La construcción advierte falta de obreros cualificados

D. A.
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Las empresas tienen problemas para volver a contratar y crecer después de una larga década de despidos masivos y cierres que ha generado desinterés por este sector. La Fundación Laboral de la Construcción tampoco llena sus cursos gratuitos

Imagen de archivo de las obras de reurbanización de la calle Alamillo, en Segovia. - Foto: Rosa Blanco

Viales Padasilma, empresa de obra civil puntera en Segovia, acaba de contratar a una persona bien entrada en la treintena que estudió Topografía en la Universidad de Salamanca y estaba trabajando en una frutería, con el currículum prácticamente limpio de experiencia laboral en la profesión para la que se formó. «Terminó la carrera y trabajó en lo que pudo», señala su director gerente, Paulino Jiménez, quien admite que les ha costado «bastante tiempo» encontrar el candidato apropiado para un puesto que por fin ocupa desde hace unos días. Y eso le ha sucedido a una empresa atractiva sobre el papel, con buen cartel tras haber asumido proyectos de calado como la reciente reurbanización de la calle San Juan o la que ahora está en curso en la avenida Padre Claret. El año pasado, por cierto, también pugnó por hacerse con las obras de un tramo de Ezequiel González y aunque no obtuvo la adjudicación formal, la empresa de Valladolid que ganó se la ha terminado cediendo para su ejecución esta primavera porque no tenía personal cualificado disponible, «por distancia o por lo que sea».

Topógrafos, oficiales de primera, ferrallistas, enyesadores, pladuristas, encofradores… Los que hay están trabajando, las empresas no encuentran más y en la Fundación Laboral de la Construcción se llegan a impartir cursos con dos, tres y cuatro personas, o incluso se acaban cancelando por falta de interesados. «Antes hacías uno de gruista y se quedaba gente fuera por falta de plazas y ahora ocurre al revés, tienes que mantener los cursos aunque se apunten pocos porque al menos así entra alguien nuevo con formación al mercado», advierte el presidente de la Asociación Provincial de Industrias de la Construcción (APIC), Javier Carretero. Es la gran secuela que debe sobrellevar ahora el sector del ladrillo, en Segovia y en toda España, como consecuencia de su grave crisis de la última década. 

Aparte de la APIC y Viales Padasilma, El Día ha consultado a UGT, CCOO y otras empresas de referencia como JSF Grupo Inmobiliario, y todos coinciden en el diagnóstico y las causas. Consideran que falta relevo generacional porque buena parte de los obreros más solventes que sobrevivieron a los cierres y despidos masivos ya se jubilaron o están cerca de hacerlo, mientras otros que empezaron a coger experiencia en los años de bonanza y perdieron sus puestos se lanzaron al autoempleo o se reciclaron en otros sectores ante la falta de oportunidades para reengancharse. Y hoy, después de todo este tiempo de escasa actividad y muy pocas contrataciones, el sector paga el peaje de un parón del que, además, Segovia apenas ha empezado a salir. Lo hace a un ritmo que nada tiene que ver con el de Madrid,Barcelona y otras grandes ciudades que son las que dan pie a los titulares de la recuperación del sector,y en unos y otros territorios, a los jóvenes de hoy ya no les seduce la paleta como a los de ayer. Entre otros motivos, obviamente, porque los salarios de hoy tampoco tienen que ver con los de ayer y a un buen encofrador le cuesta ganar ahora más de 1.500 euros al mes, apenas la mitad que en 2005 o 2006.

ENGAÑOSA BAJADA DEL PARO. Segovia cerró el pasado marzo con 499 parados registrados en la construcción, sólo 59 más que en ese mismo mes de 2007, pero la diferencia entre uno y otro escenario es abismal, ya que se ha pasado de los más de 12.000 ocupados de entonces a menos de 5.000 ahora. 

