El Alcázar no descarta restringir las visitas turísticas

D. A.
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«Por ahora se mantiene la tradicional flexibilidad», matiza el alcaide, pero ya se preparan «medidas previas» de control y gestión de entradas y aforos por si más adelante se decide «reexaminar el actual sistema»

El Alcázar no descarta restringir las visitas turísticas - Foto: Rosa Blanco

Con razón valoran en el Alcázar el boom turístico que vive desde hace años la emblemática fortaleza, teniendo en cuenta que se autofinancia con la recaudación de las entradas. Pero todo tiene un límite y, aunque éste todavía no se ha alcanzado, a pocos meses de volver a romper su techo anual de visitantes (superará los 700.000, cuando hace cinco años no alcanzaba el medio millón) ya se trabaja en la adopción de «medidas previas» de control y gestión de los accesos. Por ejemplo, con la implementación de nuevo software de gestión de reservas y entradas, y con cámaras digitales preparadas para ‘contar’ personas en cada sala, por si ese aumento de las visitas continúa hasta el punto de que toque restringirlas o establecer cupos en el futuro; por ejemplo, dando prioridad a las reservas.

Cierto es que los propios guías turísticos externos al Alcázar valoran que prevalece la «buena organización» del flujo de visitas a pesar de la espectacularidad de sus cifras, pero uno de los diez monumentos más visitados de España no puede ser ajeno al riesgo de masificación y, cuando menos, toca prevenir para no comprometer la calidad de la visita ni la seguridad o la conservación del histórico edificio.

«Para el Patronato, el incremento en la cifra de visitas refuerza la necesidad de redoblar esfuerzos para mantener la misma calidad en la atención y comodidad en la visita que han distinguido siempre al monumento», asegura el coronel alcaide del Alcázar, José María Martínez-Ferrer, preguntado por El Día. Toca conciliar turismo y conservación porque, «para un monumento que se autofinancia sin apoyo de recursos públicos, es una cuestión vital que se mantengan las visitas, que permiten al Patronato disponer de fondos para poder desarrollar su trabajo». Pero, «en todo caso, consideramos más importante mantener una gestión adecuada, así como preservar la calidad y la seguridad del presente, que alcanzar nuevas cifras», resalta. 

¿Y cómo se puede hacer entonces para no morir de éxito en estas circunstancias? «Si continuara el aumento de visitantes se podrían estudiar medidas como las que ya están implantadas en otros monumentos, que priman las visitas reservadas previamente y con horarios fijos, limitando el aforo de visitantes presentes simultáneamente en la fortaleza», continúa el alcaide. «Por ahora se mantiene la tradicional flexibilidad total de acceso que se viene ofreciendo», aclara, pero «se están tomando las medidas previas», señala en referencia a la implementación de un nuevo software de gestión de reservas y entradas, así como cámaras digitales preparadas para acoplarles un programa que permita «contar» las personas que coincidan en una sala determinada. «Medidas previas», por tanto, dirigidas a asegurar eficiencia y agilidad en la toma de decisiones si, en el futuro, «la junta del Patronato decidiera reexaminar el actual sistema» de accesos. Básicamente, porque «el Patronato del Alcázar es muy consciente de la necesidad de adaptarse a la evolución de la situación», incide Martínez-Ferrer. «Por el momento no ha sido preciso establecer restricciones o cupos a las visitas», pero «el Patronato estudia continuamente las estadísticas de visitantes que elabora mensualmente para detectar tendencias y, llegado el caso, poder fijar medidas», reitera.

Menos ruido. Con el objetivo de preservar la calidad de la visita, también se han tomado medidas encaminadas a reducir el ruido. «Antes, cuando en una sala grande coincidían varias visitas grupales, los guías tenían que alzar la voz o el volumen de sus altavoces para comunicarse con los miembros de su grupo, todos a la vez», reconoce Martínez-Ferrer. El riesgo de alboroto era evidente y, «desde hace más de un año, los guías del Alcázar realizan sus visitas empleando sistemas de radiofonía», de forma que cada visitante dispone de un receptor inalámbrico con auriculares para escuchar las explicaciones. Y «en el futuro se implementarán de forma progresiva medidas similares para los grupos externos que vienen con sus propios guías, para que las salas del Alcázar ofrezcan a quienes las visitan un ambiente tranquilo y una experiencia placentera», avanza.

«Otra línea de actuación que también se está estudiando es la posibilidad de abrir al público determinados espacios que ahora mismo no son visitables, lo que permitiría acoger y gestionar con más comodidad un número mayor de visitantes». No obstante, esa opción «requiere una consideración detallada, son muchos los factores a estudiar y aún está en sus primeros pasos».

Por otro lado, también se está renovando actualmente toda la red de telecomunicaciones y vigilancia de la fortaleza, «incluyendo sistemas de detección de última generación», para que la visita sea segura y los bienes expuestos en las salas «gocen de la debida protección».

Entretanto, aunque actualmente no haya límites de aforo preestablecidos, el alcaide aclara que disponen de protocolos de actuación específicos para adaptar el trabajo a los días de alta afluencia de visitantes, como pueden ser los puentes festivos o la Semana Santa. «Esos días se refuerza el trabajo habitual en los puestos de cara al público para atender debidamente», al tiempo que «hay una atención específica a puntos críticos como el acceso a la torre de Juan II».

Cifras. En fechas de «excepcional afluencia», el Alcázar llega a recibir más de 5.000 visitantes en un día y el máximo histórico en una sola jornada lo alcanzó hace mucho tiempo, sorprendentemente: el Viernes Santo de 2006, con 6.541. Redondeando, lo habitual suele ser que se contabilicen unas «45.000 visitantes al mes en invierno y 75.000 en verano», aunque este pasado agosto ha rubricado un récord de 84.251.

Son cifras que sorprenden pero sólo hasta cierto punto.Casi sería más noticia que no creciera el boom turístico, dado que, como recuerdan desde el Patronato, «hasta 2013 apenas se superaba la barrera de los 500.000 visitantes anuales», mientras que en 2017 se marcó un nuevo récord con 681.291, en 2018 se quedó cerca de pulverizarlo (680.341) y este año va camino de superar con solvencia los 700.000.No en vano, de enero a agosto de 2019 ha sumado 515.245 turistas, un 13,3% más que en ese mismo periodo del año anterior, y si mantuviera ese mismo porcentaje de crecimiento, acabaría incluso por encima de los 750.000. 

Los turistas españoles siguen siendo amplia mayoría (69,61%), seguidos de estadounidenses (3,28%) y chinos (2,86%).Desde el Patronato destacan precisamente lo que está creciendo el turismo asiático, que ya representa un 5,43% del turismo del Alcázar, sumando japoneses y surcoreanos a los chinos.

¿Y qué piensan los guías turísticos de Segovia? «Pues nosotros encantados de que haya tantos visitantes en el Alcázar y en toda la ciudad», responde la presidenta de este colectivo, María Rincón. En la fortaleza hay taquillas para grupos, con lo cual entran rápido sin problema, «y en las salas tampoco se notan de momento especiales molestias», opina. Pero el Patronato, de momento, va tomando algunas medidas y pensando en las siguientes.