Estos nombres de calles de Segovia no existen, ¿o sí?

S. A.
-

No figuran en mapas ni callejeros, aunque sí en la memoria colectiva de los segovianos. La fuerza de la costumbre triunfa muchas veces sobre la 'oficialidad'

Estos nombres de calles de Segovia no existen, ¿o sí? - Foto: Rosa Blanco

Es el mapa sentimental de una ciudad, que, en ocasiones, poco tiene que ver con el plano o callejero oficial. El Google Maps no localiza en Segovia la Plaza de las Sirenas, la Cueva de la Zorra o la Calle Arrastaculos. No existen, aunque la realidad es que tienen otros nombres, los ‘oficiales’, los que figuran en las placas de calles y plazas, en mapas y callejeros de mano, en la base de datos de los navegadores GPS, incluidos en cualquier teléfono móvil, que guían a los turistas en cualquier ciudad del mundo. Nombres de calles y plazas ‘muertos’ para la ‘oficialidad’ pero que siguen muy ‘vivos’ en la memoria colectiva.

Cualquier segoviano conoce la Calle Real y donde localizarla, aunque resulte inútil teclear este nombre en el Google. En realidad, la Calle Real no existe; y es la fuerza de la costumbre, que se remonta al paso de los cortejo reales, la que ha integrado bajo esta denominación a tres calles: Cervantes, Juan Bravo e Isabel La Católica. A ningún segoviano le ‘chirría’ cuando se menciona la Plaza Oriental para referirse a la Plaza de la Artillería; mientras que todavía es común denominar a la Avenida del Acueducto como Avenida de Fernández Ladreda, nombre borrado del callejero en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. El que fuera ministro de Obras Públicas en el Régimen de Franco seguirá presente, pese a los dictados de la ley, por la mera fuerza de la costumbre, como también la Calle Alférez Provisional, hoy calle Blanca de Silos.

¿Existe la Plaza Oriental y la Plaza de la Artillería? ¿O la segunda suplantó a la primera?. Teorías hay al respecto, aunque cualquier segoviano utiliza una u otra nomenclatura para referirse al espacio situado «al otro lado» del Acueducto o, si se prefiere, de la Plaza del Azoguejo. Los puristas tiran del callejero oficial para diferenciar ambas plazas. La Oriental comprendería un tramo próximo al Acueducto y el más cercano a la Calle de San Juan y al espacio donde se ubica la estatua de la ‘Loba Capitolina’. La Plaza de la Artillería sería el resto, hasta el límite con Vía Roma y Padre Claret. Para gustos, los nombres, en este caso de las plazas.

Pocos quedan a tomar vinos y cañas en la calle Infanta Isabel. Lo hacen en la ‘Calle de los Bares’, nombre de fuerte arraigo, como lo es la Plaza de los Huertos, nombre que ha sepultado su nomenclatura oficial: la Plaza de Doctor Laguna. La Calle de San Gabriel sigue siendo para muchos ‘La Cueva de la Zorra’; como lo es también el Paseo Nuevo o Camino Nuevo —las dos denominaciones valen— para referirse a la unión del Paseo Ezequiel González y La Calle Conde Sepúlveda, que sí aparecen en el callejero. Hoy es la Avenida de la Constitución, pero antes fue la Avenida de José Antonio y, en su tramo superior, La Pista, nombres que aún se utilizan, sobre todo en las ‘antiguas generaciones’, para quienes ‘Larrucea’ es sinónimo del barrio de San José, o más bien, la zona más próxima a la antigua cárcel, según precisan otros.

Para los segovianos «que peinan canas» Chamberí es el espacio entre la plaza de toros y las piscinas, mientras también hablan de El Peñascal para referirse al barrio de La Albuera. Si se menciona la Calle Grabador Espinosa, pocos la localizan. Hay más posibilidades si se identifica esta calle con ‘La Potenda’, el nombre popular.

¿Y la Calle de la Sartén?. Es la calle Antonio Machado. El poeta bautiza una calle que tuvo un nombre ajustado a su orografía. Es un caso parecido al estrecho callejón, en escalera, junto al Hotel Los Linajes, que une la calle de Doctor Velasco con la calle de la Puerta de Santiago, junto a las ruinas de la iglesia de San Pedro de los Picos. Es la calle «Arrastraculos». De toda la vida. La Plaza de Medina del Campo tiene varios ‘sobrenombres’ en el ‘diccionario popular’: Plaza de Juan Bravo —en alusión a la estatua del comunero, obra de Aniceto Marinas— o las Plaza de las Sirenas, que alguno atribuye, de forma errónea, a las esculturas de «sirenas mitológicas» —en realidad son ‘esfinges’— que están en la plazuela. Más bien, el acervo popular se refiere a las sirenas de Hércules que se encuentran en los capiteles del atrio de la cercana iglesia de San Martín.

