Segovia tiene problemas para cubrir cinco especialidades

Nacho Sáez
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El sistema público de salud no acaba de salir de la crisis: casi la mitad de sus médicos podrá jubilarse en los próximos diez años, las listas de espera siguen siendo altas...

Segovia tiene problemas para cubrir cinco especialidades

El presidente del Colegio de Médicos de Segovia, Enrique Guilabert, que ejerce como facultativo en Atención Primaria en el medio rural, ha llegado a pasar consulta en seis pueblos distintos en una sola mañana y observa impotente, además, cómo en los próximos diez años podrían jubilarse casi la mitad de la plantilla de profesionales de la región y sólo están formándose residentes para cubrir el 74 por ciento de esas vacantes. «Esto es el principio de lo que viene, el pilotito rojo. En dos años vamos a tener un problema serio en Segovia y en Castilla y León. Tenemos una buena calidad asistencial, pero la podemos perder si no hay una reacción», avisa el propio Guilabert.

La sanidad pública se está desangrando, en opinión de las miles  de personas que el pasado sábado se manifestaron en Valladolid contra la inestabilidad laboral, la falta de médicos en el medio rural, la carencia de especialistas en la atención hospitalaria o las listas de espera. Una llamada SOS que sobre el terreno se plasma, en el caso de Segovia, en que cuenta con menos profesionales que antes de que se produjeran los recortes, según indica Enrique Arrieta, médico de familia y miembro de la Marea Blanca, que cifra en 41 la pérdida de facultativos en Atención Primaria y hospitalaria entre 2010 y 2016».

El gerente de Asistencia Sanitaria de Segovia, José Manuel Vicente, defiende que la inversión no ha dejado de aumentar desde 2015: 174 millones de euros en 2016, 178 en 2017, 185 millones en 2018 y una previsión superior a los 190 en 2016. «Ha crecido más que el IPC», subraya, aunque no desglosa los datos anteriores a los recortes. Vicente está al frente de una plantilla formada por cerca de 2.000 personas en la que se han vuelto a encender las alarmas tras la presentación hace unos días de una investigación llevada a cabo por el Consejo de Colegios Oficiales de Médicos de la Comunidad.

 El ‘Estudio de demografía médica de Castilla y León’ anuncia la jubilación de 5.000 facultativos en los próximos diez años. Segovia, que se encuentra por debajo de la media del país de médicos activos, verá colgar la bata al 44,6 por ciento. Según datos oficiales, en Atención Primaria serán diez en 2019, 23 en 2020, 22 en 2021 y 19 en 2022. El consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Antonio Sáez Aguado, ha anunciado que ofrecerán contratos de tres años a los residentes de Medicina de Familia y el gerente del Complejo Asistencial de Segovia ha desvelado que los cuatro que se encuentran en esa situación en Segovia han aceptado. Resultan insuficientes, sin embargo, para cubrir esas diez jubilaciones que se producirán el próximo año en un sistema que ya tiene grietas. ¿Hay estrés para los profesionales? «Sí. Cuando hubo que hacer ajustes, que los hubo, los pagamos todos y en especial los profesionales, y generaron tensión en el sistema. Ahora, cuando no se pueden encontrar sustitutos, se produce una mayor carga asistencial. Pero la voluntad y los medios están disponibles», justifica Vicente.

El año pasado, los médicos de Atención Primaria de Segovia capital tuvieron una presión asistencial (el número de pacientes que atendieron al día de media) de 23, por debajo del promedio de Castilla y León en 2017 (unos 29), pero es moneda de cambio habitual que en periodos de vacaciones o bajas de otros facultativos tengan que asumir sus cartillas. «Estamos en una situación precaria que provoca descontento tanto entre los usuarios como entre los profesionales. Se producen demoras de cinco días para recibir cita, con la consiguiente recarga de las urgencias; estamos haciendo mal las actividades de promoción de la salud; tenemos el riesgo de cometer errores porque estamos sometidos a mucha presión... Es algo que venimos arrastrando porque falta compromiso con la Atención Primaria. Y si esta funciona mal, se resiente todo el sistema», advierte Arrieta.

El problema se acentúa en el medio rural, donde la presión asistencial se dispara a 35 en el caso de El Espinar y a 30 en el de Cuéllar. La frecuentación (número de veces que cada paciente acude a su médico al año) se eleva a 11 en Fuentesaúco. «En los pueblos hay que tener en cuenta los kilómetros que hacen los médicos para ir de un pueblo a otro, y que cuando llegan tienen que sincronizar los ordenadores, no hay recetas electrónicas... No hay esa continuidad asistencial que es tan necesaria y todo esto se ha multiplicado y cronificado», apunta Guilabert, que califica de «barbaridad» la posibilidad planteada esta semana por Sanidad –y parece que ya descartada– de contratar a profesionales sin MIR.

«Hay que pensar en todas las posibilidades y buscar el consenso, no imponer nada», opina el gerente de Asistencia Sanitaria de Segovia, que rebate el descontento social con la sanidad que transmitió la manifestación del pasado sábado a partir de las encuestas de satisfacción realizadas entre los pacientes. Estas concluyen, entre otras cuestiones, que el 96 por ciento valoran la atención sanitaria global en su centro de salud como buena o muy buena. «Eso es gracias al esfuerzo de los profesionales, no del sistema, porque lo que valoran estas encuestas es la percepción que tiene el usuario de la atención que reciben de los profesionales», esgrime Arrieta, que reprocha a la Consejería de Sanidad que no haya puesto antes en marcha los contratos de tres años para médicos de Atención Primaria que ha anunciado ahora.

