A falta de Messi, la fe fue blanca

Diego Izco
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Golpe a la nueva Liga con los viejos valores. El clásico de la decadencia se selló con una apuesta que habría dado millones: goles de Vinícius y Mariano. El Barça tenía un plan... y fue su tumba porque solo tenía uno

A falta de Messi, la fe fue blanca - Foto: Oscar J. Barroso / AFP7 / Europa

El madridismo fue inventando falsos dioses (Mourinho, Cristiano...) para cuestionar una especie de fe única que predicaba el mundo del fútbol alrededor de Leo Messi. Los seguidores blancos no son tontos: también habrían abrazado esa religión, reconociendo el aura del argentino, de no ser porque vestía de azulgrana. 

El día que Messi fue irrelevante en el Bernabéu, un estadio en el que solo había perdido seis veces en 21 visitas (más 15 goles marcados), ese madridismo, curiosamente, recuperó la fe. ¿Para qué crear imágenes apócrifas, vellocinos de oro, si los viejos valores del Real Madrid casi siempre han funcionado? Es la fe, el grito ensordecedor de la grada, el empuje caótico y el bloque de unos jugadores con la mirada en sangre y la mandíbula desencajada el que ha forjado la leyenda blanca. Es menos estética que la idea cruyffista del Barça, pero en el mundo solo hay un estadio que ruge tanto (y un equipo que cree) cuando se marca el primer gol en un 0-3 en el minuto 89. 

días antes... Cuatro días antes, el Real Madrid también se puso por delante ante el Manchester City en el marcador. El plan del Barça fue uno e inamovible: buscar a Messi incluso el día en que no parecía ni siquiera un semidiós. De hecho, en el Bernabéu se contaron hasta una decena de proyectos de ocasión en los que cualquier alternativa (arrancadas de De Jong, desmarques de Griezmann o Vidal, disparos de Arthur...) parecía mejor que entregarle la pelota al argentino. Dudar de Messi es blasfemo. Tanto como dudar de que el fútbol ha mutado: el City no solo tenía más de un plan, sino que a esas alturas sacó a Sterling al campo. El Barça, a Braithwaite. 

mariano. En ocasiones, el fútbol es misterioso incluso cuando nos explican el truco. Que el resultado final fuese 2-0 con goles de Vinícius y Mariano era una apuesta multimillonaria. Que el delantero marcase a los 50 segundos de salir al campo, el síntoma de que era un día en que los ‘dioses’ del fútbol habían sido caprichosos, sí, y apostado todo al blanco.