Bernardos atrae familias jóvenes y repuebla su escuela

Sergio Arribas
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No se resignan a la sangría poblacional del medio rural. El pueblo segoviano, que ha perdido la mitad de la población que tenía hace medio siglo, logra que las aulas de su colegio estén hoy ocupadas por 32 escolares, un 23% más que el curso anterior.

La familia formada por José, Montse y sus tres hijos, que residen en Bernardos desde el 1 de septiembre. - Foto: D.S.

Daniel Gaitero vivía en el barrio madrileño de Carabanchel. El hartazgo por el estrés de Madrid le empujó a la huida. Como autónomo en el sector de la construcción le era indiferente el destino, trabajar en uno u otro lugar, solo buscaba un entorno de «calidad de vida» para su joven familia. Aunque le ‘tiraba’ bajar a Extremadura, por lazos maternos, finalmente se mudaron al pequeño pueblo segoviano de Bernardos. Allí tenían una vivienda, de propiedad familiar, la que arregló junto a sus hermanos, en el pueblo natal de su padre, ya fallecido. «Se unieron varias circunstancias, una que tenía vivienda y otra que Bernardos disponía de servicios, para mí fundamentales, como médico, farmacia o guardería», razona hoy Daniel, seis años después de aquella mudanza.

Con dos hijos, a punto de cumplir los 8 y 4 años, no solo es ya un vecino más de Bernardos, sino que, desde hace un año, es concejal de su ayuntamiento y uno de los artífices del plan que impulsa el pueblo segoviano para combatir la amenaza de la despoblación del medio rural. Bernardos no se resigna, tiene un plan y ya se comienzan a ver los primeros frutos, no sin algunas pizcas de buena suerte. «Desde que yo vivo aquí el colegio ha ido perdiendo niños. Pero este año las cosas han cambiado», comenta Daniel en la Plaza Mayor de Bernardos, rodeada de varios edificios con trazas del siglo XIX, incluído su ayuntamiento.

A 39 kilómetros de Segovia capital, Bernardos tiene 476 vecinos empadronados —una tercera parte supera los 65 años de edad— aunque solo unos 390 viven todo el año en el pueblo. La localidad es famosa por las empresas pizarreras que extraen de sus canteras esta roca, que comenzó en 1559, cincuenta años después de otro curioso episodio que salpica su larga historia, la boda del comunero Juan Bravo con Maria Coronel, hija de Abraham Seneor. 

Aula del colegio de Bernardos. Foto cedida por el CRA El Pizarral.Aula del colegio de Bernardos. Foto cedida por el CRA El Pizarral. - Foto: D,S,

En 1950 Bernardos llegó a contar con un pico de población de casi 1.600 habitantes, que fue disminuyendo de forma abrupta en las décadas posteriores. En 1975, cuando su población rondaba el millar de habitantes, el doble que ahora, en su colegio había 250 niños «y todos hijos de familias de Bernardos», según recuerda Daniel Gaitero. Aquella cifra resulta hoy una quimera.

UN CRA de 16 municipios. El progresivo descenso demográfico del medio rural obligó a reorganizar la enseñanza en los llamados Centros Rurales Agrupados (CRA). En la actualidad, son 19 en la provincia de Segovia. Bernardos pertenece al CRA El Pizarral. Con el centro de cabecera en Santa María la Real de Nieva, el CRA agrupa a 16 municipios y cinco colegios este curso: Nieva, Juarros de Voltoya y Martín Muñoz de las Posadas, además de Santa María y Bernardos.

Es un colegio menos que el curso pasado, tras el cierre del centro de Codorniz por falta de alumnos. «Creo que [en Codorniz] tenían 4 niños y tenían que tener un aula unitaria. Imagina niños de 11 con otro de 3 y el profesor tiene que darles clases a los dos. Hay familias que creen que no es calidad de enseñanza y prefieren que cojan un autobús para ir a un centro que exista multinivel, caso de Bernardos», comenta Daniel.

Daniel Gaitero, concejal del ayuntamiento de Bernardos.Daniel Gaitero, concejal del ayuntamiento de Bernardos. - Foto: Rosa Blanco

El ‘multinivel’ supone agrupar alumnos en clases por edades, en intervalos de tres años Son tres grupos en el caso de Bernardos y fue, precisamente, el mantenimiento de esta fórmula el que movilizó al pueblo el curso anterior. El colegio de Bernardos había bajado a los 26 alumnos. No llegaba a los 28 para mantener a sus tres profesores. Educación quiso suprimir un docente y agrupar dos clases, algo a lo que los vecinos y la comunidad educativa de toda la comarca se opuso con firmeza a través de protestas y movilizaciones. «Se conseguió a última hora —recuerda el concejal— y Bernardos mantuvo a sus tres profesores”.

Un año después, la situación ha pegado un giro de 360 grados. Bernardos ha pasado de protestar, movilizarse y salir a la calle para defender su colegio a hacer gala de una matrícula más que aceptable que otorga estabilidad de futuro al centro. «Este año íbamos a empezar el curso con 25 alumnos/as, y la ratio se ha incrementado, ascendiendo a 32 niños/as. Hemos notado un gran cambio, desde luego», comenta la profesora del colegio Cristina de Mena. 
Daniel sabía que dos niños iban a salir este curso del colegio, uno por edad y otro porque su madre, trabajando en Carbonero, a solo diez kilómetros, no encontraba vivienda en alquiler en Bernardos, «uno de los grandes problemas de la España vaciada, porque las casas no están preparadas para el alquiler. Suelen ser casas viejas que utilizaban hijos o sobrinos en verano y muchos ya ni vienen».
Todo hacía sospechar que el colegio de Bernardos mermaría su matrícula. Había riesgo de perder el docente que tanto costó retener, aunque Diputación ya había garantizado su mantenimiento. Sin embargo, el empeño municipal por fijar población y buenas dosis de fortuna obraron el milagro.

