Las obras del Alcázar apuntan hacia el canal del Acueducto

D. A.
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Una prospección por georradar ya permitió acercarse a su trazado y este verano, según avance la reforma, se prevé confirmar y señalizar. El hallazgo de un posible aljibe generó rumores de paralización en las últimas semanas, pero las obras continúan

Dibujo incluido en la documentación del proyecto de reforma de la plaza de la Reina Victoria Eugenia. Recrea el aspecto que presentaba este espacio a principios del siglo XVI, con la catedral vieja y otras construcciones.

La localización de la canalización del Acueducto que atravesaría la plaza de la Reina Victoria Eugenia hasta llegar al Alcázar se perfila como el hito arqueológico más importante que cabe esperar de la mayor reforma que se acomete en este emblemático espacio en más de un siglo. «La canal», que dicen los expertos, respetando el español antiguo; o el canal, que apunta en estos tiempos la Real Academia. Historia de la ciudad, en cualquier caso, aunque no sería una construcción romana, sino del siglo XV o XVI. 

Una prospección con georradar permitió vislumbrar el trazado del canal con cierta aproximación en 2015, y ahora se confía en que sea en la segunda fase de las obras, una vez se levante la parte de la plaza que mira al valle del Eresma, cuando pueda realizarse otra prospección en esta zona que confirme por dónde discurría para señalizarlo. 

Nada impresiona más que el tramo elevado del Acueducto, obviamente, pero todo suma para la investigación y preservación del legado de Segovia y el mayor de sus iconos, igual que también lo hizo años atrás el marcado del callejeo oculto del Acueducto por el casco histórico, distinguido con las ya clásicas placas de bronce insertadas en el pavimento. Y el arquitecto conservador del Alcázar, José Miguel Merino de Cáceres, cree que este puede ser el hallazgo de mayor relevancia que puedan dejar estas obras. No más, y tampoco menos.

Las obras se centran actualmente en el lado de la plaza más próximo a la Casa de la Química.Las obras se centran actualmente en el lado de la plaza más próximo a la Casa de la Química. - Foto: Rosa BlancoEl Plan Especial de Áreas Históricas (Peahis), por otro lado, recoge entre su amplia documentación una descripción de la plazuela donde se valora especialmente: «Este espacio situado junto al Alcázar acumula una importante secuencia arqueológica que abarca un amplio arco temporal: Protohistoria (Edad del Hierro I y II),Edad Antigua (Roma),Edad Media (antigua Catedral y Palacio Episcopal) y Edad Moderna». En ese mismo documento se añade además que «el estado de conservación de este espacio es a priori muy bueno, ya que no hay construcciones contemporáneas que pudieran haber alterado el depósito arqueológico existente».Merino de Cáceres, sin embargo, contiene las expectativas arqueológicas que se han podido generar por las obras en curso: «Esperamos encontrar posiblemente la canal del Acueducto, pero no sé, la gente tiene muchas esperanzas de que vaya a aparecer aquí algo más y yo no lo creo porque todo está muy removido».

El mismo proyecto de ejecución de la obra actual, redactado precisamente por Merino de Cáceres, recoge una reseña histórica que va en esa línea. Se refiere a la plazuela como «una de las áreas urbanas que más transformaciones ha sufrido a lo largo de la historia de la ciudad de Segovia», de tal modo que su configuración actual no tiene «nada que ver» con la que presentó hasta la Guerra de las Comunidades (1520-1522), justo el periodo en el que se destruyó la antigua catedral de Santa María. 

Las primeras noticias documentales de esta zona datan de 1120 y en ellas se cita la antigua catedral, que por entonces estaba en construcción, así como el antiguo palacio episcopal y un hospital. El palacio se construyó junto a la cabecera del templo y apoyado en la Muralla, y en las obras de rehabilitación de esa parte de la Muralla que se llevaron a cabo en 2016 apareció una ventana de finales del siglo XIII o principios del XIV. Asimismo, al año siguiente, siguiendo con los trabajos de restauración en la zona, aparecieron diversas estructuras que apuntaban a ser del palacio y, sobre todo, la que se ha venido a denominar ‘la puerta del Obispo’. 

