«Si la vida es teatro, me pido el papel de buena persona»

Sergio Arribas
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Vinculada a la gestión cultural, producción teatral y al marketing cultural desde hace 30 años, ha trabajado con las grandes compañías de este país y en los mejores escenarios. Ha vivido en Roma, Madrid... hasta que regresó a Segovia.

Gina Aguiar, concejala de Cultura. - Foto: Rosa Blanco

Reconocida con cuatro nominaciones a los Premios Max de Teatro, ha participado en 21 producciones con las compañías teatrales más prestigiosas del país, ha sido gerente en La Abadía, del Festival Titirimundi, directora de la Fundación Muñecos para el Desarrollo... una vida dedicada al teatro. ¿Y donde le faltan tablas? «Seguro que en la política», bromea. 

¡Arriba el telón! Una ‘mujer de teatro’ que se estrena en política como edil de Cultura. ¿Qué le dijeron al aceptar? ¿Aquello de ¡mucha mierda¡? 
Me han dado muchas enhorabuenas y, claro está, también lo de ¡mucha mierda!, es decir, ¡mucha suerte!

En los plenos a los que ya ha asistido, imagino que habrá descubierto ya a grandes actores. ¿Cuánto teatro hay en la política?
Creo que bastante. Pero yo lo veo desde la ‘distancia brechtiana’ (la forma de teatro creada por Bertolt Brecht), es decir, desde la distancia emocional. Como soy poco política, lo veo desde fuera.

María Fernanda es ‘Marifé’ —su antecesora en el cargo— y María Eugenia es ‘Gina’ ¿Esta abreviatura nominal es requisito para asumir la concejalía de Cultura?
Siempre he sido Gina, nunca María Eugenia, aunque lo ponga en mi DNI. Me lo han llamado desde bebé, así que no es un diminutivo. Es un nombre que me regalaron.

Una publicitaria que deriva su vida a la producción teatral. ¿Recuerda cuál fue su primer trabajo?
De ayudante de dirección del teatro Rojas de Toledo. Y allí hice mi primera producción, un auto sacramental de Calderón de la Barca. ¡La Humildad Coronada de las Plantas!, se llama. ¡Casi nada! (se ríe).

Y de ahí los proyectos se sucedieron: la empresa Amadeus, la compañía de José Tamayo, Jesús Cracio….
Empecé a trabajar en teatro, me hice productora, de ahí La Abadía, el teatro de Bellas Artes, Titirimundi… en este mundo del teatro vas conociendo a mucha gente, te conocen, te salen trabajos... He tenido oportunidad de trabajar en sitios ‘fijos’, como el Teatro Real, pero he preferido siempre no ser funcionaria y trabajar por mi cuenta. Y elegir los trabajos.

¿Para qué le faltan aún ‘tablas’?
Para la política seguro (se ríe).

¿Es verdad que Segovia está, por sus iniciativas y actividad, a la vanguardia cultural de este país? ¿No es un poco exagerado?
¿Exagerado? No lo es. Somos una ciudad pequeña pero con infinidad de actividades, casi a diario. Lo conozco y, aún así, me sigue sorprendiendo. Es real. Hay gente que viene de ciudades mucho más grandes que Segovia y se quedan atónitos.

¿Nos hemos quitado ya la caspa?
No (se ríe). Todavía hay caspa que quitar, pero es difícil. 

ARTE, cadena cultural europea, le pide ideas para rodar una serie documental en Segovia. ¿Una historia con Antonio Machado y María Zambrano o mejor con Oscar Sancho ‘Lujuria’ y Quique Santana?
Intentaría hacer una mezcla entre ambos. Quizá Óscar Sancho podría encarnar a Machado (se ríe). Hay personas fantásticas en el mundo cultural de esta ciudad.

¿Lleva bien la broma cacofónica cuando se refieren a usted y a su marido, Gina y Gianni, a la sazón director del Palacio de Quintanar?
Somos los ‘g’. No me importa. La gente se sorprende y nosotros no, claro. Evidemente es un juego, como ‘Pepa y Pepe’.

¿Cuánto ocupa la cultura en sus conversaciones?
Muchísimo, es más, yo diría que demasiado.

¿O las discusiones giran más en cómo preparar la pasta?
Cuando Gianni prepara la pasta no hay discusión posible, porque no me deja meter baza (se ríe). Ahora bien, también le digo que alguna pasta la hago mejor que él, aunque sea todo un maestro.

¿Tiene más poder la cultura que las bombas?
Si se hace bien, sí, desde luego.

¿Existe la cultura sin ideología?
Para ser libres el único camino es la cultura.

Y el fútbol, ¿es cultura?
Es la cultura del fútbol. Para mí el fútbol no es cultura, es tan solo un deporte.

