En el imaginario colectivo el otoño es un paisaje de color ocre, la tonalidad que forman las hojas muertas, marrones y secas. En el colegio los niños aprenden que en otoño las horas de luz disminuyen y la radiación solar es más débil, por lo que las plantas dejan de hacer la fotosíntesis. El fenómeno otoñal de la caída de las hojas responde, en consecuencia, a un mecanismo de protección de los árboles, que se desprenden de las hojas cuando ya no les sirven. Éste es el verdadero otoño, aunque hay otro falso, engañoso, mentiroso, cada vez más presente, también en Segovia.

«¿Qué por qué hay tantas hojas caídas ahora en agosto? Pues supongo que es una enfermedad de los árboles. Ya lleva ocurriendo varios años», explica un comerciante de la avenida de la Constitución, que prefiere no identificarse, mientras maneja una escoba con soltura asombrosa. A la espera de clientes, aprovecha para retirar del suelo las hojas, marrones y secas, aunque alguna también más verdosa, que han alcanzado la puerta de su tienda. Al principio de la calle, media docena de operarios de limpieza avanzan con sopladores—como si el equipo de ‘cazafantasmas’ se tratara— arrinconando en pilas los centenares de hojas para su posterior retirada. Ambas escenas se producían días después de la ola de calor que, a mediados de este mes, trajo a Segovia temperaturas de 38 grados, batiendo récord, con noches tropicales que a más de uno le impidieron conciliar el sueño.

Calor y falta de agua. Un manto tan abundante de hojas secas en el mes de agosto supone una estampa atípica, aunque no sorprende tanto a vecinos y peatones habituales de esta avenida, quienes, sin embargo, sí admiten que este año la abundancia de hojas es mayor. El calor y la falta de agua de explicarían el fenómeno que se agrava en aquellas zonas con especies de arbolado más vulnerables a estos factores. 

Reguero de hojas secas en la avenida de la Constitución. - Foto: S.A.

La Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Segovia explica que a determinadas especies de arbolado de alineación les afectan especialmente los golpes de calor, que provocan un desprendimiento prematuro de las hojas. Según los técnicos municipales de Parques y Jardines, las altas temperaturas, cuando el árbol está en suelos de calidad limitada, agravada por la compactación, la falta de permeabilidad y la escasez de aireación —como es el caso general del arbolado de alineación— «generan un importante estrés en su equilibrio fisiológico, al no poder atender la demanda de agua que la evapotranspiración requiere». «A ello se suma —añaden— que algunas especies son especialmente frágiles. Es el caso del castaño de indias y del plátano, que sufren frecuentemente las consecuencias de este problema, agravado por su vulnerabilidad derivada de los problemas edáficos [desertificación del suelo] antes señalados».

¿Una consecuencia más del cambio climático? «Que haya tantas hojas caídas no significa que estén enfermos los árboles, solo que como las temperaturas son cada vez más altas, ese proceso es más frecuente», afirma el concejal de Medio Ambiente, Ángel Galindo, que ha observado el fenómeno de las hojas caídas —y ordenado su limpieza— en otras zonas de la ciudad, como en varios puntos de Padre Claret.

Como quiera que el concejal no puede ‘bajar el termostato’ del horno, solo queda aumentar las labores de limpieza de los mantos de hojas secas, pues resulta inviable la sustitución de este arbolado más frágil allí donde es de alineación y conserva un alto porte, como ocurre en la avenida de la Constitución. «Lo que no estamos haciendo es incorporar ese arbolado [castaño de indias y plátano] en las nuevas plantaciones», afirma Galindo.

Más fotos:

La presencia del  ‘falso otoño’ en los veranos de Segovia no hace más que afianzar el propósito de Medio Ambiente de contar con un Plan Director del Arbolado que, entre otras cuestiones, «desvele qué especies se adaptan mejor y hacia que tipo de árboles hay que tender en las nuevas plantaciones». Galindo cree que el Ayuntamiento podrá contar con el documento en el año 2022.