Una leyenda que perdura

Galena Koleva (SPC)
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John Lennon fue mucho más que un miembro de los Beatles. Su legado musical e ideológico se resiste a perderse y continúa dejando huella incluso 80 años después de su nacimiento

Una leyenda que perdura

Pocos cantantes han conseguido que su legado perdure hasta nuestros días. Pero menos aún han sido los que han transformado no solo la música, sino la Historia en sí. John Lennon fue uno de ellos, y ahora, cuando se cumplen 80 años de su nacimiento, resulta difícil imaginar a los Beatles sin su más icónico integrante, una figura que marcó a una generación con su letras, aunque también con su incansable activismo.

Caprichos del Universo, la vida del músico fue todo lo contrario a la paz que tanto profesó. John Winston Lennon (9 de octubre de 1940) nació en la localidad británica de Liverpool en un momento en el que la Alemania nazi bombardeaba la ciudad. Su infancia no fue precisamente fácil ni feliz. Fruto de una relación tumultuosa, con solo cuatro años vio cómo su padre decidió marcharse y abandonarlos. Su madre, una mujer de carácter inestable, tampoco fue la figura materna que se podría esperar y el pequeño John se fue a vivir a casa de sus tíos en un suburbio de Liverpool.

Aun así, y al contrario de lo que sucedió con su padre, la relación con su madre no se perdió hasta su trágica muerte en 1958, tras ser atropellada por un conductor ebrio. Precisamente, fue ella quien le inculcó ese gusto temprano por la música: le enseñó a tocar el banjo y le compró su primera guitarra en 1956, una Gallotone que costó apenas cinco libras y que en 1999 llegó a subastarse por 155.500.

Mientras su talento musical se iba desarrollando, Lennon fue criado por sus tíos y, pese a vivir en un hogar estable, la ausencia de sus progenitores marcó su adolescencia, hasta tal punto que confesó: «Hice todo lo posible por causar problemas en la casa de mis amigos, en parte por envidia, porque yo no tenía eso que llaman hogar».

Su carácter rebelde y unos informes negativos en los que la Escuela Primaria Dovedale aseguraba que seguía «el camino hacia el fracaso» hicieron que al terminar sus estudios solo fuera aceptado en el Liverpool College of Art gracias a su tía. Así, durante esos años marcados por la posguerra, el arte y la música fueron el refugio del joven John, quien entre dibujo, literatura y artes gráficas se aventuró a fundar su propia banda musical en 1956: The Quarrymen, un grupo al que se unió un año después Paul McCartney, seguido de George Harrison. Pero no fue hasta 1960, con la llegada de Ringo Starr, cuando The Beatles empezó a hacer historia. 

Rápidamente, los cuatro de Liverpool alcanzaron la fama mundial y sus canciones empezaron a corearse por el planeta, cosechando éxito tras éxito hasta su separación en 1970. Una ruptura que llegó tan solo un año después de que John contrajera matrimonio con la que fuera su última esposa y mayor inspiración, Yoko Ono. Es por ello que muchos no dudaron en culpar a la artista japonesa de la disolución, aunque lo cierto es que la muerte de Brian Epstein, representante del grupo, las adicciones y una sonada lucha de egos con McCartney fueron algunas de las muchas razones por las que los Beatles decidieron separar sus caminos.

Desde entonces, Ono fue la compañera inseparable, tanto en el plano sentimental como musical, de un Lennon que probó suerte con John Lennon/Plastic Ono Band (1970), un álbum aclamado por la crítica y al que siguieron otros siete lanzamientos irregulares. Entre todos ellos destacó Imagine (1971), donde mostró su faceta más inconformista y una férrea postura contra la guerra, con un tema que se convirtió en un himno por la paz.

Activismo

El cantante desarrolló su protesta antibelicista al mudarse en 1971 a Nueva York, junto a Yoko. Allí, la pareja dio voz a los movimientos sociales y dejó patente su disconformidad con algunos gobiernos, una postura que le llevó a enemistarse con la Casa Blanca. Y es que el entonces presidente estadounidense, Richard Nixon, consideró que Lennon formaba parte de una campaña contra él, lo que le llevó a pedir su deportación en numerosas ocasiones. Sin embargo, una sentencia judicial de 1975 permitió al ex Beatle pisar con firmeza suelo americano, cuando consiguió su permiso de residencia.

Ese mismo año, tras el nacimiento de su segundo hijo (el primero fue en 1963, fruto de su matrimonio con Cynthia Powell), decidió dedicarse a su familia y darse un respiro musical tras Some time in New York City (1972), Mind games (1973), Walls and bridges (1974) y Rock’n Roll (1975). Cinco años después, en 1980, regresó con Double Fantasy, un disco en recuperaba su inspiración musical. Sin embargo, unos minutos antes de las 11 de la noche del 8 de diciembre, la vida de John Lennon se apagó para siempre tras recibir cinco disparos en la entrada de su apartamento neoyorquino por Mark David Chapman, un supuesto fan que se había acercado al artista apenas horas antes para pedir un autógrafo.

La trágica noticia impactó al mundo entero y su asesino se convirtió en uno de los hombres más odiados. En ese momento, no solo se perdió uno de los mejores cantantes de todos los tiempos, sino una figura esencial en una época de transformaciones que aún hoy siguen vigentes. Chapman acabó con su vida, pero no consiguió terminar con su legado. La leyenda había nacido.