Una generación entre dos crisis

Nacho Sáez
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Cuatro jóvenes segovianas en paro hablan de su situación cuando el Gobierno anuncia un plan de 5.000 millones para impulsar el empleo juvenil.

Una generación entre dos crisis - Foto: Rosa Blanco

Sara Sastre tiene 30 años y está especializada en el sector del turismo. Cuenta con un máster, ha trabajado en recepciones de hoteles y en ningún momento ha dejado de formarse. Sin embargo, desde hace ya más de un año se encuentra en el paro. «Vino la pandemia y me quedé sin trabajo. Voy a seguir luchando y estoy segura de que conseguiré mi objetivo, pero que me den la oportunidad de hacer entrevistas», reclama sentada en un poyete de piedra en la Alameda del Parral junto a otras tres jóvenes que están en la misma situación. Las cuatro forman parte del programa de innovación social ‘Lanzadera Conecta Empleo de Segovia’ que organizan la Fundación Santa María la Real y la Fundación Telefónica –en colaboración con el Fondo Social Europeo y el Ayuntamiento de Segovia– para entrenar competencias asociadas al trabajo en equipo, la gestión emocional, la comunicación o la creatividad. Todo con el objetivo de impulsar la empleabilidad de sus participantes, en esta ocasión una treintena de mujeres y hombres desempleados no solo jóvenes sino también de edades hasta los 60 años.

Pero el foco está ahora puesto en el paro juvenil. El Consejo de Ministros ha aprobado recientemente el Plan de Garantía Juvenil Plus (PGJ+) para el periodo 2021-2027, dotado con 3.263 millones de euros y destinado a mejorar la cualificación de jóvenes y proporcionarles las competencias profesionales y técnicas necesarias para acceder al mercado laboral. Según datos recientes, el 18 por ciento de los españoles tiene menos de 30 años. Una cifra que sube al 21 por ciento en el caso de Segovia. «Tenemos una parte de la población joven con escasa formación, pero también tenemos un porcentaje elevado de jóvenes archipreparados para incorporarse al mercado laboral. Estos dos extremos están actuando como un factor de expulsión del mercado laboral», ha advertido la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, al tiempo que ha asegurado que los jóvenes inscritos en el PGJ+ tendrán una atención inmediata para que en el plazo máximo de cuatro meses hayan recibido una oferta de empleo o de formación que contará con un seguimiento especial durante este periodo. Este plan forma parte del Plan Estratégico Juventud Avanza, que agrupa el conjunto de acciones para el empleo juvenil que va a desplegar el Gobierno con una inversión de 4.950 millones de euros.

Un rayo de esperanza para las cuatro jóvenes segovianas reunidas por El Día de Segovia para este reportaje. «Se deberían reforzar las alianzas con las empresas para que aumente la garantía sobre esos jóvenes que terminan la universidad», opina María Alejandra Barroeta, licenciada en Comercio Internacional y máster en Negociaciones Económicas. A sus 31 años, hace apenas unos meses que logró el permiso de trabajo en España tras emigrar de Venezuela por motivos familiares. «Ahora me estoy sacando también un certificado en Marketing porque no me quiero quedar atrás. Se están demandando competencias digitales, aunque no entiendo que también te pidan dos o tres de experiencia cuando es una revolución industrial que ha empezado en buena medida con la pandemia. Se busca a alguien que domine el big data, los social media y que tenga cinco años de experiencia. Habrá alguien así, pero es demasiado», se queja.

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La falta de oportunidades lastra a los jóvenes actuales, que además se han visto emparedados entre dos crisis. Según las estadísticas del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE), Segovia capital tenía en paro a 1.296  jóvenes de entre 16 y 34 años en febrero de 2009, poco después de que estallara la burbuja inmobiliaria. Un número que descendió a 859 justo antes de que estallara la pandemia –su pico más bajo en un mes de febrero de la última década– y que el coronavirus ha vuelto a subir a 1.244.

«No sientes el apoyo de nadie y te preguntas: ‘¿Por dónde empiezo?’», revela Ana Isabel Alonso, personal de servicios y esteticista de 30 años, madre de dos hijos de 5 y 7 años y desempleada desde diciembre. «Hay que formarse, buscar trabajo activamente y apuntarse a todo lo que salga», se anima. Estas cuatro integrantes del programa Lanzadera Conecta Empleo de Segovia rebosan positividad pese a lo que pueda deducirse de sus palabras en algunos momentos. 

Se ríen, se muestran cómplices entre ellas y se conjuran para no rendirse, aunque no hayan podido cumplir muchas de sus expectativas. Laura Sanz, de 32 años, trabajó en el Telepizza mientras terminaba la carrera, Magisterio de Educación Infantil, y después intentó opositar sin éxito. Finalmente se ha enfocado al campo de la pisicomotricidad tras realizar dos másters en este ámbito. «El otro día en una charla nos dijeron: ‘Lo sentimos porque os hemos dicho que si estudiábais ibais a tener trabajo’. Estamos aquí estudiando, intentando superarnos, ponernos al día y aun así no consigues tu objetivo de dedicarte a lo que tú quieres, realizarte… Es muy frustrante. Pero ahí estamos porque con la frustración no se puede hacer nada», reflexiona. En su opinión, «en la carrera tendría que haber un año entero estilo beca pero practicando, explorando y poniendo en práctica todo lo que has aprendido». «No con el sueldo de los demás, pero para que luego pudieras decir: ‘Tengo una formación constante, sé aguantar esta presión y he sabido llevar a cabo estas cuestionesy resolver estos conflictos…», añade.

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En su lugar se encuentran con trabas históricas como la desigualdad, que aún se refleja en las estadísticas. 406 parados segovianos actuales menores de 30 año nunca han tenido un trabajo y el 54 por ciento son mujeres. «Muchas veces solo se fijan en la experiencia, pero a lo mejor yo puedo aportar otras cosas. Me reciclo constantemente, soy una persona joven, con interés, con ganas de aprender, de trabajar en equipo… Yo creo que eso también lo deberían valorar un poco, pero miran la edad, que no tienes demasiada experiencia y que piensan que quieres ser madre. Me lo preguntan mucho. O que si tengo cargas familiares», desvela Sara. «A mí nunca, pero tengo miedo de que me lo pregunten», interviene Laura. «Estamos aprendiendo a anticiparnos a esas situaciones», concluye Ana Isabel.