La OMC cumple 25 años con serias dudas sobre su futuro

SPC
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La Organización Mundial del Comercio celebra su aniversario en medio de una profunda crisis interna marcada por el proteccionismo y la amenaza de EEUU de abandonar el organismo

La OMC cumple 25 años con serias dudas sobre su futuro

La Organización Mundial del Comercio (OMC) llega hoy a su 25 aniversario con un horizonte marcado por una profunda crisis interna debido al auge del proteccionismo y el fracaso de la ronda de Doha, a lo que también se suma el escaso interés de Estados Unidos por mantener sus competencias.

En 1994 se firmó el Acuerdo de Marrakech, que culminaba ocho años de negociaciones y transformaba el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en la OMC. Sin embargo, la organización echó a andar el 1 de enero de 1995, un hecho que para muchos marcó el auténtico inicio de la globalización, y 25 años después sigue ejerciendo como tribunal de disputas comerciales y gran foro de negociaciones, a pesar de que EEUU, uno de sus grandes impulsores, es ahora una de sus amenazas. «Estados Unidos está matando la OMC desde dentro», decía ya en 2017 la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, y dos años después la situación aún es más complicada, ya que amenaza con llegar a su punto más crítico el próximo diciembre

La crisis gira en torno a uno de los principales organismos de la OMC, el Órgano de Apelación, última instancia en las disputas comerciales entre miembros de la organización y cuyas decisiones tienen poder vinculante.

Este órgano está formado habitualmente por siete jueces, pero la delegación estadounidense veta desde 2017 el nombramiento de nuevos miembros, por lo que actualmente se reduce a tres, el mínimo exigido para que funcione. El 10 de diciembre termina el mandato de ocho años para dos de los jueces, por lo que sus competencias quedarían paralizadas.

Las causas de la parálisis son claras: el presidente estadounidense, Donald Trump, desdeña las instituciones internacionales, y más una como la OMC, que es la única en la que EEUU admitía cierta cesión de soberanía, precisamente las tomadas por el Órgano de Apelación.