, Teaser And The Firecat y Catch Bull At Four. 

En 1977, tras convertirse al islam y adoptar el nombre musulmán de Yusuf Islam, sus creencias dieron un giro, como muestran sus álbumes An Other Cup y Roadsinger.