¿Hacia otra guerra fría?

Agencias - SPC
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Estados Unidos y la UE vuelven a aliarse para endurecer sus sanciones contra China y Rusia, cada vez más alejadas de Occidente y que han unido fuerzas para hacer frente a un panorama cada vez más polarizado

¿Hacia otra guerra fría?

Decir que se perfila una «guerra fría» entre democráticos y autoritarios es quizá «exagerado», aseguran desde la UE, pero las recientes sanciones europeas a cuatro altos funcionarios chinos, con las inmediatas represalias desde el gigante asiático, marcan «el inicio concreto de una dinámica de confrontación» que «se venía venir» y que se materializa en un frente común entre China y Rusia.

Moscú y Pekín, de hecho, han acordado «unir esfuerzos» ante las «presiones» de Occidente -ambas potencias han visto cómo tanto el bloque comunitario como EEUU han elevado el tono con restricciones por lo que, consideran, «violaciones de Derechos Humanos» por el encarcelamiento del opositor Alexei Navalni y las actuaciones contra la minoría iugur en Xinjian, respectivamente-.

Pero tanto a Bruselas como a Washington, que ahora han acercado posturas con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, se les abren más frentes que hacen temer un clima de tensión internacional inédito desde el siglo pasado.

 

China y Rusia

La piña hecha por Moscú y Pekín marca un «desencuentro importante» entre las partes, insiste un diplomático europeo, cuya lectura es que se está concretando una dinámica que se veía venir, pero que las recientes sanciones comunitarias a funcionarios chinos, pero también a rusos, han acelerado, al actuar como la gota que provoca el «desbordamiento que moja el tablero» geopolítico. Y «no son pequeños reajustes» a escala global, advierte esta fuente, a la que no le entusiasma esta «dinámica confrontacional» en la que «vamos las democracias por un lado y los autoritarios por otro enseñándonos los dientes», ya que es «peligrosa».

El acercamiento de Rusia y China se venía «incubando» desde hace tiempo, ya que el Kremlin cada vez está más en manos del gigante asiático, pues los estándares tecnológicos son cada vez más los chinos los que se imponen y Moscú sabe que Europa dejará de comprarle gas a medio plazo, por lo que tiene que buscarse un cliente alternativo y el único que hay con entidad suficiente es China.

Esa aproximación, reflexiona la fuente, no se ha producido en 24 horas como consecuencia de las sanciones, sino que ya estaba forjándose desde hace tiempo.

Pese a apoyar la cooperación con la Administración Biden, la fuente europea rechaza que el bloque sirva de «muleta» a EEUU frente a China y apoya la doctrina Sinatra, es decir, que los Veintisiete se relacionen con la potencia asiática «sin hacer seguidismo».

En lo que considera una «dinámica innovadora», destaca que el mundo anglosajón ha sido el que, por una vez, ha seguido a la UE en las sanciones a China, sin olvidar que Bruselas en diciembre firmó un acuerdo de inversiones con China que generó malestar en el equipo de Biden, y cuya ratificación dependerá de cómo evolucione la situación tras las sanciones.

 

Turquía

Otro frente para Occidente, aunque principalmente para Europa, es Turquía, inmersa en una crisis política y financiera tras varias medidas tomadas a golpe de decreto por el presidente, Recep Tayyip Erdogan. Pese a que los problemas que han enturbiado las relaciones con la UE siguen «en el congelador», Ankara espera compromisos concretos de la UE, especialmente en materia migratoria, y por eso con la llegada de abril habrá una cumbre bilateral.

Con el Gobierno otomano «hay que entenderse» porque la UE no puede estar «enfadada con todos los que tiene a su alrededor», según la fuente, que aprecia «una aparente voluntad de llegar a soluciones» por parte de Ankara.

Estados Unidos, por su parte, también está pendiente de cómo el país euroasiático se comporta, no solo con su «socio preferente», es decir, el bloque comunitario, sino también en el proceso de transición recién empezado en Libia.

 

Irán

Otra pieza fundamental en el tablero geopolítico es Irán, que protagonizó un ligero y fugaz acerca-miento con EEUU tras la llegada de Biden a la Casa Blanca, pero que mantiene su pulso con Occidente y especialmente con Washington -muy cercano al enemigo Israel- a la espera que el Gobierno norte-americano decida si vuelve o no al acuerdo nuclear de 2015.

La presión es aún mayor teniendo en cuenta que en junio se celebrarán elecciones presidenciales y todo apunta a que los persas se de-cantarán por los partidos más radicales, ya que las continuas sanciones estadounidenses han sembra-do el descontento en la república.

Europa se ha mantenido en el pacto y trabaja para tratar de man-tener las relaciones, puesto que es un aliado vital para ayudar a la estabilidad en Oriente Próximo.