"Ojalá en un futuro cercano hablemos de virus estacional"

D.S.
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El director del Centro Nacional de la Gripe, Eiros Bouza, abrió el curso sobre covid-19 del Colegio de Médicos de Segovia

Eiros Bouza, a la derecha, con el presidente del Colegio, Enrique Guilabert, en el centro - Foto: D.S.

La gran satisfacción por poder poner en marcha un curso de enorme calidad y de disfrutar de unas instalaciones como las del flamante salón de actos del Colegio Oficial de Médicos compensó con holgura la decepción de tener que realizarlo con las limitaciones presenciales que obliga un episodio pandémico como el actual. La formación para los profesionales sanitarios volvía de la mano de la Fundación Científica y lo  hacía con un invitado de primer nivel nacional. El microbiólogo José María Eiros Bouza es director del Centro Nacional de la Gripe, jefe de Microbiología del Hospital Río Ortega y miembro del grupo de expertos para el coronavirus en Castilla y León. En su conferencia inaugural del ciclo dedicado a la covid-19 abordó el origen y las opciones de diagnóstico del SARS CoV-2, en una jornada seguida por profesionales sanitarios tanto presencialmente como de forma on line.

P: Con la covid-19 cuando hablamos de diagnóstico, a todos nos viene a la mente los PCR…

R: Sí, es una de las partes importantes, pero hay más. Cuando abordamos el diagnóstico en enfermedades infecciosas lo hacemos desde dos estrategias. Por una parte, monitorizando la respuesta del ser humano infectado frente al agente infeccioso (en este caso el SARS CoV-2) y que radica en ver una doble modalidad: La respuesta inmunitaria de base humoral y la de base celular. La respuesta humoral tiene su fundamento en unas proteínas llamadas inmunoglobulinas o anticuerpos. La producción de anticuerpos, por tanto, es una primera forma importante de medir la respuesta inmunitaria de la persona. Por otro lado, está la llamada respuesta de base celular, que es una respuesta adaptativa, basada en la señalización entre células, y que se hace en otras enfermedades infecciosas, por ejemplo en el VIH. Pero eso no lo hacemos, ahora mismo en el SARS CoV-2, la respuesta inmunitaria del diagnóstico indirecto consiste en detectar anticuerpos. Luego está otra gran modalidad de diagnóstico directo, que consiste en tres estrategias: Visualizar el microorganismo, por los métodos habituales, algo que ahora obviamos por las características de este virus; aislamiento mediante cultivos, que tampoco lo hacemos porque exigen laboratorios de alta bioseguridad y por último, está la posibilidad de documentar un componente estructural del virus, que puede ser documentando un antígeno o un genoma, y al que se llega por varias modalidades técnicas, la más famosa es la que documenta un segmento genético al que amplificamos, por una polimerasa, lo que llamamos un PCR, pero hay más técnicas. Resumiendo, hay dos fórmulas para el diagnóstico, detectar antígeno o genoma o valorar la respuesta de anticuerpos.

P: A comienzos del año se hablaba de unos síntomas de la covid-19 similares a la gripe, ¿ha cambiado mucho el conocimiento de sus efectos tras ver y evaluar estos últimos meses?

R: Claro, son dos virus distintos, comparten que en su genoma comparten ácido ribonucleico, pero a partir de ahí son diferentes. Los virus de la gripe son de cuatro tipos, pero sobre todo se dan los de tipo A y B. Éstos tienen ocho segmentos genéticos con su mecanismo de replicación, que pueden intercambiarse entre especies y eso lo que da lugar a la aparición de una pandemia por gripe. En el coronavirus no ocurre eso. El genoma  es muy estable, es muy grande (con más de 29.000 aminoácidos), como un trasatlántico que viaja a velocidad de crucero y está muy adaptado a la especie humana. Por lo estudiado en los Centro de Gripe -que aprovechamos para investigar los coronavirus- de unos 100.000 genomas secuenciados de coronavirus, sabemos que la variabilidad es muy pequeña. Donde sí hay también muchas diferencias es en la clínica, ya que hemos aprendido que desde el punto de vista de la transmisión este SARS CoV-2 hay un porcentaje de hasta el 80% de personas que son asintomáticas, pero pueden transmitir la enfermedad. Eso en gripe no pasa, donde además, aunque presente síntomas de malestar, cansancio, fiebre y cuadro respiratorio importante, no suele tener complicaciones en sus secuelas a otros órganos. Eso también es diferente, pues en la covid sí ocurre, ya que puede generar alteraciones de la coagulación, en el riñón, etc.

P: Entre los pacientes, sorprende aspectos como los asintomáticos, el padecer la enfermedad y no haber desarrollado apenas anticuerpos, el nivel de contagio… ¿a ustedes les sorprenden esos cuestiones?

R: Los ciudadanos tienen que entender que la experiencia y el conocimiento específico de esta enfermedad se circunscribe a nueve meses. Algunos pueden afirmar que la ciencia no es rápida dando respuestas, pero todos los procesos de este tipo requieren tiempo para estudiar y reflexionar y para ponderar algo que es fundamental en medicina, como es el seguimiento de cohortes de enfermos. Sería muy importante contar con tiempo, infraestructuras y capacidad para ver la evolución de los pacientes, por ejemplo, en los niños que enferman y no muestran síntomas.

