Menéndez Pidal y el Romancero Segoviano

A.M.
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El filólogo y medievalista español de la Generación del 98, que fijo su residencia de verano en San Rafael, en 1914, recopiló en la provincia una colección muy auténtica de literatura tradicional que continuósu nieto, Diego Catalán.

Menéndez Pidal y el Romancero Segoviano

Todos los expertos coinciden en  señalar que el Romancero de Segovia es una de las colecciones investigadas con mayor profundidad en España y por las mejores mentes, conocedoras a la perfección del género y sabiendo cómo tratarlo.  Hablamos del trabajo que desarrolló el filólogo y mediavievalista de la Generación del 98, creador de la Escuela Filológica de España, Ramón  Menéndez Pidal, y su esposa la filóloga María Goyri, a partir de 1905, a veces orientados por la provincia por el folclorista Agapito Marazuela, ampliado con el tiempo por su nieto Diego Catalán Menéndez Pidal.  

Esta sería una de las conclusiones que se pueden obtener en la exposición biográfica itinerante ‘Ramón Menéndez Pidal, paisaje de una vida’, que se acaba de clausurar en el Teatro Juan Bravo. dentro del que se ha venido en llamar ‘Bienio Pidalino’ teniendo en cuenta que, en los años 2018 y 2019, se cumplen el 50 aniversario de su muerte (1968), y el 150 del nacimiento (1869).

Pero, independientemente de que el Cancionero de Segovia es el corpus más completo en relación a los de otras regiones, esta provincia, especialmente San Rafael y la cara norte de la Sierra de Guadarrama, han formado buena parte de la vida de Menéndez Pidal y de su familia, desde que se construyó una casa de verano, en 1914, conocida como ‘El chalé de las fuentecillas’, que fue a la vez refugio, especialmente en la dictadura, lugar de sosiego y trabajo y cita obligada para familiares, amigos, y colegas o estudiosos de todo el mundo que allí peregrinaban de visita, como recuerda su biznieta Sara Catalán,  comisaria de la exposición junto con la profesora Raquel Calvo.  

Catalán, Marazuela y GomarínCatalán, Marazuela y Gomarín - Foto: A.M.San Rafael fue, además, punto de partida para excursiones que llegaron a convertir a  Menéndez Pidal en máximo conocedor de las rutas de la sierra. El ‘guadarramismo’ se convirtió en poco menos que una religión,y según decía su amigo mexicano, Alfonso Reyes: «Don Ramón Menéndez Pidal es, hoy por hoy, uno de los sacerdotes del culto al Guadarrama. Tiene casa en San Rafael y huye de su biblioteca, de cuando en cuando, para darse el gusto de pasar, a pie y entre la nieve, la cumbre que divide la azul Segovia de la amarillenta y parda llanura de Madrid».

Jesús Antonio Cid, presidente de la Fundación Menéndez Pidal, explica que la muestra realiza un recorrido por la vida, el trabajo y los viajes del maestro de una escuela decisiva para la difusión en Europa y en América de la lengua y la cultura hispánicas, «una exposición sintética que reúne de manera muy adecuada una visión rápida y bien estructurada de la vida y la obra de donRamón». 

En el plano científico, sus encuestas, solo o con María Goyri, en Riaza, Sepúlveda y su entorno, en 1904 y 1905, fueron decisivas para su comprensión del romancero no como fenómeno venerable, de pura arqueología literaria, sino como poesía viva, enraizada en cantores y recitadores de carne y hueso. Calvo afirma que se trata de una colección muy auténtica y completa, con 161 temas distintos gracias a la iniciativa del maestro, que continuó su familia en ese interés por esta literatura tradicional que se ha perdido prácticamente. 

VALOR. Estos romances, sostiene Calvo, igual que trata temas de reyes, princesas o condes, aborda también asuntos  burlescos, como el de un cura y su criada,  y profundiza mucho en la ruptura de la familia, los adulterios, las seducciones o el fanfarrón que se jacta de hacer conquistas...  También existe un romancero infantil y otro religioso, de mucho valor porque es bastante escaso dentro del romancero hispánico.  

Después aparece la figura del también filólogo Diego Catalán, heredero de sus abuelos de una gran dedicación por el romancero de tradición oral en Segovia, que culminó en 1994 con la publicación del Romancero General de Segovia  por el Seminario Menéndez Pidal de la Universidad Complutense de Madrid y la Diputación de Segovia, dirigido por Calvo. 

Diego Catalán, según su hija Sara, llevó adelante el deseo de su abuelo, editar el romancero, aparte de enseñar los métodos de recopilación de romances y las encuestas de los años ochenta del siglo pasado y de promover los cursos que se hicieron en Segovia donde se reunió un buen grupo de expertos, incluiso extranjeros, quienes realizaron «nuevas batidas»  que supusieron las últimas grandes recolecciones de romances. 

 

Que por mayo era por mayo...

En 1980, por iniciativa del profesor DiegoCatalán (Madrid 1928-2008), en el Palacio de Quintanar, se celebraron los cursos para la investigación de Romancero de Tradición Oral en la provincia de Segovia, junto con el Seminario Menéndez Pidal donde se preparaba a profesores sobre recopilación de romancero. La Diputación convocó becas y colaboró para la publicación de la colección segoviana del Romancero General de Segovia, en 1994, del que se realizó una reedición de la obra mejorada, en 2017. Una colección de documentos escritos que abarca tanto el Romancero Antiguo (medieval y Siglo de Oro) como el Romancero de Tradición Oral Moderna, desde el siglo XVIII. La recopilación la inició el matrimonio Menéndez Pidal-Goyri y fue continuada por Catalán.

Jon Juaristi, Jesús Antonio Cid, Pedro Ferré, Ana Valenciano, Beatriz MariscaI o fernando Gomarín fueron algunos de los asistentes que pudieron compartir sesiones con el maestro Agapito Marazuela, autor del cancionero de Castilla, o el cantaor de flamenco Antonio Mairena. Y, acompañado por los creadores del grupo de títeres  Libélula, Julio Michel y Lola Atance,  el cantante AmancioPrada, que se encontraba en su etapa de residencia segoviana, ofreció lo mejor  de su repertorio de romances, como aquel del prisionero: «Que por mayo era por mayo cuando hace la calor, cuando los trigos encañan...».