García Lorca en 'Tititimundi'

A.M.
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Nao d'amores celebra su vigésimo cumpleaños con el estreno del 'Retablillo de don Cristóbal', de Federico García Lorca

Representación del ‘Retablillo de don Cristóbal’ por la compañía Nao d’amores. - Foto: Ángela Bonadíes

Para el vigésimo aniversario de su creación, la compañía Nao d’amores, residente en Segovia, ha buscado una vía de celebración que no fuera tanto seguir profundizando en su línea de especialización del prebarroco –del medievo y del renacimiento–, sino volver a los orígenes que consideran muy vinculados a  a ‘Titirimundi’. 

De hecho, su directora, Ana Zamora, confiesa que «aunque no somos una compañía de títeres, es cierto que la concepción de nuestro teatro tiene que ver con lo que he visto trabajando al lado de Julio Michel [fundador de ‘Titirimundi’] desde muy pequeña y con esa idea de un teatro no psicologista asociado al juego, lo lúdico y las artes plásticas, nos pusimos a trabajar sobre una de las cosas que son todavía caminos complicados, que no están muy definidos, que es el teatro popular español».

Tras el rodaje por algunos escenarios, estrenarán el ‘Retablillo de donCristóbal’ –’Cristobícal-Burla’, ‘Tragicomedia de don Cristóbal’ y la señá Rosita’, y ‘Retablillo de don Cristóbal’–.  A juicio de Zamora, «más allá de aquellos testimonios históricos de cómo llega la figura de don Cristóbal a España, su gran difusor, el héroe titiristeco nacional en el mundo entero, es a través de los textos de Lorca, es universal, lo que hace en los años veinte y treinta [del siglo XX],  es someter a un proceso de estilización todo lo que ha visto en sus útlimos coletazos en barracas de feria, jardines y en plazas, lo que se hace en toda Europa, grandes dramaturgos que buscan conexiones con la vanguardia a partir del regreso a los orígenes, de lo popular, y él lo desarrolla a través de la idea tradicional de escribir en torno a este personaje a través de tres obras».

La directora de la compañía añade que el poeta y dramaturgo granadino «entra en una dinámica curiosa, por un lado, Lorca es considerado el gran rescatador de la tradición titiritesca en España pero, al mismo tiempo, la somete a una estilización que acaba con esa parte tan bruta y poco políticamente correcta que tienen los títeres tradicionales, lo que hay que tener en cuenta a la hora de abordar cualquier espectáculo de títere de cachiporra».

Con una segunda beca de la Real Academia de España en Roma, Zamora investiga en Italia acerca de la relación del títere tradicional español con el italiano y el ámbito europeo. En Segovia se conoce bien la tradición gracias a la presencia en ‘Titirimundi’ de la compañía de Salvatore Gato, considerada como la gran figura de la tradición más viva del teatro de títeres napolitano.

Para entender el teatro de títeres, a juicio de Zamora, «hay que volver al siglo XVI y a sus orígenes en la comedia del arte, un teatro de improvisación para hacerse en las calles mientras la gente está paseando y, entre 1580 y 1590, es cuando está naciendo una gran semilla de los teatros de títeres nacionales, con todas las revoluciones del XVIII y del XIX, pero hay una vía de comunicación que se puede seguir desde el primer pulcinela napolitano a su paso por Francia y la llegada a España y ese asentamiento que consigue en Andalucía , don Cristóbal,  en el siglo XVII, se le conoce como ’don Cristóbal pulcinella’, y va avanzando en el tiempo mezclándose con nuestras tradiciones pero sin perder el carácter mediterráneo que tiene en su mismo origen».

Para Ana Zamora, «uno del los grandes problemas del teatro contemporáneo es que ha vuelto la espalda a unos orígenes mucho más libres, estamos en un momento de un conservadurismo social muy delicado, no se puede hablar de ciertas cosas, ni mostrar violencia sobre los escenarios, es puramente atávico, me parece una buena reivindicación ponerlo sobre las tablas y para mí es hasta divertido ver cómo hay gente que se molesta viendo las barbaridades que dicen muñecos que no son ni siquiera humanos».

 

Cuatro nominaciones a los Premios Max 

Inspirada en una pieza renacentista y con un trasfondo crítico hacia la arbitrariedad del poder y las conexiones políticas con nuestra contemporaneidad, la obra ‘NISE, la tragedia de Inés de Castro’, una adaptación de Ana Zamora  al frente de su compañía Nao d'Amores, opta a cuatro de las veinte categorías de los Premios MAX de las Artes Escénicas 2021, cuya gala se celebrará el 4 de octubre: Mejor espectáculo de Teatro, mejor adaptación o versión de obra teatral (Ana Zamora), Mejor dirección de escena (Ana Zamora) y mejor diseño de vestuario (Deborah Macías). 

En tono jocoso, Zamora (Segovia, 1975) afirma que están nominados «por pesados, son 20 años dando la paliza y negándonos a romper una coherencia y un rigor en el trabajo que nos ha caracterizado, ¿quién iba a decir que una tragedia renacentista del siglo XVI que no conoce prácticamente nadie de un autor que se llama Jerónimo Bermúdez iba a estar en unos premios que se emiten por TVE?», se pregunta.

Ana Zamora se muestra «encantada de que se reconozca la labor tan dura que estamos haciendo  y que nos ayuden a tener mayor repercusión, este espectáculo ha tenido bastante porque está girando mucho, pese a la pandemia, espero que alguno [de los premios] caiga, está difícil porque competimos con espectáculos que han tenido mucho tirón en Madrid». Sin embargo subraya que tiene la sensación de dudar si tiene sentido en el ámbito artístico trabajar bajo la idea de premio de concurso. «¿Somos mejor que quién?, se pregunta a la vez que confiesa que, por otra parte, le  «resulta contradictorio porque este reconocimiento les llega en un momento importante:  «Es un empuje, dos décadas de trabajo, con momentos en los que aparece el agotamiento, nos viene muy bien».