"Queremos que la Real Fábrica sea un espacio abierto"

Aurelio Martín
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Arquitecto, es el director de la Escuela de Patrimonio Cultural, aparte de haber dirigido varios proyectos en la Real Fábrica de La Granja, es miembro de Icomos y fundador de la Asociación de Profesionales de la Restauración Monumental.

Javier Ramos Guallart posa en el acceso a la futura travesía peatonal - Foto: Rosa Blanco

La Real Fábrica de Cristales de La Granja, uno de los edificios industriales del siglo XVIII que se mantienen en pie en Europa, impulsada por el Rey Carlos III, aborda un plan  de relanzamiento, hasta 2022, que prevé unas inversiones en torno a dos millones de euros, con la idea de posicionar y consolidar la marca, impulsar las fuentes de ingreso y hacer de este inmueble de 38.000 metros cuadrados un centro internacional de actividades de investigación, formativas y culturales.  El proyecto se pondrá en marcha por un equipo bajo la dirección del arquitecto Javier Ramos Guallart  (León 1952) quien en esta entrevista subraya que se busca que «la Real Fábrica sea un espacio abierto a todos y una referencia internacional».  Asimismo afirma que «un edificio de esta categoría se puede llenar de muchos más contenidos de los que tienen actualmente, lo que pasa es que hay que socializarlo».

Ustedes parten de que el Plan de Actuación en la Real Fábrica de Cristales de La Granja 2019/2022 viene a aportar medidas estructurales que obligan a inversiones a corto y medio plazo para poner en uso y rentabilizar todos sus espacios e instalaciones, elevando aún más el prestigio de esta histórica manufactura, ¿qué financiación exige el proyecto?

Si vale como metáfora, ahora, es como si tuviéramos un avión en medio de la pista de un aeropuerto, parado, sin motores y sin tripulación pero con cuarenta y una personas sacándole brillo todos los días, pagándoles, pero el avión no despega. Hasta ahora la Real Fábrica era el museo y la venta de productos, cuando es un edificio de 38.000 metros cuadrados en el que cabe un mundo. Cuando me plantearon la posibilidad de intentar organizar un poco aquello lo único que dije es que hacían falta inversiones potentes, al menos durante tres años, para poner todos los espacios en funcionamiento. Calculando, podemos estar hablando de unos dos millones.

¿De dónde saldrá el presupuesto? 

Cuando haya un Gobierno en España se tratará de plantear una modificación de estatutos para formar unos órganos directivos un poco más complejos, habrá cambios en el patronato con la llegada de figuras de reconocido prestigio en el mundo de la cultura, el vidrio y el patrimonio y, al mismo tiempo, órganos más bien ejecutivos de colaboración y cooperación institucional, como puede ser el comité ejecutivo donde estén representados los miembros del patronato pero a un nivel más de ejecución de programas, como directores o subdirectores generales, y un consejo de patrocinadores.  Seguro que se puede animar a muchas empresas y corporaciones importantes a echar una mano a poner otra vez en las estrellas un producto que ha marcado en parte la historia de España, en eso estamos y estoy convencido que se puede hacer.  

¿El edificio necesita actualmente obras de restauración y consolidación?

Gracias a la labor que está llevando a cabo la Gerencia de Infraestructuras del Ministerio de Cultura, desde hace varios años, el edificio está perfectamente conservado. Se han renovado las cubiertas, se ha repuesto la teja, no hay ninguna gotera, se ha reforzado el forjado que tenía la nave de hornos y se han recuperado las bóvedas y las cúpulas de la nave central. Lo que sí que falta es el acondicionamiento de algunos espacios, para poder ser usados, la climatización y la ordenación de instalaciones, que es en lo que estamos trabajando ahora mismo.      

Argumentan que, para el cumplimiento de los objetivos generales del plan, se trabajará en 24 líneas o programas de actuación agrupados en ocho ejes estratégicos, pero ¿cuál es el motor del proyecto?.  

