"El pleno ni me ha respondido ni ha planteado propuestas"

AURELIO MARTÍN
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Durante los últimos cuatro años ha sido el tercer Defensor de la Ciudadanía de Segovia. En lo profesional, ha centrado su actividad como profesor de la ética y deontología de la publicidad.

Rodrigo González - Foto: Rosa Blanco

Rodrigo González Martín ha presentado su renuncia como Defensor de la Ciudadanía de Segovia por expiración del plazo para el que fue designado, a la vez que rechaza la posibilidad de una reelección. Asegura que en el Ayuntamiento no le han respondido personalmente, ni en cuanto a la aceptación de su renuncia o, incluso, animándole a que continuara.

En su carta a la alcaldesa, Clara Luquero, le advierte que ha llegado el final del mandato y que no aspira a continuar, aunque podría…

Efectivamente. Cuando modificamos el Estatuto de la Defensoría en 2018, se amplió a cinco años el tiempo de responsabilidades, para desvincularlo de los periodos legislativos, pero hay un pequeño vacío porque no se especifica a quién corresponde la propuesta de continuidad, entiendo que debe ser el pleno, que es quien te nombra, quien tome la iniciativa con la anuencia de la Defensoría. Pero esa propuesta no se ha producido. 

Tengo suficientes razones personales, incluso familiares para dedicarme a ellas como lo vengo haciendo con las demás personas. No son las razones últimas que han provocado mi dimisión. Entiendo que hay una cierta necesidad de replantear esta figura con las responsabilidades y funciones que conlleva. Sin aspiración alguna de poder, me propuse dignificar y reforzar el papel de la Defensoría local en Segovia, que se creó hace 16 años, y darle un impulso mayor en todos los sentidos. Me he dedicado a darle presencia, responsabilidad, método, exigencia y lealtad, no sé si lo he conseguido. En las Memorias anuales queda reflejada la pretensión de actuar con una estrategia de responsabilidad. A nivel subjetivo puedo estar moderadamente satisfecho, pero a nivel objetivo tengo mis dudas. 

 ¿Se ha encontrado respaldado en su trabajo por el pleno municipal?

El pleno nombra al Defensor o Defensora con el voto favorable de las tres quintas partes, mayoría cualificada que pocas veces se necesita… Es fundamental que sea así en beneficio de un mayor consenso. Ante el pleno se presenta la memoria anual, mientras tanto mi contacto con la corporación es a través de las distintas concejalías, con las que tengo interlocución interviniendo en las quejas presentadas, y de las comisiones informativas en las que están representados todos los grupos políticos.  

Cada trimestre la Defensoría presenta un informe del estado de los expedientes a las comisiones informativas. A lo sumo recibimos el mero ‘recibí’. Ahora puedo decir que me quedé muy sorprendido ya que, tras las elecciones del 26 de mayo, tuve la educación y amabilidad de enviar una carta personalizada a todos y cada uno de los nuevos concejales, felicitándoles, animándoles a seguir con su tarea de representación pública y a la vez les informaba de la figura de la Defensoría, poniéndome a su disposición; he de confesar que nadie me ha respondido. Creo que esta no respuesta generalizada va más allá de las meras formalidades. 

 ¿La Alcaldía tampoco le respondió a un escrito de renuncia, el 15 de mayo?

Presenté un primer escrito de renuncia en una conversación personal con la alcaldesa en el pasado mes de mayo, estaba muy interesado en que conociera mi opinión antes de la celebración de las elecciones, para evitar cualquier malentendido y que no se vinculara con el resultado electoral. En el último párrafo le pedía que lo comunicara a su vez al resto de los grupos municipales para que conocieran la situación. En este tiempo no he recibido respuesta alguna, por eso, cuando llegó el 14 de septiembre, fecha en que se cumplía formalmente el plazo de los cuatro años de ni nombramiento, presenté por Registro mi escrito de renuncia, aduciendo «la expiración del plazo por el que fue nombrado».   

¿Se va decepcionado, se ha arrepentido de haber ocupado esta responsabilidad? 

No, en absoluto. Es más, estoy agradecido porque es una experiencia absolutamente única, incluso invitaría a que muchas más personas tuvieran el coraje de participar aún más en los órganos colegiados del Ayuntamiento, para conocer de fondo cual es la problemática de la ciudad y contribuir a su mejoría. Arrepentirme nunca, me he dedicado en cuerpo y alma a atender y escuchar a toda la ciudadanía que ha llamado a la puerta de la Defensoría. Aunque para seguir habría que cambiar algunas cosas.     

