Las labores se realizan en las zonas de más difícil acceso, por eso se utiliza un helicóptero, que descarga algo más de 500 kilos cada vez.
Con este acolchado se trata de fijar el suelo para evitar los efectos de la erosión. Los trabajos se combinan con la fijación de pequeños diques de madera en las laderas (fajinas) y la colocación de albarradas para impedir el arrastre de cenizas a los cauces de los arroyos Morete y Carneros, que abastecen al Mar de La Granja.