Escenas como las que se viven en La Palma estos días es imposible que se produzcan en Segovia al menos hasta dentro de millones de años. En nuestra provincia no habrá una erupción ni a corto, ni a medio ni siquiera a largo plazo a pesar de que tiene un pasado volcánico. Sus características lo determinan, según señala el investigador segoviano del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) Andrés Díez. «Es imposible que un goterón del magma superior atraviese cuarenta kilómetros de corteza y utilice fracturas que están cerradas», resume.

La situación geográfica de Segovia permite iniciar la explicación. «Está intraplaca», apunta Díez. Las erupciones volcánicas tienen lugar en dos situaciones. En las placas volcánicas (la corteza terrestre está compartimentada en una serie de placas tectónicas y en los límites entre ellas es donde están la mayor parte de los volcanes) o intraplaca. «Para que un volcán salga intraplaca tiene que haber fracturas tan profundas que lleguen hasta el manto superior y pueda salir el magma por esas fracturas. Canarias, aunque está intraplaca, tiene esas grietas que permiten que, como goterones invertidos, suban y salgan los volcanes. En Segovia la corteza es tan gruesa y las fracturas que tenemos son tan antiguas que no hay mecanismos para que el magma salga desde el manto hasta la corteza», apunta el investigador del IGME-CSIC.

La comparación es ilustrativa acerca de las diferencias. En Canarias la corteza oceánica puede tener espesores de dos a cuatro kilómetros, y en Segovia, cuarenta kilómetros. Que se puedan producir erupciones volcánicas en Segovia se puede descartar radicalmente hasta dentro de varios millones de años», remacha Díez.

Millones de años pero atrás hubo volcanes de Segovia. Un artículo de la asociación Geología de Segovia lo ha recordado estos días. La primera evidencia data del tránsito entre el Cámbrico y el Ordovícico, hace unos 490 millones de años, cuando una cadena de islas volcánicas (parecido al actual archipiélago de Japón), expulsaba coladas de lava y cenizas que, millones de años después sufrieron el metamorfismo y se transformaron en algunos de los gneises (piedra centenera) que hoy en día forman parte de la Sierra de Guadarrama, especialmente reconocibles en sitios como Los Calocos en Vegas de Matute, Revenga y hasta en las rocas oscuras del talud de la entrada del aparcamiento del centro comercial Luz de Castilla en Segovia.

Rocas volcánicas que se encuentran dispersas, mientras, entre las areniscas del Triásico que forman la ladera septentrional de la Sierra de Pradales, en localidades como Aldeanueva de la Serrezuela, «donde hace unos 240 millones de años hubo erupciones fisurales en las llanuras de inundación de los ríos que surcaban lo que actualmente es La Serrezuela», según remarca Geología de Segovia, que también ha documentado los efectos en Segovia de erupciones registradas en otros lugares: la del volcán Huaynaputina en Perú en 1600, la del Tambora en Indonesia en 1815 y la del Krakatoa en 1883.

En diferentes momentos de la historia también se sintieron grandes terremotos, un fenómeno que también es complicado que tenga su epicentro en Segovia. «Pequeños terremotos ha habido, hay y seguirá habiendo y no hay nada imposible en geología, pero no es previsible que haya un terremoto de magnitud superior a tres en Segovia. El de Lorca, por ejemplo, fue de 5,1. Los que está habiendo en La Palma ahora como precursores de la erupción y del movimiento de magma, han sido 3,1, 3,2, 3,0...», argumenta Díez. El proceso es similar al de los volcanes. «Los terremotos ocurren también donde hay fracturas que se están moviendo. Esas fracturas son las que levantaron la Sierra de Guadarrama, la Serrezuela o el macizo de Santa María la Real de Nieva, pero ahora solo quedan pequeños reajustes, que son por los que se producen en Segovia terremotos de magnitud moderada. El último, el año pasado», concluye Díez.