Lute, el rey del banquete

A.M.
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Eleuterio Laguna formó un imperio gastronómico en torno al restaurante Lago donde se registraron miles de celebraciones hasta que comenzó su decadencia con la crisis y la inversión en negocios fallidos.

Lute, el rey del banquete

En su época dorada, el restaurante Lago de la carretera de La Granja,  fundado en 1971 -ahpora comprado por José María Eventos-,  podría dar un servicio de 2.000 cubiertos un sábado, dividido entre comidas y cenas,  entre cinco y seis bodas de las de más 300 invitados cada una, que eran las que se estilaban. Pero, además, esos clientes promociobaban el lugar, hasta el punto de que en este complejo  hostelero, ubicado en una finca de unas cinco hectáreas, se casaba una pareja, años después el hijo del matrimonio y terminaba por tomar la comunión el nieto.  

Lute, fallecido el año pasado,  que había dejado el bar Lago –nombre  derivado de su apellido– de la Plaza Mayor, donde ejerció como cocinera su esposa, Juanita Lomillos, durante once años,  abandonando su profesión y su pasión de maestra, albergó homenajes de despedida de gobernadores, como el de Luis Julve Guerrero, que desbordó las previsiones y obligó a colocar  mesas junto a la barra del bar de la entrada, porque aún no había ampliado, a poco de abrir, pero también de políticos y funcionarios de la democracia, como José María Aznar o deportistas como Pedro Delgado tras su victoria en el Tour de Francia. 

hostelería. Lo era todo en la hostelería, casi en exclusiva, recuerda EulogioSanz, con 47 años en la empresa,  porque no tenía apenas competencia.  No había evento que se preciara que no pasara por sus comedores: una carpa para 500 personas, un salón junto a la barra, de 250 personas, y otro salón grande por el que se accedía a través de unas escaleras, para 450 personas. Además daba servicios de catering.        

Lute, el rey del banquete Lute, el rey del banquete La plantilla fija era de unas 17 personas pero luego se llegaban a contratar por evento entre 40 y 50 extras.         

Se puede decir que este establecimiento le ha conocido todo Segovia en casi medio siglo, porque si no eran invitados de ceremonias, pertenecían a gremios y grupos de profesionales que celebraban su fiesta patronal, miembros de las Fuerzas yCuerpos de Seguridad del Estado u otros empleados públicos. Gran relaciones públicas,  cada verano servía a la Condesa de Barcelona, madre del Rey emérito donJuan Carlos, se granjeó la amistad de Lucio, que le enviaba clientes desde Madrid, y estrechó la mano a personalidades y políticos de todo signo. 

Promocionó el menú del cochinillo asado, pero su gran acierto fue el marisco y el pescado que traía directamente de Vigo, en Galicia,  donde estaban sus dos hermanos, para encargarse de las compras. Siempre el mejor porque la calidad era una de sus preocupaciones, recuerda Juanita, a punto de cumplir 84 años, quien cansada de permanecer en el bar de la Plaza, antes del traspaso, subió con su esposo al nuevo negocio.        

Félix Antona, con 20 años en la casa como camarero, recuerda bodas de 600 y 700 personas, y la celebración de numerosas fiestas, durante todo el año. Lamenta que tuviera que llegar al juzgado el tema del décimo de lotería premiado con el ‘gordo’ que un cliente dejó de propina a los camareros, pero que reclamaron los cocineros, y ganaron el pleito, entendiendo que debería haber mediado Lute.   

La crisis fue haciendo mella, ya no había empresas que celebran banquetes ni comidas de negocios con marisco, y bajó el número de bodas y de invitados, se repartían en otros locales. Pero lo que realmente perjudicó a Lute fue el negocio fallido del aparcamiento y el hotel en ‘Las Oblatas’, quizá mal aconsejado,  por el que terminó convirtiendo el restaurante, sin abordar reformas, en decadencia, en la venta de las antigüedades que fue atesorando al cabo del tiempo.