¿Cuáles son esas cosas? 

Las resoluciones de la Defensoría no son ejecutivas, está bien que así sea, pero es necesario que tuvieran más aceptación o consideración. Creo que los procesos de mediación son imprescindibles, representan una gestión política participativa de las diferencias. En situaciones de conflicto deberíamos aceptar esa mediación como método democrático. Ante la excesiva judicialización de la vida política y social, los procedimientos extrajudiciales de resolución de conflictos sociales son procedimientos eficaces, accesibles, gratuitos, directos, para ensayar la democracia participativa y de proximidad, fundamental en la vida municipal.   

Los ayuntamientos soportan e integran funciones muy complejas y diversas, como un poder legislativo, emanan normas, otro ejecutivo y un tercero jurisdiccional, resolviendo recursos. Administrativamente hay una concentración de poder que debería gestionarse de una forma transparente, abierta, participativa y eficaz. Es la verdadera legitimación democrática lo que nos jugamos en ello. Pero hay rutinas, procedimientos, formas de gobernanza de las instituciones demasiado anquilosadas en unos formalismos, aunque legales, no siempre equitativos y justos. La defensa de los derechos humanos es así una labor cotidiana incluso en las pequeñas decisiones locales. Tal vez la llamada desafección por la gestión política se deba a este déficit democrático. Hay que cambiar cosas desde el punto de vista de la atención, el diálogo y la respuesta de la administración con la ciudadanía. Con frecuencia esta Defensoría se ha pronunciado sobre estos asuntos en sus resoluciones. No sé si con mucho acierto.     

¿Estamos hablando de figuras de papel en este caso o en los presupuestos participativos? 

Las llamadas democracias liberales, burguesas, están en crisis... En la mera representación, lo que preocupa es el logro y ejercicio del poder; pero el mero ejercicio del poder resulta distante y sospechoso. Intentamos pasar de una democracia representativa, donde se resuelve un reparto de poder por la delegación del voto, a una democracia más participativa, abierta, transparente, transversal, responsable, inclusiva, en la que se sustancie una búsqueda de soluciones a los conflictos sociales por medio de la convivencia, el diálogo y la igualdad. En Segovia tenemos problemas muy serios de convivencia que a veces minimizamos. La convivencia apenas es ‘conllevancia’, como decía Ortega y Gasset.

La iniciativa de los presupuestos participativos es loable y debiera ser ratificada por acuerdo del Pleno. Si no ha concitado una amplia participación, no podemos imputarlo a nadie o el equipo de gobierno. Necesitamos aprender a ser ciudadanos, la participación debemos ensayarla a diario.  

Durante su gestión han crecido el número de consultas y quejas…

Sí, cuantitativamente y cualitativamente. A día de hoy ha sobrepasado con creces el número de expedientes abiertos el año pasado, pero hay muchas consultas y llamadas más, incluso de  la provincia, que no son de mi competencia y remito a los alcaldes para su conocimiento. Se ha ampliado el abanico de quejas, antes eran muy personalizadas, ahora emergen otros intereses y problemas, como la inmigración, el medio ambiente, la calidad de vida compartida... También se he planteado que se revisen normas existentes que son confusas o caducas y que se trabaje sobre otras nuevas, como la de los patinetes eléctricos o de las viviendas de uso turístico, pero no se ha recibido respuesta adecuada.  

 ¿Cuáles han sido los casos más comunes?

Para esta Defensoría ha sido preocupación constante y prioritaria la defensa de los derechos humanos, la protección de lo público, la conformación de una mayoría de edad ciudadana, la ampliación y refuerzo de los movimientos asociativos en ámbitos como la accesibilidad, contra la violencia de género, la superación de desigualdades en los barrios...  Hemos tenido problemas en el tráfico y la movilidad; severos problemas de convivencia; es altamente insatisfactoria la no solución de los problemas vinculados a los ruidos, molestias varias, que generan violencia soterrada y un vaciamiento de la red ciudadana en varias zonas de la ciudad. El tema de alquileres urbanos también es en Segovia una demanda crítica. Hay una rémora de problemas vinculados con el urbanismo que no recibimos ni tan siquiera respuesta a nuestras demandas. El problema no es que los temas sean persistentes sino que echamos en falta una más firme iniciativa política participativa para solucionarlos.