Un viaje profundo por el Cega

Cristina Sancho
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El investigador y documentalista Fermín de los Reyes y el guarda forestal Javier Pascual editan un libro sobre la historia de este cauce, su patrimonio y su riqueza natural.

El investigador y documentalista Fermín de los Reyes y el guarda forestal Javier Pascual editan un libro sobre la historia de este cauce, su patrimonio y su riqueza natural. - Foto: DS

El afán de poder opinar desde el conocimiento y de comprobar si lo argumentado se ajustaba a la realidad hanllevado a Fermín de los Reyes y Javier Pascual a investigar y estudiar el río Cega en todas sus vertientes. Así nace, después de casi dos años de trabajo, el libro ‘El río Cega: patrimonio natural e histórico’. La curiosidad nace de un juicio de valor como vecinos de Aguilafuente que son ambos sobre la necesidad o no que se plantea desde hace años de construir un embalse en torno a este río. Pascual es guarda forestal retirado y miembro de la plataforma ‘Sí a las fuentes’, que defiende este caudal, mientras que  Fermín es investigador ligado a la documentación y la historia del libro y la imprenta. Pero en esta aventura a ambos les ha unido su pasión por el entorno natural más cercano. 

Ya en la caratula del libro reconocen que el Cega es mucho más que un cauce, pero a lo largo de los 150 kilómetros de longitud la naturaleza llega a hablar metafóricamente, y las piedras de los molinos a contar el rico pasado que tuvieron y que ahora llena el silencio. En más de 250 páginas hablan de la flora, la fauna, la historia y el patrimonio de este afluente del Duero con explicaciones sencillas. Buscan trasmitir lo que a lo largo de los años ha significado el río para la gente que se asentaba en su entorno y se han asomado a su historia documentando molinos que ya no existen o puentes que ahora dejan fotografías de postal. Además han recorrido más de una decena de archivos, como el Histórico Nacional y los provinciales de Segovia y Valladolid, los municipales de Cuéllar, Lastras y Aguilafuente, el archivo de la Casa Ducal de Alburquerque, el Diocesano de Segovia, el de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, el de la Real Chancillería de Valladolid y el de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). 

Las Fuentes de Aguilafuente.Las Fuentes de Aguilafuente. - Foto: Fermín de los Reyes

El libro se divide en seis capítulos. En el primero recogen la historia y el patrimonio, en el segundo la flora y la fauna, después los siete tramos en que han dividido el cauce completo, y la bibliografía, índice analítico y mapas completan un trabajo que no es un libro de rutas por la naturaleza. El Cega tiene una gran riqueza de flora y fauna variable en cada uno de los tramos. Javier Pascual, que se ha encargado más de realizar esta parte de libro, destaca por ejemplo tres tipos de pino (piñonero, resinero y de Valsaín),chopos, sauces, robles e infinidad de arbustos. En cuanto a los animales que más han llamado su atención se encuentran la cabra montés, el jabalí, el gato montés, la jineta, la cigüeña negra, el águila imperial o la garza, pero dentro del agua se encuentran especies como la trucha común, el barbo, el cangrejo o la nutria, además de reptiles, culebras, anfibios…

Por su parte Fermín se impuso el reto de conocer el río desde dentro y no dudó en recorrerlo entero, desde su nacimiento hasta su desembocadura. Para ello lo dividió en unas 30 rutas, algunas de las cuales realizó en varias ocasiones. Ello le lleva a afirmar que «el Cega es un río recio y complicado». «El nacimiento es complejo. Desde Navafría a La Velilla está lleno de parcelas con ganadería a las que no es fácil acceder», añade. Pero si tiene que quedarse con un tramo, además del nacimiento y la zona de las Fuentes de Aguilafuente al igual que Javier, destaca la desembocadura. Llegar a ese punto fue uno de los momentos más entrañables de los 150 kilómetros recorridos, así como el hecho de poder atravesarla.

La extensión del río en el libro se divide en siete tramos que engloban el nacimiento de los arroyos en el Pico del Nevero, los tramos de Navafría a Pajares de Pedraza, para continuar hasta el Puente Mesa, las Fuentes de Aguilafuente, el Puente Segoviano, la desembocadura del Pirón y la desembocadura en el Duero. Para hacer estos tramos se han basado en el cauce natural alto, medio y bajo y han tenido en cuenta puntos fundamentales como el nacimiento o Las Fuentes. 

Puente de Barrancales, en Cuéllar.Puente de Barrancales, en Cuéllar. - Foto: Fermín de los Reyes

Con la investigación realizada en archivos también han podido constatar cómo ha cambiado el río. «A principios del  siglo XX o finales del XIX estaba lleno de gente, de molinos, de puentes, de ventas… Era un foco de ir y venir, con mucha actividad de la que ahora ya no queda casi nada», recuerda De los Reyes. Ahora apenas quedan molinos vacíos y en ruinas y en algunos casos se han aprovechado como centrales hidroeléctricas, como en el caso de Fuentepelayo. Estos elementos patrimoniales también se ubican en unos mapas e incluso molinos que ya no existen pero de los que gracias a la documentación histórica y a los planos de la CHD se pueden ubicar, al igual que las presas. 

Tras este trabajo de investigación ambos autores tienen argumentos aún de mayor peso para afirmar que no quieren la construcción de una presa. «Del río se puede beneficiar todo el mundo, pero hacer un gran embalse sería modificar su naturaleza, destruir 700 hectáreas de montes que sirven de trabajo a resineros o la producción de madera… Hay que defender y proteger el río para que siga igual de natural que hasta ahora», afirma Pascual, que ha pasado gran parte de su vida como guarda vigilando los montes y el entorno del cauce en la zona de Aguilafuente. Si cabe, tienen más claro que hay que conservar su patrimonio histórico y natural y cuidarlo para disfrute de todos. El libro, editado con la colaboración de la Diputación Provincial de Segovia ya se encuentra en las librerías y próximamente lo presentarán en diferentes localidades como Cuéllar.