La piel del oso

Antonio Pérez Henares
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Las encuestas electorales han cambiado y dan ventaja al PSOE frente a una oposición sin pacto dirigida a un estúpido suicidio

La piel del oso - Foto: J.L. Cereijido

Comenzaron a pensar en qué parte de la piel del oso iban a colgar en la pared, aspirando, claro, a la cabeza, y ahora resulta que puede que sea el oso quien se cuelgue las tres suyas. El panorama ha cambiado de tal forma, desde dos días antes de convocar las elecciones a que estas fueran convocadas, que la preocupación y la euforia han cambiado radicalmente de bando. El PSOE anda tan crecido que ya hasta se cree las encuestas de Tezanos. 

La jugada de Redondo le parece estar saliendo de acuerdo a su apellido: viraje en Cataluña, disfraz de Campeador de España, Podemos en modo Vida de Brian, el centro derecha hecho tres cachos y las perspectivas disparadas al alza. Ya no solo el partido más votado sino que puede alcanzar los 130 escaños y la mayoría absoluta en el Senado. Y sumar, eso en la recámara para cargarlo al día siguiente cuando ya se haya votado, con los separatistas. El okupa de la Moncloa, consagrado por los votos ciudadanos y con la oposición a palos entre ellos echándose las culpas del desaguisado para ir de inmediato a los siguientes comicios: europeos, municipales y autonómicos. De rosa todo, vamos. 

Hace apenas un mes esto parecía un imposible. Pero la desmemoria y la propaganda sirven para esto y para mucho más que se ponga. Todo ello queda anegado, silenciado y convertido en hosannas. 

Ocho meses arrastrando España ante los independentistas, y dispuesto a hacerlo pasado mañana, se tapan con un spot continuo, el Agitprop desatado con casi todos los medios de comunicación masiva, unos tomados, los otros partidarios, trabajando al unísono, el pastel del poder al alcance, que es lo que en verdad cementa la unidad de los partidos y congela toda disidencia, las promesas de jauja absoluta a base de gastar y empeñar lo que no solo no se tiene sino que hay que pedir prestado y cuando los pagos lleguen, la crisis y la agonía de economía descarguen, pues que le quiten lo bailado y que de eso saquen a otros a lo que quede de España. Porque de este envite puede, además, de España quedar solo la raspa. Pero eso no importa ahora nada de nada.