La cultura en tiempo de pandemia

A.M.
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La actriz y dramaturga María José Frías, el pintor Alberto Reguera y el escritor Ignacio Sanz, director del Festival de Narradores Orales, analizan la situación del sector y su futuro

María José Frías, actriz y dramaturga - Foto: Ical

Representantes segovianos del sector de la cultura están convencidos de que,  igual que fueron los primeros en parar en el inicio de la pandemia por la Covid-19 serán los últimos en arrancar, con incertidumbres a cómo será la forma.  

Supervivientes de la crisis, no han perdido la capacidad de creación en pleno confinamiento. Desde Turégano,  la actriz y dramaturga María José Frías, Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud en 2016, responsable de la compañía María Parrato, ejerce como madre y profesora improvisada de sus hijas, con quien ensaya también un posible montaje en base al cuento de Ignacio Sanz 'El bosque encantado',  jugando con las manos a hacer sombras, a crear el espacio arbóreo,  «una semillita que seguramente nos inicia en un viaje precioso», matiza. 

Sanz, polifacético, escritor, novelista, ceramista y director del Festival de Narradores Orales, a quien le sorprende el acercamiento de los pájaros en una ocupación de la ciuda, cantando con intensidad,  ha escrito un relato corto de ficción que tiene la pandemia como fondo y la situación de enfrentamiento entre dos o tres personajes agudizada por el encierro. 

El escritor Ignacio SanzEl escritor Ignacio Sanz - Foto: Rosa BlancoEn pleno centro de Madrid, donde tiene su estudio que comparte con el de París y constantes viajes a Asia, el pintor Alberto Reguera ha descubierto el olor de los árboles, que nunca había percibido, y fotografía nubes desde su ventana, en un viaje desde el paisaje interior al exterior.

En la reflexión que realizan estos segovianos hay puntos de coincidencia, navegando entre el pesimismo y la esperanza. Viniendo de un sector donde quienes se dedican a la escena son supervivientes,  conscientes de que tienen que estar con el músculo preparado porque su profesión sufre contínuos bajones,  María Frías asegura que se encuentran «suspendidos en el aire en esta espera que nos tiene expectantes, a ver qué va a pasar, con una sensación de fragilidad grandísima y de dependencia total».  

La actriz sostiene que «ya nos pueden apoyar en la vuelta,  no me imagino que las familias quieran meterse en un sitio cerrado para juntarse con otra gente, el público infantil no está acostumbrado a pagar entradas, sino a entrar gratis en los teatros, si no hay apoyo público para todo esto no va a ser posible seguir desarrollando mi profesión».

Alberto Reguera, pintorAlberto Reguera, pintor - Foto: IcalPocos días antes de la declaración del estado de alarma María Frías acababa de estrenar su espectáculo ‘Alas’, después formaba parte de la programación de ‘Titirimundi’, iba a participar en una campaña escolar... «No creo que en septiembre esto se pueda haber solucionado, está todo en el aire», lamenta la actriz.     

No obstante, se quiere ilusionar con las posibilidades que ofrecen las herramientas técnicas, pero insiste en que su trabajo «se basa mucho en compartir la sensibilidad del momento, de la cercanía con los espectadores, renunciar a eso es para mi dolorosísimo, estos momentos también están revalorizando todo eso que antes la gente no apreciaba tanto, nosotros sí porque nos dedicamos a ello, yo lo voy a intentar defender siempre».

En contacto con el público es básico en las manifestaciones artísticas. Ignacio Sanz es de la opinión que la narración oral necesita contar algo desde la proximidad, aunque sus compañeros, los más jóvenes, que tienen más destreza en el manejo de la tecnologíadigital, cuelgan vídeos, incluso les contratan en algunas bibliotecas que, a la vez, luego los emiten para los usuarios que están confinados en casa.  