Una de las consecuencias de la inestabilidad laboral que han padecido durante los últimos años es que hay consultorios rurales que han cerrado, según remarca Guilabert, conocedor de que la falta de especialistas también se cobra su factura en la atención hospitalaria.

PROBLEMAS. La Gerencia de Asistencia Sanitaria reconoce dificultades –puntuales en algunos casos y en otros no– para cubrir las especialidades de Cardiología, Radiodiagnóstico, Traumatología y Dermatología. Problemas que influyen directamente sobre las listas de espera quirúrgica. Segovia cerró 2018 con un tiempo medio de espera de 48 días entre todas las especialidades (por debajo  de la media de los hospitales de Castilla y León, que se sitúa en 48) y con Traumatología, Urología y Cirugía General y Aparato Digestivo como las más atascadas.

«Como paciente uno quiere que si tiene algo urgente o grave te lo operen enseguida. Y nosotros lo hacemos. Nosotros, las prioridades 1, las estamos operando en 12 o 14 días. Nuestro promedio de tiempo de espera es bueno. Algunos pacientes esperan mucho pero también porque a veces quieren que le opere tal o cual doctor, porque el seguimiento se alarga porque no hay más remedio… Pero el sistema es ágil. Las listas de espera en Segovia son razonables», defiende el gerente del Complejo Asistencial. Una opinión que no comparten el presidente del Colegio de Médicos y la Marea Blanca. «Es verdad que han bajado, pero siguen siendo muy grandes», señala Guilabert. «Cuando la prioridad no es alta, las esperas son largas. Especialmente en las revisiones», abunda Arrieta.

La Consejería de Sanidad anunció el pasado junio un aumento de plantilla en el Área de Salud de Segovia a través de la incorporación de seis nuevos licenciados especialistas en Medicina Interna (dos), Neumología, Cardiología (dos), Endocrinología y Nutrición y Dermatología; ocho enfermeros; un fisioterapeuta; siete técnicos de cuidados auxiliares de enfermería; un técnico superior de imagen para el diagnóstico; dos celadores y un titulado superior en gestión. Sin embargo, la carencia de especialistas ha seguido eclipsando la modernización tecnológica del hospital y ha impedido, de momento, la puesta en marcha de la unidad de rehabilitación cardiaca cuya creación se anunció también en junio, según revela el representante de la Marea Blanca. Este hace hincapié, además, en que Segovia tiene el menor ratio de camas de Castilla y León desde el cierre del Hospital Policlínico. Una clausura que dejó asimismo a la provincia sin unidad de estancias medias.

POSIBLES SOLUCIONES. ¿Y dónde comienzan las soluciones para tantos problemas? «Está claro que hay un punto de preocupación y el sistema debería abordarlo. Pero es un problema nacional y hay que abordarlo con el consenso de las 17 Comunidades Autónomas. De nada sirve que cada una haga la guerra por su cuenta», asevera el gerente de Asistencia Sanitaria, que valora positivamente que se haya puesto ya sobre la mesa la posibilidad de convocar un MIR extraordinario para médicos de familia. «El modelo, tal y como está diseñado, no vale», considera el presidente del Colegio de Médicos. «Hace falta más inversión, hay que potenciar la Atención Primaria y el medio rural y promover la asistencia en centros que permitan el acceso a los servicios de una forma cómoda, fácil y segura. Y eso no quiere decir que no vayamos a seguir yendo a los pueblos porque, de hecho, yo potenciaría la visita domiciliaria. Pero todo esto requiere un compromiso de los políticos y que se alcance a un gran pacto por la Sanidad».

Ese acuerdo debería contemplar, en opinión del propio Guilabert, la creciente «feminización» del sistema. De los 14.918 médicos colegiados que hay en Castilla y León (el seis por ciento de España), dos de cada tres son mujeres con menos de 55 años. Pirámide que se invierte a partir de esta edad en favor de los hombres. «Esto supone, que la planificación debe prever el impacto en la actividad por bajas, excedencias, reducciones de jornada por maternidad, cuidado de hijos, etcétera», concede Guilabert, molesto con la «tergiversación» a la que ha sido sometido este punto del estudio presentado por el Consejo de Colegios Profesionales de Médicos. Su hija se examinaba del MIR este mismo sábado.

El abandono de la sanidad pública constituye «la pérdida de una de las cosas más valiosas que tenemos en nuestro país», según recalca Arrieta, que entiende el aumento de la contratación de seguros de salud privados que se ha producido desde los recortes: «Es una salida comprensible, un sálvese quien pueda, pero es triste porque supone una vuelta atrás en la concepción de la salud. La sanidad privada es un negocio y sólo sirve para solucionar problemas puntuales, pero la buena salud de una sociedad se consigue a través del sistema nacional público», afirma.

Pero necesita recuperar la confianza, a lo que no ayuda que un total de 4.006 graduados de las 42 facultades de Medicina españolas no pudieran obtener plaza de formación especializada en el MIR de 2018 debido al exceso de graduados y la escasez de plazas, según un estudio realizado por el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) y la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas (CNDFME). Según estos organismos, esta situación, entre otros aspectos, se debe a que España se ha convertido en el segundo país del mundo en número de facultades de Medicina. Unas 7.000 personas se graduan cada año, y en 2018 4.006 no pudieron obtener plaza MIR. A esto, según denuncian y recoge Europa Press, se suma el déficit de profesorado, que «se ha reducido un 20 por ciento en los últimos años».

Sin embargo, la realidad demuestra –al menos en Segovia– que no sobran médicos en un sistema que poco a poco se desangra sin que nadie parezca remediarlo.