Queremos que la Real Fábrica sea un espacio abierto a todos y una referencia internacional, tiene que ser algo más que un museo, tiene que ser permeable a todos los interesados por el mundo del vidrio y a todas aquellas actividades que se puedan desarrollar alrededor del vidrio, incluso desde otras disciplinas.  Habitar en la fábrica es un lujo, como lo es también la experiencia de soplar una pieza de cristal, que luego te envían a casa, y todo esto va a ser posible en muy poco plazo.

Uno de los principales objetivos es el posicionamiento y consolidación de las marcas Cristal de la Granja y Real Fábrica de Cristales, ¿qué mercados persiguen?

Vas a cualquier gran superficie y tienes vidrio por un euro perfectamente hecho, generalmente en fábricas de reconocido prestigio como puede ser cristal de Bohemia, pero realizado de una forma absolutamente industrial. ¿Qué pasa?, que el producto artesanal es caro por la técnica de fabricación, no es accesible a todo el mundo, y esos costes repercuten en el precio del producto. Tenemos que ser muy selectivos a la hora de vender, hablamos de un producto bastante especial, aunque no de lujo, y nos queremos dirigir a mercados donde se aprecia este tipo de producto artesanal, seleccionando muy bien los puntos de venta. La venta online va a ser un referente importante, estamos trabajando en la web y en las redes para tener una venta potente y luego seleccionar mucho los lugares donde va a haber un expositor del vidrio de La granja, pero van a ser contados en el mundo. 

¿Siendo el director y 'padre del proyecto', ve con optimismo el futuro ?

No soy más que la cabeza visible de un equipo de 150 profesionales - arquitectos, restauradores e historiadores - que, durante tres años, de 2013 a 2016, cada verano, estuvieron viviendo en la Real Fábrica, seis semanas, en cursos intensivos de patrimonio, promovidos por el campus de Segovia de la Universidad de Valladolid,  pensando soluciones, en justa compensación a poder habitar en la residencia. Acompañados de 40 profesores del primer nivel del mundo del patrimonio, con los que hemos trabajado intensamente mañana, tarde y casi noche, haciendo proyectos de ejecución y planes estratégicos. Era un equipo formidable de alumnos que, por primera vez, tocaban el patrimonio y debatían entre ellos para buscar soluciones a un problema que es evidente, como que un edificio de esta categoría se puede llenar de muchos más contenidos de los que tienen actualmente, lo que pasa es que hay que socializarlo, hay que abrir una travesía que permeabilice todo el edificio y que permita disfrutarlo hasta el último rincón. No se conoce lo que es la fábrica en su verdadera dimensión.

Han partido de que los problemas de la Real Fábrica de Cristales son antiguos, incluso desde hace diez años, ¿esto servirá para que se aprenda de posibles errores?

He tenido la suerte de dirigir desde la Escuela de Patrimonio Cultural estos cursos que nos han permitido escudriñar todo lo que pasaba en la fábrica, hasta el último rincón. Hemos visto la gestión de los últimos directores, muy buena gente, quizá poco apoyados por el organismo que les puso ahí, la Escuela de Organización Industrial pero, al final, observamos unas importantes carencias en lo que eran objetivos importantes de futuro, que fue a lo que nos dedicamos en los primeros cursos. Hicimos dos planes estratégicos para la mejor utilización de todos los espacios del edificio, quedaron ahí y es lo que me ha valido a mí para diseñar una estrategia que pueda ser viable y tener un sentido, en tres años, en eso me he basado. Estamos ante un proyecto ilusionante, es como volver a casa, hay un deber moral que es que, conociendo una cosa que no funciona y sabiendo cómo puede funcionar tienes la obligación de intentarlo. Quizá sea la última aventura de mi vida laboral.

 ¿Qué lugar quieren que ocupe la Real Fábrica dentro del sector a nivel mundial?

Pues un pequeñito lugar en la 'Marca España', todo lo que representa a este país, que es mucho, puede ser también uno de los objetivos de la fábrica. Que cuando alguien se lleve un cristal a su tierra o su país sepa que se está llevando un trozo de España, eso pasa en la Real Fábrica de La Granja y en la de Gordiola, en Palma de Mallorca,  las dos más importantes que existen.      

