La angustia, la incredulidad y finalmente el alivio se han entremezclado en Santa María la Real de Nieva esta semana en 72 horas que su alcaldesa, Pilar Ares (PP), califica de «histeria». Entre el lunes y el miércoles este municipio de la Campiña segoviana permaneció en vilo por dos de sus vecinos, sin ningún vínculo entre sí más allá de que ambos desaparecieron el mismo día y casi en el mismo lugar. Una suerte de triángulo de las Bermudas.

Tais se afincó en mayo de 2019 junto a su familia en Paradinas, una de las pedanías de Santa María, adonde acuden a estudiar Secundaria los pocos niños que quedan entre sus apenas medio centenar de vecinos. Con su pelo rizado y sus rasgos –son de origen brasileño–, su sobrina Kauane, de 13 años, no pasa inadvertida. Al menos para el conductor del autobús escolar, que el lunes no dudó en llamar a Tais al ver que no había tomado su asiento después de las clases como todos los días. «Me preguntó si la habíamos recogido nosotros pero no, así que fuimos directamente a la Guardia Civil», cuenta ella.

Se inició entonces una búsqueda en la que la fotografía de Kauane circuló por todas las redes sociales. Desde el principio se creyó que su desaparición había sido su voluntaria. «Le ha dicho a una amiga del instituto que se marchaba», revelaba Tais, sin saber en ese momento los motivos que habían llevado a su sobrina a tomar esta decisión. Pero cayó la noche y seguían sin localizarla a pesar de que numerosos vecinos estuvieron peinando la zona incluso hasta la madrugada.

El exjefe del Seprona fue detenido con un arma en Génova

Finalmente en la mañana del martes la Guardia Civil la encontró andando por la carretera CL-605 en las inmediaciones de Tabladillo, a unos cinco kilómetros de Santa María. «Está bien. Ha pasado la noche debajo de un árbol y estaba empapada y con los dedos morados. Al parece había discutido con mi otro hijo, pero no tiene nada que ver con un reto que dicen que está de moda ahora entre los jóvenes de desaparecer 48 horas. Kauane tiene un teléfono móvil, pero no tiene redes sociales», subrayaba Tais, feliz y agradecida por la ayuda recibida.

Pero Santa María todavía no se había quitado el susto del cuerpo cuando a las pocas horas se conocía que el capitán de la Guardia Civil Jesús Manuel Calvo Ortega, vecino del pueblo a pesar de estar destinado en Madrid, no había llegado el lunes a un curso que tenía que realizar en la localidad madrileña de Valdemoro. Ahora era su imagen la que circulaba de whatsapp en whatsapp, aunque con peores perspectivas, ya que había dejado a su familia una carta de despedida, tal y como publicó ‘El Confidencial’.

De 52 años y exjefe del Seprona de Segovia, fue localizado en la tarde del miércoles por compañeros de la Unidad Central Operativa Medioambiental en la calle Génova de Madrid, donde se encuentra la sede del PP y también muy cerca la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. Iba armado, mostró una actitud agresiva y tuvo que ser reducido, pero se encuentra en libertad y se ha descartado que en su desaparición intervinieran otras personas. «Es muy introvertido, pero se le considera un gran profesional», dicen fuentes del Instituto Armado.