Dos hijos futbolistas, hoy adolescentes, adoptados en Etiopía. Aunque sobren las explicaciones, ¿las ha tenido que dar por esta decisión personal?
El porqué de la adopción, pues de eso muy pocas veces. También es algo que he contado tranquilamente. Es un hecho y una decisión que tomamos en un momento dado. Que sea en Etiopía o en cualquier otro lado, es indiferente. Y sí, futbolistas. Estuvieron en el Real Valladolid. El mayor lo ha abandonado, le superaba el estrés del fútbol, de lo cual me alegro mucho. No me gusta nada el mundo que rodea el fútbol, a nivel formativo, me refiero. Me parece que podía ser un camino de enseñanza para los chavales estupendo y creo que, por desgracia, no lo es. 

¿Es como ‘El Cholo’? ¿trabaja ‘partido a partido’?
Sí, día a día. Eso es. Hay que tener una agenda semanal, mensual... porque no puedes improvisar, aunque, eso sí, a nivel personal y de trabajo soy muy del ‘¡partido a partido!’ Es mi método para no sucumbir al estrés.

Hablando de cocina, bautizó su empresa de gestión cultural como ‘Minestrone’, la tradicional sopa de verduras, versión italiana. Uno no se aburre degustando esta sopa, que tiene tantos ingredientes como puedas imaginar. ¿Fue por eso?
Sí, porque cabía todo. El nombre no surgió al azar. He hecho mucha producción teatral y casi me especialicé en ello. Pero luego como gestora cultural he comisariado exposiciones, he propuesto proyectos, programado espacios, en fin. Y no me cierro a nada que me sienta capaz de hacer.

Y hablando de sopas, ‘Sopa de Ganso’, la mítica película de los Hermanos Marx. ¿qué le hace reir?
Me hacen reir muchas cosas. Sobre todo las cosas absurdas de la vida. Me gusta mucho por eso el humor británico, desde la seriedad, no el humor obvio o zafio. Prefiero a Faemino y Cansado o a Pepe Viyuela antes que a Los Morancos.

Mi experiencia teatral se limita a una obra y en un papel secundario. Tenía diez años y era la función del colegio. Y me olvidé de la mitad del texto…Ningún talento. ¿Cómo detecta el talento?
Es algo intuitivo. Cuando un actor  tiene verdad, te toca. Es la clave de una buena interpretación. Y se le puede olvidar el papel y tener un talento fabuloso para inventárselo. A Terele Pávez la vi improvisar  en verso, porque se la había olvidado el texto, en una obra de Calderón. 

‘La vida es puro teatro’, el tema que cantaba La Lupe, cubana, y que versionó Falete, hasta convertirlo en obra de arte. ¿qué papel se pide en esta gran obra teatral que es la vida?
Elegiría el papel de buena persona. 

¡Lo que nos gusta a veces un drama¡ ¿no hay demasiados pesimistas o agoreros?
Muchísimos. Y en Segovia muchos. Una de las cosas que más aprecio es una sonrisa desde por la mañana, en la oficina, en la cafetería… Me aburre la gente que está todo el día quejándose. 

Ha comentado que la función de una productora teatral es conformar equipo… Pero, ¿dónde está su ego?
Tengo poco ego, casi ninguno. Mi ego está en la satisfacción de las cosas bien hechas, en el trabajo de todo el equipo. Nunca uno hace las cosas solo. Siempre hay alguien más.

Una amiga suya la definió como ‘incombustible y enérgica’. Si se enfada, ¿es mejor no estar en su radio de acción?
Sí. Tengo genio, porque soy pasional, pero luego pido perdón. Eso sí, si se lo merecía el otro, no reculo. 

Gestora del ciclo ‘Mujeres que transforman el mundo’. ¿Qué ha aprendido?
Tengo admiración absoluta por estas mujeres que tienen esa capacidad de luchar contra lo que creen injusto. Es valentía y decisión. Te demuestran que el cambio es posible cuando uno lo quiere y lo trabaja.

Le aviso. Algún día tendrá que enfrentarse a la elección de artistas para las fiestas de la ciudad… ¿Dispuesta a dar el resto para traer a Maluma o a Enrique Iglesias?
No soy censora, con independencia de que me gustan unas cosas más u otras. Pero yo no vengo a imponer. Habrá proyectos que considere, pero siempre escuchando y evaluando lo que quiere la mayoría. Para conocer, lo primero es escuchar.

¿Qué noticias le revuelven el estómago?
¡Buf! Me duelen esas mujeres que son asesinadas casi a diario. También que nos estamos cargando el planeta. Y me revuelve cuando veo hombres y mujeres que se juegan la vida en una patera y luego los países ricos les tratan como si fueran basura.