P: ¿Los reinfectados suponen un problema importante?

R: Parece que hay pocos casos documentados, pero no lo sabemos en realidad. Sabemos por experiencia que los virus respiratorios estacionales tienden a reinfectar. Cualquiera que nos escuche puede entender que un ciudadano puede sufrir varios episodios de catarro en un mismo año. Y esto que es frecuente con otros virus respiratorios, puede llegar a ser un hecho no infrecuente en cualquier otro coronavirus que se estacionaliza. Esto quiere decir que el aprender en las enfermedades víricas exige tiempo, dedicación, estudio y reflexión sobre lo que asistimos. Nuestra fuente de conocimiento es la clínica; lo que el seamos capaces de inferir de esos cuadros es fundamental. Estoy esperanzado porque a medida que pasa el tiempo eso supone más conocimiento y experiencia, así como capacidad de resolución.

P: ¿Qué valoración le merecen los estudios para el desarrollo de la vacuna?

R: Soy optimista, pero una vacuna es un tema muy serio y los mecanismos para regularlo son sólidos y rigurosos. En la última pandemia de gripe en 2019 el mundo se dotó de vacunas monovalentes de gripe en apenas seis meses, pero porque había un montón de conocimiento acumulado que se orientó a este desarrollo concreto con terreno ganado. La vacuna llegará cuando tenga que llegar. Hay muchos prototipos y estrategias para conseguirla, los plazos se van abreviando, pero exige importantes infraestructuras logísticas, de distribución, de acceso real, de compra, de suministro… en fin no es un tema sencillo ni rápido.

P: Algunos expertos hablan de que hay que aprender a convivir con este coronavirus porque seguirá entre nosotros, ¿comparte esa opinión?

-R: Que nosotros sepamos sólo se ha erradicado una enfermedad contagiosa de la tierra, la viruela. El último caso fue en Somalia en 1979 y su final llegó gracias a campañas de vacunación masiva. Casos como el virus de la Polio es significativo. Su erradicación en nuestro país ha sido un éxito gracias a las campañas de vacunación muy bien llevadas. Pero la polio, lejos de desaparecer del todo, es endémica en ciertos países, algunos con 180 millones de habitantes y requieren grandes campañas de vacunación con amplias coberturas que a veces no se consiguen. Lo mismo ocurre con el sarampión. Se contaba con minimizar su efecto a principios de esta década en Europa pero las prácticas vacunales fueron cuestionadas por grupos anti-vacuna que tienen mucho poder mediático, a veces superior al de los pro-vacuna y el sarampión ha causado estragos en Europa. Pero al hilo de tu pregunta, el coronavirus es muy estable, si se estacionaliza (porque no parece que sea una extinción biológica) y se queda entre nosotros, tendrá que hacer un recorrido pandémico y cuando el nivel de inmunidad de grupo sea elevado, la cadena de transmisión será pequeña y puede ser un virus estacional de poca entidad, ojalá sea así.

P: ¿Cómo logramos el equilibrio entre el cierre y las restricciones sociales y la necesidad de continuar con nuestra vida y no colapsar la economía?

R: Ciertamente, es muy complicado. Es un tema que trasciende lo sanitario, siendo esto muy importante, esencial. Creo que deberíamos hacer un ejercicio honesto y prudente de cómo la ralentización de la economía y frenar el crecimiento de un país nos puede abocar a necesidades mayores y cómo el ejercicio de la Gobernanza de un país se debe hacer desde la sensatez. De nada sirve mejorar las infraestructuras sanitarias si paramos la producción y se frena la cadena de distribución alimentaria. Es una cadena en la que lograr el equilibrio es fundamental.

 

Próximos actos

Las siguientes paradas del curso tendrán varias propuestas. El miércoles 7, a las 17:30 horas, cita online sobre epidemiología, medidas preventivas y vacunas, que impartirá la doctora Ana María Haro, responsable del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Complejo Asistencial de Salamanca. Posteriormente, (miércoles 14 y 21 de octubre) el curso presentará a expertos que charlarán en formato de mesa redonda, con testimonios más próximos a Segovia. A la primera de las mesas pondrán voz los doctores Benito de la Hoz (Atención Primaria), Leandro Maroto (Cuidados Paliativos), Luis Gómez de Montes (Urgencias Hospitalarias) y Francisco Javier Rodríguez (Radiología) que disertarán sobre su experiencia vivida como profesionales en primera línea de la enfermedad, así como ofreciendo sus aportaciones para lograr soluciones en un futuro a corto y medio plazo. Para el 21, el tema será los ‘Aspectos clínicos y terapéuticos de la Covid-19’, contando con las reflexiones de los doctores especialistas Pablo Bachiller (Medicina Interna), Graciliano Estrada (Neumología), Rafael Pajares (UCI), José Antonio Queizán (Hematología) y Diana García (Radiología), en un foro moderado por la doctora Eva Ferreira.