Paloma Serrano Postigo (Segovia, 1971), con amplia experiencia en el ámbito docente y participación en seminarios y congresos nacionales e internacionales, se presentó voluntaria para desempeñar el cargo de Defensora de la Ciudadanía, la única institución de este tipo que existe en un ayuntamiento de Castilla y León, porque confiesa que siempre se ha sentido bien ayudando a la gente, tanto en el ámbito personal como en el profesional. En cuanto a los problemas que percibe, aunque espera a tomar posesión para ir conociéndolos en profundidad, argumenta que «la Administración está obligada a velar por el cumplimiento de las normas que existen sobre el ruido», que preocupa mucho a los vecinos, en su opinión.
¿Cómo concibe la institución de la Defensoría de la Ciudadanía, la única que existe en Castilla y León, como mediadora entre vecinos y el Ayuntamiento de la capital?
Concibo a la institución de la Defensoría de la Ciudadanía como esencial habida cuenta de que, a veces, el ciudadano no sabe cómo actuar frente a la Administración debido a la complejidad de algunos de los procedimientos administrativos en un exceso de burocracia, y otras veces por desconocimiento. Con su labor de intermediación, la Defensoría de la Ciudadanía puede acortar esa distancia entre ciudadano y Administración, a pesar de que sus decisiones no sean vinculantes. Lo que debe transmitir la labor de la institución es la capacidad de atención y asesoramiento al ciudadano frente a la Administración local.
¿Le han planteado muchas cuestiones personales?
Pues la verdad es que sí. Cuando la gente me ha parado para darme la enhorabuena muchos han aprovechado para contarme cuestiones personales o problemas con la Administración de hace tiempo que todavía no se han resuelto. Desde un primer momento, he animado a todo el mundo para que me plantee las sugerencias o quejas una vez que tome posesión del cargo por la vía adecuada para intentar ayudarle.
¿Se presentó voluntaria a ocupar este puesto, sin remunerar, por cierto, y quizá con algunos sinsabores?, ¿está dispuesta a sumir los retos?
Así es. Me presenté voluntaria. Siempre me he sentido bien ayudando a la gente, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Es cierto que, aunque ahora no me lo planteo, me voy a encontrar con pequeños escollos en el camino, pero espero poder solventarlos sin dificultad. En realidad cualquier trabajo entraña pequeños sinsabores. Lo que sí tengo claro es que desde esa vocación de ayuda, en este caso unido al servicio público, pondré todas mis ganas, mi ilusión y mis conocimientos para ayudar a todo aquel ciudadano que me cuente sus problemas a sabiendas de que alguno de estos problemas no estarán dentro del ámbito de actuación de la figura de Defensora de la Ciudadanía.
¿Tiene confianza en que va a encontrar un campo abierto de colaboración desde la Administración?
Espero que sí. Suelo ser muy positiva, y ese optimismo es lo que me impulsó a presentarme y a pensar en que mi labor como Defensora podría servir para ayudar a las personas que acudan a mí. Confío en que la Administración también colabore en dicha tarea pues en caso contrario la Defensoría de la Ciudadanía como institución no tendría sentido.
Cuando haces una labor altruista y quitas tiempo a los tuyos, soy madre de familia numerosa, siempre piensas que esa labor conlleva per se grandes beneficios a los demás pero también a la propia persona que los realiza. Siempre he tenido claro, que la vida es un continuo aprendizaje y seguro que voy a aprender mucho de este trabajo tanto a nivel profesional como a nivel personal, que en mi caso, es lo prioritario. Tengo la ilusión y la esperanza de que el trabajo va a ser gratificante, y que el balance al final de los cinco años será positivo.
¿Qué es lo que más le preocupa o teme antes de sentarse y empezar a estudiar los temas que le presenten?
No soy una persona miedosa, lo que me inquieta es empezar el trabajo en sí, ver cómo una persona se presenta con una queja o sugerencia, cómo las formalizo y que llegue de manera correcta a la Administración para que ésta tome buena nota de ello y actué en consecuencia; en resumen poder desarrollar la labor sin grandes dificultades técnicas y personales, esas son mis inquietudes más que temores.
¿Ha encontrado buena receptividad en el Ayuntamiento?
Sí. Desde el primer momento cuando llamé a la Concejalía de Participación Ciudadana hasta la votación de mi nombramiento en el pleno del Ayuntamiento, el pasado 27 de diciembre, tengo que decir que todo ha sido de lo más cordial y las personas con las que he hablado han sido todas muy amables.
¿Aparte de esa labor de enlace, existe algún tema que le inquiete en especial?
Me gustaría que se pudieran solucionar los problemas que escuchas a la gente de forma reiterada. Por ejemplo, el tema de ruidos, que preocupa mucho a los vecinos y que no ha sido todavía resuelto; es un tema muy grave que afecta de manera negativa a la vida diaria de muchos vecinos. La Administración está obligada a velar por el cumplimiento de las normas que existen al respecto.