La oleada de cierres y despidos masivos que se inició en 2008 cuadruplicó el paro del sector de un año para otro, al contabilizarse ya 1.735 desempleados en marzo de 2009. En 2012 se superaron los 2.300 y la bajada empezó en el siguiente ejercicio, pero no precisamente porque se generase mucho empleo. Tras contabilizarse 11.900 ocupados en el primer trimestre de 2008 se tocó fondo en el cuarto de 2013 con 3.900, y ahí se inició una recuperación que parecía firme en el arranque de 2017 al elevarse esa cifra a 7.000, pero 2018 terminó con 4.600 ocupados y la Encuesta de PoblaciónActiva que se publicó este jueves hunde aún más ese dato y lo deja en 4.200. Es decir, sólo 300 ocupados por encima del mínimo marcado hace cinco años.

A todo ello se suma que la crisis se agravó en la provincia coincidiendo con la práctica paralización de la actividad inmobiliaria en casi dos tercios de la capital por promotores que pudieron dejar en suspenso sus proyectos ante el cambio normativo (con aumentos de edificabilidad en muchos casos) que propiciará el Peahis (Plan Especial de Áreas Históricas), que lleva todo ese tiempo en elaboración, aunque ahora ya se vislumbra su aprobación en «uno o dos meses», según el equipo de Gobierno del Ayuntamiento. Y mientras la construcción ya genera empleo a nivel nacional, sobre todo por el tirón de las grandes ciudades, el sector «subsiste aquí con pequeñas reformas», lamenta el presidente de la APIC. Aunque, por otro lado, cuando el Peahis entre en vigor habrá que ver quién está en condiciones de ponerse en el tajo si hoy, con mucha menos demanda de mano de obra de la que se prevé a corto plazo, ya hay dificultades para encontrarla.

 «Falta mano de obra para trabajos en la construcción que requieren cualificación, aunque muchos de los oficios se aprenden en la obra y si hubiera más actividad se recuperarían», opina el secretario provincial de CCOO, Álex Blázquez. «No olvidemos que en Segovia tenemos más de 7.000 parados (7.105 registrados al cierre de marzo), aunque se apunten a otros sectores y no haya más de 500 en el de la construcción porque no se ven perspectivas en ese sector». En cualquier caso, la secretaria provincial de la Federación de Construcción del mismo sindicato, Pilar Araújo, reconoce que «puede que falte profesionalidad en el sector porque ha perdido el carisma que tenía y la gente busca otras alternativas laborales, empezando además porque los sueldos que ofrece la construcción ya no son los de antes». Y su homólogo de UGT, Segundo González, piensa prácticamente igual: «El problema de la falta de mano de obra cualificada es real, hay oficios en la construcción que se están abandonando porque no se perciben las salidas que tenían antes y nadie quiere coger la paleta en estas circunstancias, por eso ahora ni se completan los cursos de formación». Aunque, por otro lado, también echa en falta más formación en los oficios a través de los institutos.

«Antes había más profesionales, y ahora españoles cada vez menos», incide el director gerente de Viales Padasilma.«En los currículum ves que muchos han trabajado de camareros, mozos de almacén... Como no ha habido obras durante tantos años, lógicamente la gente ha hecho lo que ha podido».

El gerente de JSF Grupo Inmobiliario, Julio Sanz Francisco, aporta un matiz sobre esa falta de mano de obra cualificada:«Vemos dificultad sobre todo en encontrar gente cualificada a un precio dentro de un orden, ya que ahora los que trabajan bien están muy demandados». En su caso, para los proyectos que tienen actualmente en Carrascalejo, San Cristóbal y Trescasas, aclara que cuentan con «un número óptimo» de trabajadores,«pero pensando en crecer, para afrontar puntas más altas de trabajo hemos tenido dificultades», reconoce. También el gerente de Viales Padasilma responde que «por supuesto» ha tenido que renunciar a proyectos por la misma causa, «ya que la calidad no se puede tocar».

Y frente a este nuevo escenario, las soluciones que sugieren unos y otros se centran en facilitar más la formación, ya sea a través de la FP o por la Fundación Laboral de la Construcción, que oferta numerosos cursos tanto en Segovia como en otras provincias (presenciales, a distancia o mixtos). Y evidentemente, resulta clave que haya sueldos atractivos en lo posible, aunque se insista en que los que llegó a ofrecer el ladrillo antes de la crisis no van a volver.