El buey Pocholo, de Cuéllar al libro Guinness

EFE
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Jorge Guijarro acaricia a Potxolo, en la finca de Cuéllar donde pasta. - Foto: D.M.

Hay un "Disneyland cárnico" en Cuéllar   Lo dice el profesor del Basque Culinary Center Mikel Zeberio, que trabaja con la familia Guijarro en Terrabuey. En un "pequeño paraíso de 12 hectáreas" crían con pastos, piensos de cereales frescos castellanos y maíz dulce a unos cien bueyes de distintas razas de los que aprovechan "todo" en su Brasería de Cuéllar, un restaurante que ofrece carne de buey "los 365 días del año", dice a Efe con orgullo Alberto Guijarro. Con su padre Andrés y su hermano Jorge empezó "por afición" la cría de estos animales en 2004 y hoy se ha convertido en una forma de vida. La estrella de sus bueyes, que los comensales pueden visitar y alimentar, es "Pocholo", de diez años y dos toneladas, que quieren inscribir en el libro Guinness de los récords como el más grande del mundo. Tienen bueyes de raza berrenda, blonda de Aquitania o frisona y, asegura a Efe Alberto Guijarro que cada una posee "aromas e infiltración de grasa distinta". Lo demuestran en la cata anual de seis bueyes de cinco razas con cuatro maduraciones distintas, que van entre los 30 y los 190 días. Aunque defiende las bondades de la vaca vieja, asegura que el buey es "la carne top" porque al ser un animal castrado "tiene lo mejor de la hembra y del macho". Pero reconoce que "hay que tener el paladar muy fino para distinguirlos" y se rebela contra el fraude al comensal, que suele comer vaca vieja por buey. "Los veterinarios no mienten y los animales salen bien etiquetados de los mataderos. El problema son los restaurantes, pero Turismo no hace nada", lamenta Guijarro.