180 años a ritmo de saxo

Diana Giambona (EFE)
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Adolphe Sax fue un prolífico fabricante de instrumentos que se estrenó tocando el saxofón detrás de una cortina sin saber que, décadas después, se convertiría en una pieza clave del jazz

Toda la familia de Sax se dedicó a la manufactura de este tipo de piezas, desde su padre y su hermano hasta su hijo, en su taller de Bruselas.

No llegó a abrirse el telón, pero ayer hizo 180 años de que Adolphe Sax tocara por primera vez en público con su nuevo ingenio. Corría el año 1841, en Bruselas, cuando un fabricante de instrumentos probó su invento, uno al que llamó saxofón, aunque lo hizo detrás de una cortina porque no lo había terminado ni tenía patente.

Casi dos siglos después, el Museo de Instrumentos Musicales (MIM) de Bruselas conserva el saxofón más antiguo que data de 1846, el año en el que Sax consiguió patentarlo. Fabricado de latón y con una estructura prácticamente igual a los que se utilizan en la actualidad.

El comisario de la sección de los instrumentos de viento del MIM, Géry Dumoulin, explica que Sax tardó varios años en desarrollar este instrumento, pero «cuando llegó al mercado era casi perfecto».

Dumoulin señaló que hubo algunas mejoras posteriores que realizó el propio Sax y otros fabricantes de saxofones, sin embargo, la forma original de hace casi dos siglos sigue siendo básicamente la misma.

El saxofón de 1846 se incluyó en el museo recientemente gracias al préstamo de la Fundación Rey Balduino que lo adquirió en 2020, ya que antes pertenecía a un particular que lo había comprado en el mercado libre a principios de siglo.

«No se conoce cuándo fue la última vez que alguien tocó este saxofón», comenta el experto, quien detalla que en otros instrumentos de este tipo se puede estimar la fecha en la que los utilizaron en base a su boquilla, que puede ser remplazada.

En concreto, el saxofón es un híbrido entre un instrumento de metal y uno de madera debido a que tiene el cuerpo de latón y su boquilla de caña, esta última es igual que la del clarinete.

Esta característica se debe a que Sax era clarinetista y su objetivo era mejorar este instrumento, aunque con el avance de sus investigaciones en el clarinete consiguió crear el saxofón.

Sax también inventó otros instrumentos como el saxhorno o la saxtuba, de la familia de los instrumentos de viento metal, además de fabricar más de 40.000 instrumentos a lo largo de su vida, según puntualiza Dumoulin.

 

Y llegó la popularidad

Sax desarrolló gran parte de su carrera como fabricante de instrumentos en París, y desde Francia los músicos difundieron el saxofón por Europa antes de cruzar el Atlántico para llegar a Estados Unidos, donde se popularizó su uso en las bandas de jazz. «Es un instrumento muy expresivo, casi como la voz humana, por lo que parecía que de cierta forma estaba diseñado para el jazz», subraya Dumoulin, aunque Sax no conoció este género musical porque murió en 1894, antes de que este estilo se generalizara a principios del siglo XX.

La figura de Sax fue tan relevante en Bélgica que en los billetes de 200 francos aparecía su imagen y la de un saxofón, además de la silueta de su ciudad natal Dinant, en el sur de la nación.

La vocación de Adolphe Sax por crear instrumentos surgió por la influencia de su familia, su padre y su hermano, y más adelante también su hijo, fueron fabricantes de instrumentos musicales.

En el MIM se conservan más de 130 instrumentos de la familia, entre trompetas, saxofones, trombones y clarinetes, producidos por su empresa familiar que logró posicionarse entre los fabricantes más importantes de la época.

En sus inicios, la fabricación de los instrumentos se realizaba completamente a mano, sin embargo, con el aumento de la demanda, su producción fue más industrial, ya que contaban con cerca de 200 trabajadores y una gran fábrica.

El museo expone un recorrido por la historia de esta familia y sus aportaciones a la música y, tras casi dos siglos, sus instrumentos se conservan en buen estado gracias al control de la luz, la temperatura y la humedad en las salas.