El tejido empresarial segoviano se ha recuperado algo en los últimos años; sobre todo en comparación con 2014, cuando tocó fondo. Verescence, Copese, Huercasa, Ambientair, Drylock u Octaviano Palomo despuntan entre las que más crecieron tras la crisis o las que más proyectos emprendieron; y noticias como la llegada de nuevas compañías al polígono de Villacastín o la reciente apertura de Taiger en Segovia, sin ir más lejos, también han alimentado cierta esperanza. Sin embargo, lo cierto es que ya entre 2018 y 2019 se registró un número significativo de pequeños negocios que tenían uno o dos asalariados y se quedaron con ninguno, y al menos nueve de las empresas con más asalariados de la provincia recortaron sus plantillas.

Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), relativos al 1 de enero de 2019, reflejan que Segovia contabilizaba entonces 10.818 empresas, 25 más que un año antes. Pero el censo de las que tienen más de 50 asalariados bajó un 22,5% en ese mismo intervalo, al pasar de 49 a 40. Había nueve con plantillas entre 200 y 499 asalariados y pasaron a ser ocho; había diez que tenían entre 100 y 199 y pasaron a ser ocho; y sobre todo, había 29 con plantillas de entre 50 y 99 asalariados y se quedaron en 23.

Claro que también estas empresas, aunque la estadística refleje únicamente su pérdida de empleo directo, pudieron cambiar esos puestos de su propia estructura por otros mantenidos a través de subcontratas o empresas de trabajo temporal para ganar flexibilidad y atender así picos eventuales de actividad, según advierten los sindicatos. De hecho, en ese mismo periodo la cifra global de ocupados no sólo no bajó, sino que subió en 1.500 personas: de 64.100 en el primer trimestre de 2018 a 65.600 en el primero de 2019, según las respectivas encuestas de población activa.

 Mientras tanto, la cifra de negocios con uno o dos asalariados se redujo en 106 (de 3.207 a 3.101); y las que no tenían ninguno aumentaron en 100 (de 5.739 a 5.839), representando ya el 54% del total, un punto más que al inicio de 2018.

Además, suelen ser precisamente las más pequeñas las primeras en sufrir la crisis; y las más grandes, las mejor dotadas para predecir la evolución de sus mercados y anticiparse a los problemas reduciendo ‘estructura’. ¿Debe tomarse esto por tanto como un aviso a navegantes? El tiempo dirá, aunque la situación ha mejorado con respecto a 2014.

Segovia había tocado techo con 11.906 empresas al comienzo de 2008, pocos meses antes de que el estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera marcara el fin de la bonanza económica y el inicio de la crisis. Seis años después, en 2014, tocaba fondo con 1.242 empresas menos (10.664 en total); y desde entonces, con la excepción de 2016, que fue negativo (-65), todos los ejercicios han reflejado leves mejorías hasta acumular la creación neta de 154 empresas y las ya citadas 10.818 a 1 de enero de 2019. De esta forma, si de 2008 a 2014 se perdieron 1.242 empresas y de 2014 a 2019 se ganaron sólo 154, sobre el papel quedaría mucho tejido por recuperar.

Pero, por otro lado, el capítulo del empleo ofrece lecturas aparentemente contradictorias cuando la lógica invita a buscar relación entre la evolución del empleo y el número de empresas: porque, recapitulando, resulta que de enero de 2018 a enero de 2019 sólo se crearon 25 empresas (como balance neto, al pasar de 10.793 a 10.818), tal y como se apuntaba antes, y a pesar de que además las que superan los 50 asalariados se redujeron de 49 a 40, el número de ocupados aumentó en unas 1.500 personas, ¿cómo es posible? «En primer lugar, si cambias un trabajador de jornada completa por dos o tres a tiempo parcial ya estás duplicando la cifra de ocupados de la estadística, pero estás cambiando un empleo estable por dos o tres precarios», advierte el secretario general de CCOO Segovia, Álex Blázquez, que es a su vez quien advierte de un uso creciente de las empresas de trabajo temporal (ETT), de las cuales «tiran mucho» firmas como «Siro, Ontex o Verescence, por ejemplo». Con el aumento del empleo a tiempo parcial vendría a justificar también que en 2019, con 1.088 empresas menos que en 2008 (-10,43%), ‘sólo’ se contabilizaran 2.100 ocupados menos (-3,10%). 

El secretario general de UGT Segovia, Manuel Sanz, por su parte, sostiene que «cada vez hay menos actividad y menos empleo», a pesar de que haya estadísticas que puedan sugerir lo contrario, «y ya en 2018 se empezaban a notar estos hechos». «El empleo directo de las empresas disminuye y lo sustituyen por subcontrataciones de empresas multiservicios para paliar los picos de producción y con ETT, de forma que también aumenta el empleo temporal frente a indefinido», resume.

Crecimiento «modesto». El presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES), Andrés Ortega, mientras, reconoce que la tasa de crecimiento de las empresas de la provincia «es muy modesta», de ahí que se sientan «reforzados» en su «prioridad de favorecer la creación de empresas y la atracción de inversiones», colaborando con iniciativas como la Segovia Bussines Market esta semana (5 y 6 de febrero) o el foro Invest in Cities, ambas impulsadas por el Ayuntamiento de la capital; y en general, colaborando «en todos los proyectos que tengan este objetivo, hacer crecer el tejido productivo y de servicios de Segovia». En ese sentido, Ortega subraya que «es importante crecer en número» de empresas, «pero también incrementar el peso de la industria», un sector «infrarrepresentado en nuestra red productiva», de ahí su «apuesta por la diversificación».

«Otra de nuestras prioridades es ayudar a las microempresas y a las pymes a ganar tamaño, y por tanto competitividad. El Dirce (directorio central de empresas del INE) señala que el 54% de las empresas en la provincia carece de trabajadores en plantilla, un punto más que el año pasado, y esto debe cambiar progresivamente», prosigue el presidente de la patronal. «Solo de esta forma se podrán abordar procesos de digitalización, innovación e internacionalización, que son fundamentales para la supervivencia de las empresas en los mercados de hoy».

«Confiamos en que Segovia pueda incrementar ese ritmo de crecimiento en número de empresas con la puesta a disposición de suelo industrial bien equipado, junto con una política fiscal incentivadora y, en general, una legislación que favorezca la actividad económica», añade Ortega, con la vista en el Plan de Industrialización que anunció la Junta y que considera que «puede constituir un importante impulso» en esa línea.

Por otro lado, más allá de los puntos de vista de la patronal o los sindicatos, el economista segoviano Francisco Piñeiro, que recientemente participaba en la presentación pública de las previsiones para 2020 del Colegio de Economistas de Madrid (ver página siguiente), al que pertenecen los de la provincia, aporta su opinión a título particular: «La inestabilidad política y la incertidumbre en el cambio de normativa fiscal o laboral, entre otras circunstancias, afectan directamente en las decisiones empresariales de inversión o desinversión», explica. Y «un Gobierno estable genera confianza en el empresario, en el autónomo, que al fin y al cabo es quien genera empleo», sentencia.