Adiós al alcalde que protegió al Acueducto

Aurelio Martín
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Muere Ramón Escobar, presidente de la corporación municipal de Segovia, entre 1991 y 1999, con el PP, en cuyo mandato eliminó el paso del tráfico bajo el monumento romano declarado Patrimonio de la Humanidad

Ramón Escobar, en una imagen tomada por el fotógrafo Juan Martín para una exposición en 1995.

Su altura, su habano y su elegante apariencia podían establecer cierta distancia entre Ramón Escobar y muchos ciudadanos, hasta el punto de que había personas de su entorno que consideraban que no era bueno electoralmente aparecer en público con un puro, inseparable en algunos momentos, aunque luego pudo ser el tabaco lo que le terminara por jugar la mala pasada de su enfermedad pulmonar que le ha causado la muerte, cuando contaba con 83 años de edad.

Lejos de lo que podía parecer cierta posición de predominio, aunque acumuló poder cuando su partido, el PP,  gobernaba todas las instituciones, quien fuera alcalde de Segovia entre 1991 y 1999,  podría llegar a ser más niño que grande y a emocionarse con los detalles que a otros ojos les pasaran como inadvertidos o cuando algún vecino le contaba anécdotas de su barrio, también problemas, y le invitaba a compartir una cerveza y una charla cercana.  Afable y bonachón, era de la idea de que se podía aprender de todo el mundo, de ahí su afán por escuchar, incluso al adversario político, quien reconoció su trabajo, casi en mayor proporción que los suyos. 

En la carrera política de este valenciano de origen, ingeniero técnico agrícola, que ingresó en el Servicio Nacional de Concentración Parcelaria de Segovia pasando posteriormente a la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León, en diciembre de 1961, se aprecian momentos de disgustos pero también de gloria, principalmente cuando le seguían mostrando su gratitud pese a estar alejado de los ambientes políticos. 

Comenzó en plena transición con la desaparecida Unión de Centro democrático (UCD) de Adolfo Suárez, que se terminó desintegrando, siendo portavoz y primer teniente de alcalde en el Ayuntamiento de la capital, hoy de luto oficial, en cuyo salón de plenos de entonces –el que ha acogido la capilla ardiente con sus restos mortales–, se celebraban sesiones intensas en torno a la autonomía uniprovincial de Segovia, con la que se alineó, cuya bandera enarbolaban los diputados centristas Modesto Fraile y Carlos Gila. Quien también ocupó la vicepresidencia de la Diputación, terminó saliendo del consistorio junto a otros seis concejales más, luego expulsados del partido, dejando en minoría a quien fue primer alcalde democrático, José Antonio López Arranz,  con quien luego volvería a coincidir. Paradojas.

Ya con el PP, en 1991, tras ganar las elecciones, con once concejales, alcanzó la Alcaldía gracias a un pacto con los tres ediles del CDS fundado por Suárez, lo que le trajo algún que otro disgusto porque había algunos de los suyos que le criticaban por considerar que hacía «demasiadas concesiones». Aunque, en 1995, obtuvo la mayoría de 15 concejales, y fue la época en la que trabajó con mayor comodidad, desarrollando en sus ocho años de mandato proyectos como el primer aparcamiento subterráneo, la recuperación de los valles del Eresma yClamores, la restauración de la Casa Consistorial o los convenios con Defensa para sacar acuartelamientos fuera de la ciudad.  Le gustaba autodenominarse el «alcalde pedigüeño», debido a las constantes demandas que realizaba de las administraciones para conseguir proyectos para Segovia.

ACUEDUCTO. Pero por lo que será recordado es por haber sido quien eliminó el tráfico bajo los arcos del Acueducto,  el 15 de julio de 1992, después de que le advirtiera del peligro que corría el monumento romano el historiador y epigrafista Géza Alföldy que había inspeccionado desde una grúa la cartela en el sotabanco de los arcos centrales de la gran obra hidráulica declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Precisamente, en 2017, al cumplirse los 25 años de esta decisión, fue una de sus últimas apariciones en público, durante unos actos convocados por el consistorio que preside Luquero. El fallecimiento repentino de su esposa, Milagros Lago, conocida administradora de lotería, con quien tuvo cuatro hijos,  le había marcado profundamente.  

En 1999 volvió a ganar las elecciones, con doce concejales, pero su partido, entonces liderado en Castilla y León por el exdiputado Jesús Merino, entregó la alcaldía a López Arranz, del CDS,  con solo dos concejales, con quien se reencontró. El PP no le llamó para otras responsabilidades, dejando la política en 2003, incorporándose a su puesto de funcionario de la Junta y pasando a dirigir la Escuela de Formación Agraria, hasta su jubilación en el año 2007.  

La alcaldesa, Clara Luquero,  ha destacado a este periódico la decisión «valiente, inteligente y con visión de futuro del corte de tráfico en el Acueducto, muy polémica y poco comprendida, aunque todo el mundo reconoce ahora que fue acertadisima». Previamente, Escobar había recibido el apoyo de todos los grupos del Parlamento Europeo que, además reclamaban la circunvalación, para evitar el tráfico en el centro urbano. 

Asimismo, Luquero ha reconocido que en, en los últimos años, cuando tuvo más contacto con él, Escobar «seguía con entusiasmo y pasión los proyectos de la ciudad». 

Mientras que Cs ha acentuado también las decisiones «valientes» adoptadas por Escobar, la presidenta del PP, Paloma Sanz, que formó parte de su equipo municipal,  considera que «todos los segovianos, sobre todo de la capital, tenemos que sentirnos agradecidos al trabajo, el tesón y el empeño de Ramón Escobar porque esta ciudad mirara hacia el futuro».

En el terreno de las anécdotas, lo que nunca se podría imaginar quien también ayudó a impulsar la Fundación don Juan de Borbón o los grupos de Ciudades Patrimonio de la Humanidad y de Ciudades con Juderías, es que le propusieran fotografiarse desnudo en la que puede ser su foto más segoviana. 

En 1995, el fotógrafo Juan Martín inauguró una exposición fotográfica de personajes de la vida ciudadana. Mientras que quien era presidente de la Diputación, Atilano Soto, aparece con una lupa delante de cada ojo, Escobar terminó envolviéndose en la bandera de Segovia, eso sí sobre su traje.