Ocho lobos atropellados en la N-110 de Segovia en tres años

DS
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Los atropellos de lobo en la A-1 y la N-110 ponen en riesgo a la especie en el Sistema Central. Es la conclusión de un estudio que revela que han muerto en las carreteras veintidós lobos desde 2016

Ocho lobos atropellados en la N-110 de Segovia en tres años

La asociación Circinaria, Estudio y Conservación lleva varios años elaborando censos de lobos atropellados en distintas carreteras del territorio español y estudiando el impacto sobre sus poblaciones. En el último trimestre de 2018, la asociación contactó con Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid para colaborar en la conservación del lobo en la región y zonas aledañas, ante la pasividad de la administración regional.

Según los datos del informe de Circinaria, en la última década se ha producido el establecimiento de cinco grupos de lobo ibérico en el Sistema Central, en el área atravesada por la autovía A-1 y la carretera N-110, en las provincias de Madrid y Segovia, con una población estimada de 25 ejemplares. Es en esta área donde se ha centrado el estudio de la asociación que afecta a la Comunidad de Madrid y zonas aledañas de Segovia. Ambas infraestructuras son de titularidad del Ministerio de Fomento y, por tanto, la gestión, también le corresponde a esta administración.

Desde 2016 a mayo de 2019, en la autovía A-1, se ha constatado la muerte de diez lobos en un tramo de veintidós kilómetros, entre el municipio de La Cabrera (Madrid) y Cerezo de Arriba (Segovia). Las causas principales de los atropellos son el mal estado del vallado perimetral de la infraestructura (que no impide el paso de los animales), la insuficiencia de pasos de fauna y el mal diseño de los existentes.

La carretera N-110, a su paso por la provincia de Segovia, entre Gallegos y Riaza, es otra zona caliente. En el mismo periodo, en el área geográfica del estudio de Circinaria, se han detectado seis lobos atropellados (aunque ha habido otras dos muertes unos kilómetros al sur de la zona de estudio). Esta carretera carece de vallado perimetral y de pasos de fauna.

Esto suma 16 lobos atropellados en un periodo de apenas tres años y medio, de una población media de 25 ejemplares adultos y subadultos en el área de estudio. El elevado número de bajas en estas dos infraestructuras se debe a que fragmentan el hábitat del lobo, obligándole a atravesarlas frecuentemente para acceder a sus territorios de caza y campeo.

A esto hay que añadir otras 6 bajas por atropello en otras vías, como las producidas en Manzanares el Real en 2016 (M-608), Guadalix de la Sierra (M-608) en 2018, San Lorenzo del Escorial (M-600) en 2018, Madarcos (M-137) en 2019 y fuera de la zona de estudio, en Torrecaballeros (N-110) en Segovia, dos atropellos en 2018. En total son 22 bajas. Esta cifra podría ser superior porque, en ocasiones, los cuerpos de los lobos muertos en la carretera, desaparecen.

Circinaria, Estudio y Conservación y Ecologistas en Acción recuerdan que el lobo, en la zona de afección es una especie prioritaria con protección estricta, según la Directiva Hábitat de la Unión Europea.

Una media de muertes por atropello de 6 ejemplares por año concentradas principalmente en los dos de los cinco grupos situados más al norte del Sistema Central, pone en grave riesgo la viabilidad de los mismos. Esta situación contrasta con la postura de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid que niega que los atropellos sean un problema relevante para el lobo en la región.

Sin embargo, las bajas por atropello, además de las muertes directas, son una de las principales causas de la baja natalidad o ausencia de reproducción al desaparecer ejemplares reproductores que tardan en ser reemplazados. Además, las muertes de ejemplares jóvenes afectan negativamente a la viabilidad de los grupos colindantes, y a la creación de otros, al no recibir nuevos ejemplares. Esta situación compromete el futuro de la especie en la zona de estudio y en las zonas de expansión