Un vía crucis de debates, temores y crispación

Agencias
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Con el inicio hoy de la jornada de reflexión, habrá concluido una campaña atípica y más corta de lo habitual, por su coincidencia con la Semana Santa, pero tan bronca o más que las anteriores

Un vía crucis de debates, temores y crispación - Foto: JuanJo Martín

Cuando a medianoche de hoy comience la jornada de reflexión, habrá concluido una campaña electoral atípica y más corta -por la Semana Santa- de lo habitual, pero tan bronca o más que las anteriores. Una carrera hacia La Moncloa que, además, no se recordará por las promesas o grandes anuncios de los candidatos y sus partidos. Ha sido mucho mayor el ruido de sus encontronazos.

La crispación, apelar al miedo, la utilidad del voto, debate sí o debate no, el tratamiento a las mujeres y sus derechos... Y, por supuesto, Cataluña. Porque los temas de esta campaña no han sido precisamente los que aparecen enumerados en los programas electorales, sino, más bien, los recursos que han utilizado unos y otros para atacarse sin tregua.

Elegir el discurso más duro, ponerse radical o llamárselo al otro, utilizar el término enemigo en lugar de adversario. El debate político ha estado rodeado de crispación. Ya en las vísperas se avecinaba duro el tono, cuando por ejemplo Pablo Casado apuntó a que Pedro Sánchez prefería «las manos manchadas se sangre a las pintadas de blanco» por contar con el voto de Bildu para sus decretos sociales.

Mientras, Albert Rivera llamó al líder del PSOE de todo. Peligroso, indigno o indecente -eso también se lo dijo la popular Cayetana Álvarez de Toledo-. Y mentirosos se han llamado unos a otros, en varias ocasiones. Sobre todo en los debates.

Crispación no le ha faltado tampoco al nuevo actor de estos comicios, Vox, con «enemigo» con su palabra favorita para referirse al presidente. Un apelativo que a veces han usado también desde PP y Cs.