Es conocedora del recinto histórico, ¿cree que tiene soluciones a sus problemas, agudizados con concentraciones y comportamientos incívicos como el 24 de diciembre?
Prefiero no aventurar ninguna solución hasta que no me ponga manos a la obra, voy a intentar que todo el ciudadano que venga, ya sea del casco histórico, del barrio de San José o de cualquier otro, pueda recibir mi asesoramiento en los temas que me planteen. Es verdad que llaman más la atención los problemas focalizados en este barrio del recinto amurallado porque ya se está viendo que hay un problema generalizado de convivencia y, a lo mejor, tendré más quejas. Como vecina veo que puede haber soluciones, hay que poner voluntad por todas las partes, por parte del ciudadano y sobretodo de la Administración.
¿Qué visión tiene de Segovia?
Es una ciudad que ha crecido acompasada con los nuevos tiempos, cercana a Madrid, para lo bueno y para lo malo, con un turismo cada vez mayor, aunque a veces se piense que no es un turismo de calidad. También es una capital universitaria, con tres Universidades, lo que hace que haya una gran afluencia de alumnos procedentes de otras ciudades y del extranjero. Lo que hay que incentivar más es el sector industrial, muy debilitado con el paso de los años. No existen, bajo mi punto de vista, muchas oportunidades laborales lo que obliga a la gente joven a tene r que buscar trabajo fuera de la ciudad o incluso marcharse al extranjero, para poder desarrollar una carrera profesional exitosa.
También ha cambiado mucho la fisonomía de calles comerciales donde se imponen las franquicias frente a las tiendas tradicionales, perdiéndose la personalidad… ?
Muchísimo. Mi padre era comerciante y siempre digo que si pudiese ver su Calle Real no la reconocería. Regentaba un pequeño comercio de ropa y zapatos de niños donde la atención al cliente, el trato cercano y la calidad en el producto made in Spain eran esenciales. Sus mejores amigos eran los dueños de los otros pequeños comercios. Se ayudaban y se apoyaban. Esto hoy día ha desaparecido. Me duele, aunque sea un dolor más personal, ver la transformación de las calles comerciales como parte de un pequeño «parque temático» dentro de la ciudad. Considero que es esencial proteger al pequeño comerciante, lo tengo clarísimo; si el pequeño comercio llegara a desaparecer, desaparecería también una parte de la vida de las pequeñas ciudades, insustituible tanto en lo personal como en lo profesional.
En países como Estados Unidos, paradigma de la globalización comercial junto con China, ya se están dando cuenta de este fenómeno, y muchas ciudades están intentado recuperar los pequeños comercios en barrios donde la vida diaria de los vecinos sí importa y donde las franquicias, negocios derivados de dicha globalización van quedando en un segundo plano.
Habiendo trabajado con el tema de la ciudadanía europea, objeto de su tesina, ¿cómo ve a los segovianos, participan y son críticos con la Administración?
Ahora hay más movimiento participativo a nivel local entre los ciudadanos, ya sea en los barrios a través de sus asociaciones de vecinos, o en movimientos emergentes derivados de temas tan importantes como el cambio climático. También es cierto que los ciudadanos muchas veces desconocen sus derechos como tales y no se atreven en ocasiones a actuar o a plantear simplemente una queja en contra de la Administración. En el ámbito europeo, el status jurídico-político otorgado al ciudadano por la normativa europea a partir del año 1992 mediante el Tratado de la Unión Europea (TUE), supone disfrutar de un conjunto amplio de derechos que la mayoría de las personas desconocen, como el derecho a dirigirse al Defensor del Pueblo Europeo. La información se vuelve esencial. Volviendo al nivel local, creo que el ciudadano cada vez es más consciente de que si tiene un problema con la Administración existen procedimientos legales para intentar resolverlos y también instituciones como la Defensoría de la Ciudadanía.
Con cinco años por delante, ¿sale con algún prejuicio a desempeñar su trabajo por alguna mala experiencia que le puedan haber comentado alguno de sus antecesores?, ¿cual es el objetivo que le gustaría ver cumplido al final de su mandato?
No. Parto de cero pues como precisamente usted dice son prejuicios y los prejuicios en mi caso no sirven para nada. Respecto al objetivo final, desearía que mi trabajo hubiera servido para ayudar a los ciudadanos y para acortar la distancia entre ellos y la Administración. Si lo consigo me iré muy satisfecha. Voluntad, empeño y ganas no me faltan.
¿Prevé intercambiar experiencias con algún cargo similar de otras provincias o comunidades autónomas?
Por supuesto. En mi caso además lo veo necesario habida cuenta de que en Castilla y León no existe otra Defensoría de la Ciudadanía a nivel local. Espero poder entablar contacto con otros Defensores de otras localidades fuera de nuestra Comunidad Autonóma así como con el Procurador del Común en Castilla y León, Tomás Quintana López. Cualquier intercambio de opiniones, sugerencias o experiencias siempre es enriquecedor.