El centro se abre a la investigación y a la formación...  

El soplado del vidrio está a punto de ser declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial, el problema que va a surgir, inmediatamente, es que se van a jubilar más de la mitad de los sopladores, en los próximos años; como no creemos una escuela altamente especializada en todas las técnicas que hacen posible el soplado nos quedaremos sin un oficio porque se extinguirá por sí solo. Ese es uno de los objetivos que ha perseguido la Fundación Centro Nacional del Vidrio, desde 1982, tener un museo, una formación especializada y, al mismo tiempo, un centro de investigación permanente de las técnicas del vidrio. De hecho hay un laboratorio, casi intacto, que ahí sigue en perfecto estado y vamos a utilizar. Queremos traer a los mejores maestros que podamos encontrar y a los maestros ya jubilados que viven en Segovia o en el resto del país, pero que se les pueda localizar, para que sigan formando, como ya formaron en la escuela taller, en su momento, a los que hoy son los maestros de la fábrica, abierto también a quienes quieran desarrollar un proyecto de vida alrededor del vidrio. Estará muy bien poder colaborar en seguir formando a la gente que tenemos en la fábrica porque todos necesitamos seguir aprendiendo. 

El soplado del vidrio está a punto de ser declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial, el problema que va a surgir, inmediatamente, es que se van a jubilar más de la mitad de los sopladores, en los próximos años; como no creemos una escuela altamente especializada en todas las técnicas que hacen posible el soplado nos quedaremos sin un oficio porque se extinguirá por sí solo. Ese es uno de los objetivos que ha perseguido la Fundación Centro Nacional del Vidrio, desde 1982, tener un museo, una formación especializada y, al mismo tiempo, un centro de investigación permanente de las técnicas del vidrio. De hecho hay un laboratorio, casi intacto, que ahí sigue en perfecto estado y vamos a utilizar. Queremos traer a los mejores maestros que podamos encontrar y a los maestros ya jubilados que viven en Segovia o en el resto del país, pero que se les pueda localizar, para que sigan formando, como ya formaron en la escuela taller, en su momento, a los que hoy son los maestros de la fábrica, abierto también a quienes quieran desarrollar un proyecto de vida alrededor del vidrio. Estará muy bien poder colaborar en seguir formando a la gente que tenemos en la fábrica porque todos necesitamos seguir aprendiendo. 

¿Cómo desarrollarán la idea de abrir nuevos espacios para la diversificación de las actividades empresariales, lúdicas y culturales?

Como objetivo prioritario queremos conseguir que sea un centro de referencia internacional del mundo del vidrio, como lo fue en los años ochenta del siglo pasado, aprovechando esa declaración de Bien de Interés Cultural, recuperando los contactos con universidades o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entre otros organismos que se vienen preocupando por la tecnología del vidrio. Tenemos la mejor biblioteca que hay en Europa sobre el vidrio y espacios para reuniones y congresos. La travesía peatonal, que estará abierta antes del verano, permitirá acceder a lugares que no se conocen y que van a estar llenos de actividad, como los espacios coworking que estarán utilizados por empresas vinculadas con el mundo del vidrio, y talleres para artesanos, que pueden alquilar. Asimismo se podrá acceder a una cafetería, ubicada en el antiguo horno, y a un restaurante de día y, un poco más de lujo, de fin de semana, y a una residencia, que se utiliza muy poco cada año, y que a nosotros nos ha permitido convivir con la fábrica durante los cursos, lo que es un placer y un lujo que supone una experiencia inolvidable.  

¿Se mantendrá la plantilla de trabajadores?

Tenemos 41 trabajadores, extraordinarios, que llevan de media de entre 20 y 25 años, empezaron en la escuela taller que se creó y siguen trabajando. La idea es ir aumentando el número, fundamentalmente en el horno, en función de las necesidades de la producción y de la ocupación de los espacios. Que, empezando de aprendices, que acabemos con cuatro equipos de sopladores, en vez de dos, y luego seis, principalmente con la idea de seguir formando personas expertas en el vidrio, lo que lleva diez años, al menos, no es un oficio fácil. 

