La pandemia multiplica los 'riders' que circulan por Segovia

Nacho Sáez
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Los restaurantes apuestan por los repartos a domicilio para paliar las pérdidas del cierre, pero los expertos advierten de que no hay demanda suficiente para todos.

'Riders', una vacuna contra el parón - Foto: Rosa Blanco

Segovia se ha convertido en una de las 14 ciudades españolas elegidas recientemente para expandirse por Glovo, que en pocas semanas ha conseguido que una treintena de restaurantes de nuestra ciudad se unan a su plataforma para atender pedidos a domicilio. Su desembarco es un síntoma del crecimiento exponencial que ha experimentado durante la pandemia este modelo de negocio conocido últimamente como ‘delivery’ y que se refleja en el espectacular aumento de repartidores en las calles, especialmente en el entorno del Acueducto. La explosión definitiva se ha producido tras el cierre de bares y restaurantes ordenado por la Junta de Castilla y León dentro de las últimas medidas adoptadas para contener el avance del coronavirus.

«Pide tu cena a domicilio», invita a sus clientes el restaurante Alma Nostra a través de su perfil de Facebook junto a una fotografía de su carta. Según un estudio de la consultora Makro y NPD realizado antes de la segunda oleada de la Covid-19, el 45 por ciento de los castellanos y leoneses han incrementado sus pedidos a distancia, que han pasado a representar el ocho por ciento de la facturación de los negocios de restauración, que antes de la epidemia se movían en este ámbito en el cuatro por ciento.

En el primer estado de alarma, sin embargo, Glovo puso en ERTE al 40 por ciento de su plantilla a nivel general y Uber Eats y Deliveroo –esta última aún no se ha implantado en Segovia– realizaron despidos. «Al principio todo se paralizó. La comida a domicilio cayó un 70 por ciento», explica Jaume Boada, ‘country manager’ de Mox, una empresa presente en más de medio centenar de ciudades que se encuentra especializada en «la última milla». Abarca desde la entrega de la mercancía hasta la selección de personal o el desarrollo de soportes tecnológicos. El año pasado certificó una facturación de ocho millones de euros, mientras que en este 2020 espera situarse en el entorno de los 12 después de haber casi triplicado su cifra de clientes.

'Riders', una vacuna contra el parón'Riders', una vacuna contra el parón

En Segovia, su carta de presentación fue un acuerdo con Uber Eats para proporcionar repartidores. Unos ‘riders’ que en su caso son trabajadores asalariados y no autónomos como en otras plataformas. «Estamos esperando a ver cómo se regula finalmente», señala Boada acerca de las negociaciones del Gobierno con el sector, cuyo comienzo ha coincidido justo con una actuación fiscalizadora que puede marcar un punto de inflexión. La Inspección de Trabajo ha obligado a Glovo a dar de alta en la Seguridad Social a más de 11.000 repartidores al considerar que su relación con la plataforma tiene indicios de ser laboral y por cuenta ajena.

El venezolano Alberto Guerra no es uno de ellos, al menos que él sepa de momento. Hace un año que dejó su país y viajó a España, donde trabaja como repartidor en Segovia para Uber Eats y Just Eat. «Los fines de semana se desborda», apunta mientras revisa su moto parado en la calle Ocho Ondategui, en un momento de descanso entre pedido y pedido. Suele trabajar de una del mediodía a cuatro de la tarde y de ocho a once y media de la noche, ya que las autoridades no han vetado su labor a pesar del toque de queda que entró en vigor el pasado 24 de octubre. Los días transcurridos le han permitido comprobar que los servicios a domicilio se han disparado. «Hemos pasado de hacer 15 a 25 o 30», asegura este ‘rider’ de 41 años que lucha para poder traer a su familia (tiene un hijo de un año y medio y otra de 21) desde Venezuela. «Aquí se puede vivir. En mi país está la cosa fea», indica antes de volver a la tarea, contento además porque «tenemos un buen clima laboral».

No existen datos oficiales de cuántos repartidores hay en este momento en Segovia, pero su trasiego es constante sobre todo a las horas de la comida y de la cena. En las cajas de sus motos viaja la comida que preparan los restaurantes, a los que las plataformas cobran una media de un treinta por  ciento del pedido, según el vicepresidente de la Agrupación Industrial de Hosteleros Segovianos (AIHS), Jesús Castellanos. «Es cierto que nos gusta trabajar y que nuestros locales no estén parados, pero es una auténtica salvajada», añade, al tiempo que advierte de que la oferta puede colapsar. «Se han animado muchos restaurantes a llevar comida a domicilio y a ver si funciona. Quizás seamos demasiados para una demanda que al final es limitada, pero claro, no queremos sentirnos inútiles y ya hay hosteleros que no tienen dinero para dar de comer a su familia», argumenta.

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La pandemia ha modificado hábitos de comportamiento y de consumo entre la ciudadanía que pueden favorecer el auge del ‘delivery’ en los próximos años. «Los clientes pasan menos tiempo en los restaurantes», apunta el responsable de Estrategia y Operaciones de Mox, Enric Ochoa-Prieto. Aunque además pone el acento en que un 58 por ciento ha echado en falta acudir a bares y restaurantes, el mencionado estudio de Makro y de la consultora NPD también hace referencia a que el 38 por ciento de los españoles asegura que ha aumentado su consumo a domicilio.

Glovo ofrece la posibilidad en Segovia de realizar la compra ‘online’ en un supermercado DIA. «Este crecimiento del ‘e-commerce’ ha venido para quedarse. Puede que haya una pequeña bajada, pero desde estos últimos meses hay muchos nuevos usuarios digitales. Gente que no estaba acostumbrada a utilizar las plataformas y que lo ha empezado a hacer», remarca el ‘country manager’ de Mox. Estas tendencias han permitido a su empresa desarrollar en seis meses planes de expansión que tenían previstos para un plazo de 18 meses o dos años, y han dado el salto al mundo de la mensajería y de los supermercados. El mercado del ‘delivery’ cotiza al alza como revela que, al final del primer estado de alarma, sus cifras se situaban por encima de las que se registraban antes de que comenzara la pandemia. Las plataformas –y con ellas los repartidores’ se han convertido en una vacuna contra  el parón.