¿Hay una crisis de talentos en 'La Catedral del fútbol sala?

Nacho Sáez
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Cinco de los 17 equipos de la División de Honor juvenil son segovianos, pero este dominio de la cantera no se refleja en la élite. Edu -además de Estela y Elena González en chicas- ha sido el último jugador nacido en Segovia en asentarse en Primera.

El partido del pasado domingo entre el Jimbee Cartagena y el Naturpellet Segovia Futsal no pasará a la historia a pesar de que el equipo segoviano encajó dos goles en el primer minuto del choque, pero sí será recordado para siempre por Julio Miguel Delgado. Este ala segoviano, ofensivo y diestro, jugó sus primeros minutos en la máxima categoría del fútbol sala español tras recibir la alternativa de su entrenador, Diego Gacimartín, que ya le hizo debutar en Segunda. Su irrupción devuelve el foco a la cantera, que apenas ha tenido protagonismo en el proyecto del Segovia Futsal.

De la plantilla de su primer equipo, sólo Mordi y Edu son segovianos pese a que el club asegura tener uno de los presupuestos más bajos de la categoría. El resto han sido fichados de otros equipos y se criaron en canteras que sí que han dado rendimiento durante los últimos años. ¿Sufre una crisis de talentos la que está considerada ‘La Catedral del fútbol sala? Parece que sí, si se tiene en cuenta que Edu ha sido el último jugador en consolidarse en Primera, además de Estela y Elena González en la competición femenina. La generación de Mordi, Lin, Alvarito y Carlos Martínez Oviedo ‘Carlitos’ queda cada vez más lejana, y ni siquiera sirve de consuelo que la División de Honor Juvenil –la máxima categoría para jugadores de 16, 17 y 18 años– cuente esta temporada con una cifra récord de equipos segovianos  (cinco), lo que supone casi un tercio de los que componen  el campeonato en el grupo 2, el de Castilla y León.

«Si lo único que buscamos es tener equipos en Primera y ganar ligas, vamos mal», avisa Agustín Pérez, entrenador del Segosala y responsable durante años de la cantera del Caja Segovia. En su opinión, los problemas que arrastra la cantera del fútbol sala segoviano son estructurales y alcanzan a todos los actores de la pirámide: jugadores, entrenadores, clubes y federaciones. «La sociedad no es la de antes. Priman las tecnologías y las comodidades, ya no hay jugadores de calle como eran Alvarito y Lin, prima demasiado la intensidad en el juego, las familias sobreprotegen a los chicos, la federación no da facilidades...», enumera Pérez, que también recuerda cómo «antes era increíble hasta llevar la botellas para los jóvenes que entrenaban con el primer equipo». «Ahora, como suban un par de veces o tres y vean que no les están haciendo mucho caso, dejan de ir», añade.

No obstante, el problema  más grave que detecta el técnico del Segosala es «la falta de entrenadores», consecuencia en buena medida de los elevados costes que impone la federación para obtener la titulación. «En el Segosala nos exigimos tener entrenadores titulados y nos está costando muchísimo encontrarlos. Segovia sigue sacando porteros porque está César [Arcones], que es buenísimo», indica.

Precisamente Arcones también cree que los técnicos tienen confundido el foco. «Somos peores entrenadores que hace diez años. Ahora nos pensamos que es suficiente con ver un vídeo de Youtube con los mejores ejercicios o con leer cuatro detalles en Twitter, pero hay que bajarse al barro y darle al pico y a la pala», reflexiona, al mismo tiempo que llama la atención sobre el hecho de que «la mayoría de los primeros espadas de los banquillos (Miguel Rodrigo, Pulpis, Tomás de Dios...) están fuera de España». Como Pérez, el que fuera preparador de porteros de la selección española –ahora mantiene su propia escuela– también reparte culpas entre los jugadores, los clubes y la federación, y en el caso concreto de Segovia observa que «antes era mucho más difícil entrenar con el primer equipo». «Ahora es más fácil y quizás por eso los chicos no lo valoran».

Además del debutante Julio Miguel Delgado, los nombres de Ángel, Álvaro Carrión, Adrián, Álex Rincón, Samuel, Guillermo y Eloy de Pablos son la esperanza de futuro del fútbol sala de Segovia. «Casos como el de Lin son muy puntuales», subraya el entrenador del Naturpellet, Diego Gacimartín. «El salto de juvenil a profesional y salir fuera a jugar es complicado, porque no les dejan las familias o los estudios. Luego nosotros [los entrenadores] tenemos que apostar por ellos pero a veces somos muy resultadistas, pensamos en el corto plazo».

El convenio que han firmado el Naturpellet y el Segosala –que tiene un equipo en Tercera División– pretende corregir algunas de esas deficiencias. «Sé lo que es la base y cada vez los técnicos están más preparados y los jugadores son más completos. Yo creo que es cuestión de tiempo que vuelvan a salir jugadores de Segovia para Primera», opina Gacimartín, que de momento ya ha dado paso a un representante de la nueva hornada. «Pero lo difícil es mantenerse», concluye.