Entre los ejes estratégicos se refieren al impulso a calidad de la producción, mejora de la comercialización y nuevos diseños asociado a la marca, ¿se va a mantener la excelencia que hizo famoso al vidrio de La Granja?

Se trata de superarla, cada pieza que sale de la fábrica pasa unos controles exhaustivos de calidad y se desecha todo lo que no es perfecto. Estamos pensando que con lo que se retira, piezas que, aunque no puedan tener el sello de la Real Fábrica de Carlos III, basándonos en esa idea japonesa de la vida que es la belleza de lo imperfecto (wabi sabi), pueden ser un objeto atractivo con esa ligera imperfección, eso es importante revivirlo porque muchas veces la gente prefiere una cosa imperfecta porque se ve que está hecha a mano y no es perfecta como sale de la industria.  La aspiración de la fábrica y del prestigio de las piezas es la perfección absoluta. 

¿Cuáles son los espacios que no se utilizan actualmente y quieren recuperar?

El museo ocupa prácticamente dos terceras partes de la superficie que tiene la fábrica, puede tener dos vertientes fundamentales, una tecnológica, qué fue el vidrio, cómo empezó, cuál fue la tecnología que se empleó, hasta hoy; y otra las colecciones, que son objeto de contemplación apasionada por mucha gente especializada en estas cosas, que estarán separadas del museo tecnológico. Se podrán visitar juntas o separadas. Y luego liberaremos espacios para que puedan tener lugar los talleres artesanos, los talleres para formación práctica; la residencia, para poder alojar a la gente que participa en los talleres y los espacios coworking. Hablando con el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso estamos viendo la posibilidad de que una parte de la oferta turística que se promocione desde el ámbito municipal tenga también su lugar en la fábrica, en esta calle que va a atravesar el complejo. 

¿Dentro de esa reorganización museística se prevé su ampliación con nuevos espacios, aparte de lo que existe actualmente?

Queremos que la fábrica en sí sea una experiencia que emocione al visitante, igual que puede emocionar una máquina con las que se elaboraban antiguamente las piezas de vidrio. La fábrica es un edificio desconocido, el museo tecnológico va a tener su lugar, las colecciones van a tener su lugar, y todo ello formarán una experiencia difícil de olvidar. No solo se visitará un museo sino una forma de vivir, un oficio, como ha sido siempre la Real Fábrica. 

¿Cuál será el marco de las relaciones internacionales de la Real Fábrica?    

Prevemos la participación en los programas de desarrollo de la Unión Europea (UE), especialmente relacionados con la cultura, la formación y el empleo, y la colaboración con las fábricas de vidrio  en todo el mundo lo que es importante porque es un club muy selecto de muy pocas fábricas en activo en el que la más grande es la de La Granja. Queremos ver la forma que quien entre en la Real Fábrica pueda contemplar un pequeño expositor, como unos cubos de cristal, donde se exponga lo que hacen en otras fábricas del mundo, a cambio de que ellos también muestren lo que hacemos nosotros, camino de la tienda oficial; y sobre todo mantener un foro permanente de contacto para permanecer unidos en la formación de un oficio excelente que está perdiendo un poco su razón de ser en esta vorágine que vivimos cuando, al final, el vidrio, hace un poco más de mil años era un objeto de lujo absoluto. Quien tenía un vaso de cristal en tiempos de los romanos era un potentado. Los temas de formación y generación de empleo preocupan a la UE y los programas europeos están diseñados en gran parte para intentar mantener oficios que se están perdiendo y forman parte de nuestro patrimonio. No es una casualidad que se declare el oficio de vidrio soplado Bien de Interés Cultural y, próximamente, por la misma razón, Patrimonio de la Humanidad lo que significa que Europa cada vez valora más todo aquello que se hace con las manos y de eso nos alegramos todos.