Planta hipotética del Alcázar y de la catedral vieja, románica, a finales del siglo XV. Imagen incluida en la documentación del proyecto de reforma de la plaza de la Reina Victoria Eugenia.Planta hipotética del Alcázar y de la catedral vieja, románica, a finales del siglo XV. Imagen incluida en la documentación del proyecto de reforma de la plaza de la Reina Victoria Eugenia.Nuevos hallazgos. Catedral, palacio, casas de canónigos, construcciones que en siglos posteriores terminaron de copar este espacio... El dibujo que ilustra la segunda página de este artículo, extraído de la documentación gráfica del proyecto en curso, da algo más que una idea del aspecto de la plaza de la Reina Doña Juana a principios del siglo XVI. El palacio episcopal que se recrea sería el segundo que se construyó allí, en la época del obispo Arias Dávila (1436-1497), del cual se han hallado nuevos restos ahora, según el arquitecto responsable del plan arqueológico, RicardoCáceres, que el pasado jueves dio una conferencia en el Museo de Segovia. Durante las obras en curso se han hecho labores de canalización de drenaje y evacuación de aguas, «y en una de esas zanjas aparecieron restos de ese palacio». Ricardo Cáceres recuerda que «allí hubo dos palacios: el viejo, que se derribó, y el ‘nuevo’, del siglo XV». Los restos de ahora estaría relacionados con la ‘puerta del Obispo’ hallada en 2016. 

Por otra parte, en la memoria del proyecto de reforma actual se apunta que «las zonas más ricas en restos arqueológicos» serían las periféricas, «toda vez que el espinazo central de la roca de asiento de las construcciones medievales, principalmente de la antigua catedral, fue desbastado». Una circunstancia que se debería al hecho de que en 1570, para facilitar el acceso de la comitiva para las bodas reales del rey Felipe II con su sobrina Ana de Austria, se demolieron los últimos restos de la vieja catedral para allanar el terreno. Obras que tuvieron su dificultad ante la aparición de roca viva bajo la Iglesia, y «ello nos hace suponer la desaparición de la huella de fábrica», añade Merino de Cáceres en el proyecto. «Sin embargo, el recrecido que se realizó de los muros perimetrales de la plaza propició la creación de sendas escombreras, a norte y a sur, que vinieron a servir de acogida para buena parte de los restos del derribo.No serían estos de máximo interés, según añade, porque la sillería y piedra labrada «fue reutilizada en la construcción de la iglesia nueva», pero esta circunstancia nos «obliga a actuar con el máximo cuidado», matiza en cualquier caso, para no lesionar los posibles restos de interés histórico y arqueológico que pudieran existir en el subsuelo y que, en caso de que fueran localizados, deberían ser protegidos.En la memoria del proyecto también señala que deberá recibir «especial cuidado» el canal del Acueducto «que discurre por el subsuelo de la plazuela», cuyo trazado recuerda que «es en buena parte conocido» por la prospección con georradar de 2015. 

 

Rumor desmentido. El proyecto de reforma de la plaza de la Reina Victoria Eugenia, adjudicado a la empresa Tapias Rueda, se inició en los días posteriores a la Cabalgata de Reyes con un plazo de ejecución de once meses y un presupuesto de 1,6 millones, de los cuales alrededor de 100.000 euros corresponden a la partida destinada a los trabajos arqueológicos ligados a la obra. Y en estos primeros cuatro meses y medio, la cosecha arqueológica habría sido básicamente esa, la de restos del palacio episcopal del siglo XV. Sin embargo, en las últimas semanas se había disparado la rumorología en torno a un hallazgo que habría obligado a parar las obras, extremo que no ha llegado a producirse.