A él esto le sobrepasa, reconoce: «Es más, uno puede estar viendo un vídeo de un narrador oral, pero no es lo mismo, la calidad de la presencia humana no tiene nada que ver con lo virtual; es tal la invasión de vídeos que uno recibe cada día que todo eso llega a estragar los gustos y a confundir, una  avalancha que acaba trivializando la comunicación, por eso espero que todo esto pase y que podamos llegar a la presencia, aquello que decía san Juan de la Cruz, que es tan importante: 'El mal de amores que no se cura sino con la presencia y la figura', ojalá que podamos recuperar, en la medida de lo posible, la calidez que hay detrás de la presencia humana»  

Además,  quienes trabajan en el sector cultural vienen siendo denostados desde algunos ámbitos políticos. Ignacio Sanz  piensa que «esa gente carece de espíritu, a veces se le llena la boca de España, pero es una España vacía, no en el sentido del término, sino huera»,  

Se pregunta ¿quién es España?, para añadir que «si tomamos como referencia toda una serie de hitos fundamentales de nuestra historia no sabríamos quienes son los reyes del siglo XIV o XVII, tendríamos muchas dudas, pero si nos hablan de Cervantes, Lope de Vega,  Federico García Lorca, Antonio Machado, Velázquez o Picasso, ahí es donde vemos España».

Este escritor añade que España, en buena medida es lo que sus artistas han sido capaces de trasladarnos en sus obras y de emocionarnos, como en ‘Luces de bohemia’, de Valle Inclán, por hablar de un autor teatral, o de Federico García Lorca,  en esos contrastes y en ese conflictos que reflejan está lo esencia, asegura. También en el cine, ¿cómo vamos a hablar de España sin Víctor Erice o sin Buñuel?, se pregunta Sanz para responder que, «de alguna manera en esas películas nos vemos también reflejados, esos comentarios despreciativos hacia este sector en el amplio sentido de la palabra son de gente que está muy imbuida exclusivamente por el espíritu materialista, detrás del dinero quizá puedas vivir en un palacio de oro,  pero si no hay una música, no hay vibración, creo que eso es lo que aportamos nosotros, en general».

METÁFORA. Alberto Reguera escribe un texto en su confinamiento, en tono metafórico, le da la impresión de que lo que se vive en la actualidad es como un meteorito que ha surgido desde dentro de la tierra, «somos más frágiles ahora, cuando salimos tenemos que cubrirnos casi como astronautas, es otro planeta, hay que asumirlo; es impresionante que algo microscópico haya cambiado el mundo, no somos nada», argumenta este pintor vinculado al paisaje abstracto. 

Convencido de que los oficios creativos son los que van a pervivir, Reguera –que ya vivió en China el inicio de la pandemia cuando acudió como invitado a la Bienal de Pekín– asegura que «el arte había llegado a un punto de frivolidad y a un absurdo, pesaba más el dinero que la obra, esto es muy dramático pero va poner las cosas en su sitio, sobre todo ver que no somos nada». 

Aún creyendo que la vuelta es una incógnita, este artista que investiga la relación entre el espacio, la materia pictórica y la profundidad visual que trasmite al espectador mantiene que «se puede revalorizar el ejercicio de la contemplación, igual nos fijamos en cosas que antes no valorábamos y que son importantísimas, el hecho de poder contemplar un cuadro, no acelerarse, estar más tranquilos, un cuadro puede ser un efecto balsámico para el espectador».

Reguera es de la idea de que el arte en general ya estaba en mutación,  en este paréntesis y reseteo de todo,  el espectador se mete en las web de los museos, en las acciones de los teatros, lo que va a generar un interés y más ganas de verlo de manera presencial, va a haber más interacción por parte del espectador, incluso podrá llegar a modificar obras de arte de manera virtual. «Será una puesta de valores más hacia lo espiritual, hacia la contemplación, a lo esencial, en este momento la cultura ha tomado un protagonismo obligado en este confinamiento, el público va a responder muy bien cuando sea el momento, pero, «evidentemente, necesitamos apoyo», remarca Reguera.  

Para este pintor, mientras haya creadores como María Frías o Ignacio Sanz «que nos describe magistralmente el personaje del tío Fonso y esa España del paisaje de la memoria, habrá mucha más expansión de la difusión de la Cultura». Con una palabra o un pincel llegan al mundo de las emociones, sin ellas la vida vale muy poco. 

Sanz destaca el mundo de Reguera «con su pintura y su refinamiento en la mirada, en esos cuadros maravillosos que pinta, que son extraordinarios», y lo que hace María Frías: «Me quedé maravillado de una obra que fue lo último que vi suyo, que se llama 'Palabras de caramelo', basada en el libro del escritor de literatura infantil Gonzalo Moure,  que está llena de guiños al espectador, se desarrolla en el desierto y uno se pregunta cómo es posible emocionarte con elementos minúsculos, una sábana o una lata vieja,  eso es lo que hacemos los de estos sector, con una palabra o un pincel llegar al mundo de las emociones, sin ellas la vida vale muy poco».