Juicio a cuatro traficantes de Torrecaballeros y La Granja

Nacho Sáez
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Entre ellos se encuentra un taxista, que se encargaba presuntamente de trasladar al resto a Madrid para comprar la droga. Un quinto acusado está declarado en situación de rebeldía y no ha asistido a la vista oral.

Juicio a cuatro traficantes de Torrecaballeros y La Granja

En su escrito de conclusiones provisionales, la Fiscalía Provincial de Segovia solicitaba penas que oscilan entre los cinco años y los seis años y medio de prisión. Es la culminación de la Operación Torre, llevada a cabo por la Policía Nacional en mayo del año pasado. Efectivos de ese cuerpo detuvieron el 25 de mayo de 2020 a cuatro hombres y una mujer de nacionalidad española, de edades comprendidas entre los 34 y 63 años, como presuntos autores de delitos contra la salud pública (tráfico de sustancias estupefacientes) y pertenencia a grupo criminal.

Según la Fiscalía, compraban la droga en la localidad madrileña de Moralzarzal y la vendían en Segovia. En uno de esos viajes fueron interceptados con 249,74 gramos de cocaína y, tras el registro de tres viviendas en Torrecaballeros y La Granja, los investigadores incautaron pequeñas cantidades de MDMA, anfetamina, ketamina, heroína, THC, cannabis, resina de cannabis y cocaína dispuestas para la venta.

El primero de los acusados en declarar en el juicio, J. M. B. M. -que también se enfrenta a un delito contra la seguridad vial por conducir sin carné- ha reconocido ser consumidor habitual de drogas y ha asegurado que traficaba para poder seguir consumiendo, al igual que R. J. T. y la única mujer implicada, P. E. G. Otro de los acusados, P. F. V. M. es un taxista que ha sido procesado por facilitar el transporte e incluso facilitar clientes al grupo. "Salía en primer lugar un vehículo lanzadera para advertir posibles controles policiales y en segundo lugar iba otro vehículo transportando la droga", señala la Fiscalía. El quinto de los acusados, I. B., está declarado en situación de rebeldía.

Se da la circunstancia de que estas compras y ventas de tráfico de drogas fueron detectadas en pleno confinamiento por la pandemia. Los acusados acudían a un bar de Moralzarzal que se encontraba cerrado al público en medio de un dispositivo en el que se repartían las tareas. Mientras uno se encargaba de contactar con los proveedores -que no fueron identificados-, otros dos accedían al interior del local y un cuarto realizaba labores de vigilancia. El quinto vendía la droga de forma independiente al resto.