La historia de Segovia en un cuadro

Sergio Arribas
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José Luis López Saura ha pintado desde Isabel la Católica a Perico Delgado. Y así hasta medio centenar de personajes. El mural, de casi diez metros de longitud, ya decora el Centro Segoviano en Madrid.

Saura, en su estudio, en La Cárcel Centro de Creación, junto a parte del cuadro. - Foto: S.A.

Es gato con ‘pedigrí’. Nació en Madrid, se crió en el Barrio de las Letras, al lado del Museo del Prado y no hay rincón de Lavapiés o Malasaña que desconozca. Sin embargo, ya puede presumir de profundas raíces segovianas y no solo por sus 17 años de residencia en Segovia ni porque su obra pictórica salpique todos los rincones de la vieja ciudad castellana. El último trabajo del pintor José Luis López Saura  le han otorgado tantos conocimientos sobre Segovia, su historia y personajes, que bien podría ofrecer una ponencia sobre lo que algunos llaman ‘segovianismo’.
Todo partió del encargo del Centro Segoviano en Madrid, a través de su presidente, Antonio Horcajo. La idea era que una obra de López Saura decorase una pared del salón principal del Centro Segoviano, con motivo de los actos del centenario de la institución. 

«Iba a ser una sencilla alegoría de Segovia, aunque, como siempre me ocurre, tengo la manía de complicarme la vida y lo fui completando, enriqueciendo...», explica López Saura, satisfecho con la «gran acogida» que recibió la obra en su presentación, el pasado 6 de mayo, en el edificio de la calle Alburquerque de Madrid.

Se trata de un mural de apreciables dimensiones, de 2,5 metros de alto y casi 10 metros de longitud, que recorre la historia de Segovia a través de más de medio centenar de personajes vinculados a esta tierra, a su ciudad y provincia, a los que acompañan decenas de símbolos y escenas típicamente segovianas.

López Saura junto a los bocetos que utilizó para la obra.López Saura junto a los bocetos que utilizó para la obra. - Foto: S.A.

Es una obra de pintura acrílica sobre tablero. Trabajó en ocho grandes paneles de pasta de papel prensada. Sobre la madera, López Saura aplicó pintura mate, a la que pasó la lija, antes de aplicar una mano de pintura en tono neutro, que volvió a lijar, antes de entrar con los pinceles.

Más de un año. López Saura ha trabajado en el mural —intercalando la tarea con otros encargos menores— durante un año y tres meses. «Me tiré dos meses preparando el boceto», explica el artista. Antes de tomar el pincel, afrontó un intenso trabajo en la recopilación de información.

«Preguntaba a la gente por esos diez personajes de la historia de Segovia imprescindibles en este cuadro y, casi todos a los que pregunté coincidían en los mismos», señala el madrileño que agradece especialmente, entre otras ayudas, las sugerencias que le brindaron el director del Archivo Municipal y de la Academia de San Quirce, Rafael Cantalejo o la del historiador Javier Mosácula.

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El mural sigue un orden cronológico para recorrer, de izquierda a derecha, los últimos 20 siglos de la historia de Segovia, partiendo del Acueducto y del monumento a la ‘Loba Capitolina’. En esta parte del mural aparecen los ‘patronos’ de la ciudad, la Virgen de la Fuencisla y San Frutos —personaje que en el boceto ocupaba otro lugar— junto a un gran escudo de Segovia, inspirado en el que López Saura encontró en La Canaleja. En la parte inferior, un homenaje a la Mesta y la florenciente industria pañera segoviana, a través de un pastor «y 88 ovejas», ha contabilizado el artista. 

Con independencia de que las nueve Comunidades de Villa y Tierra de Segovia recorren el friso superior del mural, la parte izquierda está protagonizada por personajes tan relevantes como Domingo de Soto, Enrique IV, Isabel La Católica, Andrés Laguna o Felipe II. El boceto incluyó inicialmente a Santa Teresa, aunque, finalmente, el pintor optó por suprimir el retrato en orden al escaso tiempo en el que permaneció la religiosa en la ciudad. Al escudo de Segovia, se unen los de la Diputación y de Castilla y León; mientras también aparecen elementos relevantes del Patrimonio, como la Casa de la Moneda, el interior de la Catedral, las iglesias de San Miguel y San Esteban o un capitel de San Martín. En este extremo, López Saura pinta un bodegón con productos típicos segovianos, desde el vino y el anis, hasta los judiones, el cochinillo y el ponche.

A continuación el cuadro muestra una serie de figuras, la primera a tamaño real, la de una mujer ataviada con el traje típico segoviano, para la que el pintor tomó como modelo a una chica, María, que fue alcaldesa de las fiestas. A su lado, el ‘segoviano’ enfundado en la indumentaria tradicional —aquí el modelo fue un integrante del cuadro lírico Julián Gayarre— y unos pasos más atrás el retrato del maestro dulzainero Silverio. La parte central del mural recrea una panorámica de Segovia, en una imagen captada a mitad de camino de la bajada de Zamarramala, donde se observa la iglesia de la Vera Cruz, parte del barrio de San Marcos y, por supuesto, la Catedral y el Alcázar «y todo el skyline o perfil de la ciudad, con sus tejados en aguja, y la sierra de fondo, nevada, en una escena típica del comienzo de la primavera». En la parte baja, el artista hace un guiño al típico ‘esgrafiado’ segoviano, que surge como si fuera la pared donde se asienta el gran mural.

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A continuación, a la derecha del espectador, el mural desgrana el siglo XIX segoviano, con el monumento de Daoiz y Velarde, de Aniceto Marinas y personajes ‘entre dos siglos’, como Mariano Quintanilla, Machado, José Rodao, Daniel Zuloaga, Emiliano Barral, María Zambrano… No falta la referencia a paisajes naturales como las Hoces del Duratón, a los insignes cocineros Cándido, Tomás Urrialde y Dionisio Duque y personajes de la historia más reciente, como el ganador del Tour de Francia, Pedro Delgado o el vitralista Carlos Muñoz de Pablo, reflejando la última de sus vidrieras colocadas en la Catedral. En homenaje a la institución que encarga la obra, Lopez Saura ha retratado a los diferentes presidentes del Centro Segoviano en Madrid, desde Agapito Marazuela, a Juan de Contreras y el propio Antonio Horcajo. La ‘Puerta de Madrid’ y el escudo de la capital de España culminan el mural en su extremo izquierdo. 

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«Todavía me quedan cosas que pintar, porque quiero poner al Mester, a Ismael Peña, el escudo de la Gimnástica Segoviana...», afirma el artista a quien le hubiese gustado, según admite, que el mural hubiese podido ser contemplado en Segovia durante un par de semanas antes de su traslado a Madrid.