Castilla y León, pistoletazo de salida para el PP

Carlos Dávila
-

El dirigente más observado este fin de semana en el Congreso de Valencia va a ser Mañueco, sobre el que el partido tiene depositada toda su confianza en la victoria

Castilla y León, pistoletazo de salida para el PP - Foto: DAVID MUDARRA

Entre todos los presidentes del Partido Popular que se reúnen mañana en Valencia, en la Convención Nacional, únicamente uno sabe, a ciencia cierta, que, dentro de muy pocos meses, sus electores volverán a acudir a las urnas en unas elecciones que se anticipan a las que regularmente deberían celebrarse en mayo de 2023: Alfonso Fernández Mañueco. Escribo en el título de esta crónica que él y su partido encarnan el pistoletazo de salida para la reconquista del poder general en España. Si, como parece, Mañueco se luce en estos comicios y gana por goleada, Casado ya tendrá a su lado, tres dirigentes que han vencido en sus respectivos territorios sin apenas contrincantes: Feijóo en Galicia, Díaz Ayuso en Madrid, y él, exalcalde de Salamanca, en toda la extensísima Comunidad que ahora gobierna en condiciones evidentes de perentoriedad. Hace unos días, un máximo dirigente del PP confesaba a un grupo reducido de periodistas que el triunfo de Mañueco es imprescindible para que en 2004 (las generales serán -lo tiene anunciado Sánchez- en enero de ese año) el presidente nacional, Pablo Casado, se corone como líder en el repertorio universal de toda la nación como nuevo jefe del Gobierno del Reino de España.

De aquí que, este fin de semana en Valencia, Mañueco se va a convertir en, quizá, la principal estrella invitada de la Convención. Podrán hablar otros, pero él será centro de todas las esperanzadas miradas que acudirán, por ejemplo, al gran fasto de la Plaza de Toros de la capital de esa comunidad, donde tradicionalmente se han fraguado, sin ir más lejos, las victorias consiguientes de Felipe González y Aznar. Tengo un recuerdo cierto del memorable acto que, en octubre de 1982, celebró el PSOE. Allá, el presentador de aquel episodio terminó su fervorosa alocución con este pronóstico que se cumplió al dedillo: «Aquí se entra de candidato y se sale de presidente». Así sucedió en el caso del mencionado y también en el de Aznar. 

Bien: pues para que esto ocurra con Casado, el de Venta de Baños, la etapa intermedia de obligado cumplimiento es el éxito de Fernández Mañueco en unos comicios que -parece que ya se ha adelantado- se realizarán el 27 de marzo del año venidero. Antes, el presidente de la región tendrá que disolver las Cortes, algo que puede suceder, como muy tarde, en la primera quincena de enero de 2022. Esta profecía no es una especulación que se avance sobre datos irreales; no. Este cronista se atreve a afirmar que el presidente actual no tiene otro remedio que afrontar este calendario con el máximo de la garantías. El PSOE acosa por detrás, y una facción de su asociado de conveniencia, Cs, cada día más al borde del estallido endógeno, puede azotar a Mañueco con una reedición de la frustrada moción de censura de hace poco menos de un año. De este partido, en práctica disolución universal, no hay quien se fíe. Deténganse en un dato reciente: en dos pueblos muy importantes de la Comunidad de Madrid, los súbditos de la decrecida Arrimadas, han expulsado al PP del poder municipal para ponérselo en las manos a los socialistas. ¡Para confiar en ellos! Estos días, un chorreo de exmilitantes del retirado Rivera engrosarán el festejo de la Plaza de Toros.

Ya en el próximo marzo, el PSOE podría ensayar la aventura de esta moción para cuyo logro le bastaría un par de díscolos delegados de Ciudadanos. Lo sabe perfectamente el PP de esta región y, por tanto, va a proceder en consecuencia. No se conocen tras el verano sondeos para avanzar profecías de resultados, el último data de junio y situaba -recuérdese- al PP en un cómodo cómputo de cuarenta y tres escaños, muy por encima, desde luego, de los escuálidos veintinueve que cosechó en la anterior convocatoria. Las informaciones que actualmente se reparten abundan en que la situación respecto al pasado junio, no se ha movido en absoluto, lo que prevé una buena situación política para el PP. Para que este partido gane en España hará falta que, por lo menos, 1,5 millones de votos que se inclinaron por Ciudadanos ingrese de nuevo en la cuenta del Grupo Popular. Esta operación domésticamente se denomina en la sede de Génova: Operación liquidación de Ciuadadanos» y debe ir resolviéndose en los gobiernos autonómicos. Trasladen este conteo al panorama de estas nueve provincias, y se vaticina que Mañueco tiene que reconquistar por los menos a setenta mil ciudadanos castellanos y leoneses.

Estas son las previsiones; el análisis de actualidad es mucho más directo. Consiste en insistir en que lo que ocurra en marzo en estos territorios será pasaporte o estación término de las ambiciones electorales del PP. Antes, en todo caso, de la convocatoria, el partido tiene que reunir a su Congreso territorial, uno de los cuatro (los otros son los de Andalucía, Aragón y Canarias) que deben completar la refundación -se trata de eso precisamente- de aquel partido que desde 1989 con la aparición estelar de José María Aznar, hasta entonces presidente autonómico, realmente no ha sufrido convulsión alguna en plan de renovación de estructuras y de cuadros. 

Las convocatorias antedichas, junto con las de las comunidades uniprovinciales que tendrán lugar en el primer semestre de 2022 se presentan como otro hito en el abordaje a La Moncloa que Casado está ensayando ya sin ningún disimulo. Todo esto, debe fraguar en ese Congreso Nacional que ya tiene fecha: 21 de julio de 2022.

Todo lo suscrito avanza la impresión de que el dirigente más observado este fin de semana en el Congreso de Valencia va a ser Mañueco, sobre el que el partido tiene depositada toda su confianza en la victoria. 

Disonancias

La dirección nacional, que trasladará su sede también antes de Navidad, parece que ya ha resuelto las constantes disonancias que durante mucho tiempo fueron casi escandalosas entre el propio Mañueco y el secretario nacional, Teodoro García Egea, siempre pendiente de controlar hasta el recibo de teléfono de sus franquicias extendidas por España. Afortunadamente, estas discrepancias han sido menos espectaculares de las que se han producido con Díaz Ayuso. 

La tormenta, decíamos, ha amainado. Lo que se juega ahora con el primer partido de Mañueco, es nada menos que la disputa del poder al individuo más nefasto de la reciente España Contemporánea desde los tiempos del malhechor liberticida: Fernando VII. Tal para cual.