El proyecto de reforma de la plaza incluye la restauración de tres fachadas de la Casa de la Química, las laterales y la posterior.El proyecto de reforma de la plaza incluye la restauración de tres fachadas de la Casa de la Química, las laterales y la posterior. - Foto: Rosa BlancoLa hipersensibilidad que despierta entre los segovianos cualquier intervención en un entorno emblemático de la ciudad habría vivido así un nuevo episodio. Merino de Cáceres cree que el origen del rumor ha podido estar en una excavación que se realizó a principios de mes en una superficie de unos 30 metros cuadrados acotada por vallas de obra y pegada a la verja de entrada a la plaza, pero por fuera, y que además recibió la visita de personal del Servicio Territorial de Patrimonio. «Tuvimos un problema porque debemos renovar toda la red de aguas del Alcázar, que es complicadísima. No teníamos planos y primero había que buscarla para conectarla con la red del Ayuntamiento. Hubo que hacer una excavación importante y eso llama la atención», relata. En esa búsqueda los obreros se toparon con «trozos de unas antiguas tuberías» y elementos de «un posible aljibe», y Merino de Cáceres señala que no se consideró un hallazgo de suficiente relevancia como para detener la obra: «Debió de estar parada como media hora o una hora, no más. Sólo el tiempo que se esperó a que llegara el arqueólogo de la Junta para que viera que no había ningún elemento que preservar», añade, si bien la nueva conexión de agua debía respetar el posible aljibe alterando el recorrido inicial previsto. Hoy esa «llamativa» excavación ya no existe, está tapada, y los obreros siguen avanzando en el proyecto, aunque no sin ciertas dificultades.

 

Las obras. En total son una quincena de obreros los que trabajan actualmente sobre el terreno para la ejecución de un proyecto que ya acumula cierto retraso en esta primera fase. «Es muy difícil que una obra tan complicada vaya en plazo», argumenta el arquitecto conservador. «Hay que tener en cuenta que este proyecto incluye la renovación de todas las redes y estamos hablando de electricidad, teléfono, datos, megafonía, fibra óptica...Faltaba la conexión de agua y todo eso nos ha retrasado, pero ya está terminado». También se han ejecutado dos canalizaciones independientes de agua, la húmeda y una seca para la recogida y evacuación, y ahora los obreros abordan un trabajo mucho más vistoso y agradecido, el de la colocación del nuevo suelo que lucirá la plaza y que ya se puede ver en la zona de la Casa de la Química. 

El proyecto de la plazuela incluye otros capítulos importantes en los que también se está avanzando ya, caso de las tres fachadas de la Casa de la Química que estaban pendientes de restauración, la trasera y las laterales. Pero el lamentable estado del suelo de la plaza, plagado de baches y parches, hace que las expectativas de cambio por la repavimentación sean altas, y más teniendo en cuenta que sólo esa partida para poner nuevo suelo ronda los 600.000 euros, más de un tercio del presupuesto global de la obra. Desaparece así el asfalto en favor de los enlosados de granito en gris y en rosa con basalto. Entre la fachada de la Casa de la Química y el nuevo trazado de los jardines se ha puesto además una nueva lonja de piedra que dignifica su acceso, ya que era de tierra.

Un obrero abre el vallado de la parte donde se trabaja actualmente, donde se cuenta con poner el nuevo pavimento en breve.
Un obrero abre el vallado de la parte donde se trabaja actualmente, donde se cuenta con poner el nuevo pavimento en breve.
La segunda y última fase abarca más superficie de plaza que la primera y se esperaba abordar durante algo más de cinco meses a partir de julio, aunque ahora ya se piensa que podría iniciarse más tarde. Y si el plazo de ejecución total era de once meses, con final de obra a mediados de diciembre, ahora ya no se descartan los primeros meses de 2020. Aunque la prioridad, por encima de los plazos, es que la plazuela luzca con dignidad su mayor remodelación en más de un siglo; y ya de paso, en el ámbito arqueológico, que la canalización del Acueducto pueda darse por definitivamente localizada y señalizada.