En verano, la familia de la joven pareja, Jose y Montse, padres de tres hijos, trabajadores de una fábrica en Mudrián, decidieron empadronarse en Bernardos. «¡Nuevos residentes, una familia que trae niños, una maravilla!», recuerda Daniel. La familia de José tuvo suerte, pues en Bernardos tan solo «hay 2 ó 3 casas disponibles que sus dueños quieran alquilar»; y pudo ocupar la casa que recientemente había abandonado otra familia, con dos niños en edad escolar, que se estableció apenas un año antes en su periplo con destino al norte de España.

Además de la familia de Jose y Montse, otra que reside en la cercana localidad de Domingo García, ha permitido este curso nutrir de alumnos la escuela, con tres niños. 

A estas dos se une una tercera, que se ha instalado en Bernardos gracias a las medidas municipales para fijar o atraer población al municipio. El ayuntamiento cuenta con cinco viviendas públicas —las antiguas casas de los maestros o secretario— que se han ido arreglando en base al presupuesto municipal. Solo quedaba una por adecentar y, a la vista del conflicto del año anterior por la posible pérdida del profesor, el ayuntamiento se lanzó este verano a la reforma.

Como con otras casas municipales reformadas, el ayuntamiento lanzó una convocatoria para la búsqueda de inquilinos que premiaba a las familias con niños en edad escolar. Finalmente se adjudicó a una familia con tres hijos —un alquiler de 220 euros al mes—, aunque dos están en edad de guardería y el niño mayor, que ha empezado el curso en Carbonero, el próximo curso ya lo hará en el colegio de Bernardos.

«Son 7 niños matriculados nuevos, es un 23%, es una barbaridad. Si tuviéramos dos o tres casas más haríamos lo mismo», afirma Daniel, que sostiene que Bernardos es «un pueblo todavía afortunado, con farmacia, supermercado, dos panaderías, médico cinco días y transporte a diario a Segovia y Madrid» aunque «no podemos perder nada de lo que tenemos, porque [con la actual población] estamos al borde de ser un pueblo donde tienes que coger el coche para comprar el pan».

Familia Martínez: «Los pueblos necesitan alquileres accesibles». Llevan apenas dos meses viviendo en Bernardos, desde el 1 de septiembre y se declaran «encantados» con la decisión. Son la familia formada por  José Luis Martínez, su esposa Montse y sus tres hijos. «Nos han acogido muy bien en el pueblo», afirma José, padre de José Javier (8 años), David (7) y Rosa (2); los dos primeros están en el colegio de Bernardos, mientras la pequeña acude a la guardería municipal. Vivían en Torrecaballeros, aunque tras encontrar empleo en Mudrián, en la fábrica de Precocinados Fuentetaja, la familia ya pensó en un traslado, que se antojó complicado.

«No había nada de alquiler en Mudrián y tardamos mes y medio en encontrar la casa, aquí en Bernardos», afirma el padre, que, a raíz de esta búsqueda, considera que los pueblos «deberían incentivar el alquiler a precios accesibles» para que familias como la suya puedan trasladarse a vivir al medio rural. «Estamos en alquiler y nos gustaría comprar la casa», afirma José, que valora especialmente su nueva vida en Bernardos, donde «sin estrés». «Solo coges el coche  —dice— para ir a trabajar o para hacer alguna compra grande en Segovia, porque sino compramos en el supermercado del pueblo». Sus hijos, según afirma, están también muy contentos porque «les encanta el campo. Tenemos el río y los pinares cerca, una maravilla», asegura, satisfecho de que la presencia de su familia haya contribuido al crecimiento de la escuela.

Nuevas fórmulas para fijar población en el medio rural. «Que la actual población no se marche, ya es un triunfo y sabemos que antes de la población están los servicios. Si te quitan un día el médico, aunque te digan que te quedan cuatro, ya has perdido. El modelo rural sin servicios no funciona, hay que luchar por mantener lo que tienes y por conseguir lo que necesitas», afirma Daniel Gaitero, concejal en el ayuntamiento de Bernardos. Uno de los caballos de batalla es el acceso a internet en el medio rural, lastrado por la tardanza en la llegada de la fibra óptica a los municipios. El concejal recuerda que «hace tres años hubo un proyecto piloto en el que se metió Bernardos con otros 28 municipios. Se supone que en 2019 iban a meter la infraestructura de fibra óptica. Las últimas noticias que tenemos es que quizá sea en 2021. Dependemos de la Diputación para que presione a las compañías». 

Con independencia de procurar el mantenimiento de la guardería municipal, que ahora tiene seis niños matriculados, entre los proyectos para ‘fijar’ y atraer población, el ayuntamiento estudia fórmulas para facilitar vivienda a nuevas familias, que puedan, por ejemplo, aportar niños al colegio y , en todo caso, mantener o aumentar la población de Bernardos, de manera que no puedan minarse los servicios de que ahora dispone.
Daniel Gaitero se plantea crear una bolsa que facilite la comunicación entre vecinos interesados en la venta o alquiler de sus casas y nuevos pobladores. «Podemos extrapolar ideas que funcionan en Galicia o Extremadura, como avalar el posible impago de alquileres, o que al ayuntamiento pueda ayudar a reformar una casa y que luego la renta del inquilino ayude a sufragarlo.. hay que incentivar medidas nuevas».