La conocida como la Calle del Agua, transversal entre José Zorrilla y Conde Sepúlveda, es, en realidad, la Calle San Vicente Ferrer; mientras aún hoy, de forma errónea, se habla de la calle de Los Leones, junto al enlosado de la Catedral, para referirse a la Calle Marqués del Arco. La lista de ‘cognomentos’ —renombre que se le da a una persona o a un pueblo— es larga. La Plaza de San Facundo es, para muchos, la Plaza de Correos; la Plaza de la Universidad es aún la Plaza del Regimiento o de Los Leones de Castilla: y la Calle Teodosio El Grande es la ‘zona de las Rocas’.

A la Plaza de Somorrostro aún se la denomina como la Plaza de Muerte y Vida; y pocos hablan del Barrio de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. Prefieren denominarlo, quizá por economía del lenguaje, como el barrio de la Plaza de Toros.

«Escaleras del Orly». Y se habla de ‘Los Zuloagas’ para referirse a la Plaza de Colmenares; y «de las escaleras del Orly» para aludir al tramo de la Calle del Carmen que une la Avenida del Azoguejo con la Calle Cervantes. Y con naturalidad se habla del Parque del Reloj, en Nueva Segovia, desconocido en el ‘callejero oficial’. La calle Valdeláguila es para muchos la Calle de la Victoria. Y la Calle de la Vihuela, que une la Calle de las Nieves y la Calle de San Cristóbal, en San Lorenzo, seguirá siendo conocida como la ‘Calle Negra’; al igual que la Calle Hilanderas, que une Muerte y Vida e Independencia, conocida como ‘La Calleja’, al menos para unas cuantas generaciones.

«¿Dónde vas?. Voy al Palo.». Sí, el Palo, como durante años se identificó a la Urbanización Mirasierra. Al final, ni el Palo, ni Mirasierra, sino la conjunción de ambos: El Palo- Mirasierra. El ferrocarril llegó a Segovia en abril de 1884, con la inauguración de la línea férrea entre Medina del Campo y Segovia. El último tramo del entonces ‘Paseo Nuevo’, hasta la estación de ferrocarril, era la Avenida de la Estación. Y lo fue hasta que el Ayuntamiento rebautizó este tramo en memoria del obispo José Ramón Quesada y Gascón, que falleció en 1900 a la edad de 55 años. Lo cierto es que la avenida del Obispo Quesada, que conecta el paseo del Conde de Sepúlveda con la carretera de Villacastín, está hoy perfectamente identificada por los segovianos. Sin embargo, después de ser rebautizada, mantuvo durante décadas la vieja denominación de «Avenida de la Estación» en el ‘callejero de la gente’.

No es extraño que las personas más mayores se refieren a la Vía Roma, una de las principales arterias de la capital, como ‘carretera de Boceguillas’. El Ayuntamiento de Segovia adoptó la nueva nomenclatura en 1974 con motivo de la celebración del Bimilineario del Acueducto. Este homenaje segoviano a la civilización que levantó su Acueducto, hizo que, en gesto de agradecimiento, el ayuntamiento de Roma regalase a Segovia una reproducción de la ‘Loba Capitolina’ réplica del original que se conserva en el interior del Palazzo dei Conservatori de Roma. Vía Roma es el nombre oficial, aunque no se extrañe si escucha ‘carretera de Boceguillas’.

¿Y el Jardín de los Enamorados?. Es el nombre ‘popular’ del Jardín de Fromkes, que ocupa una explanada trazada sobre la llamada Cuesta del Doctoral. El jardín fue dedicado en 1958 al poeta Mauricio Fromkes, que vivió en sus proximidades. Su atractivo estriba en sentarse en su pretil y, desde él, contemplar el valle del Eresma y el horizonte de Lastras que se extiende más allá del Monasterio del Parral. De ahí que sea el ‘Jardín de los Enamorados’. Numeroso es el listado de las calles, plazas, rincones o barrios que en Segovia llegan a tener dos nombres, el «oficial» y el que tienen «de toda la vida». Es el «callejero de la gente» perpetuo por la fuerza de la costumbre.