"Soy muy optimista con la vacuna"

A.M.
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A punto de tomar posesión de forma administrativa del Colegio Oficial de Médicos de Segovia, la próxima semana, al encabezar la única lista a la renovación de la directiva, es responsable de Neumología del Hospital General de Segovia.

Graciliano Estrada - Foto: Rosa Blanco

Graciliano Estrada Trigueros, de 45 años, encabeza una lista de continuidad para presidir el Colegio Oficial de Médicos de Segovia, tras la marcha al Consejo General de Médicos de España de su antecesor, Enrique Guilabert. El también presidente de la Sociedad Castellanoleonesa y Cántabra de Patología Respiratoria, neumólogo, afirma en esta entrevista, cuando se ha cumplido un año de la declaración de la pandemia, que «los médicos estamos en contacto con la muerte pero no de una manera tan inesperada ni tan cruel,  ha habido que dejar a los pacientes aislados, se han muerto solos».  Ahora, optimista, considera que «podemos llegar al verano en buenas condiciones y pasarlo con muy baja incidencia de contagios, intentando que sea cero, pero no me atrevo a decirlo».     

¿Qué objetivos se marca para sacar adelante en el mandato de la junta directiva que presidirá?

Hay tres líneas de trabajo claras que nos marcaremos: potenciar la fundación científica para la mejora de la formación y la investigación, con más cursos y becas; ser el altavoz del sentir de los profesionales en cuanto a sus reivindicaciones y mejoras en su ámbito profesional y laboral, y dar más visibilidad a la comisión deontológica.  Luego, seguiremos avanzando desde el punto de vista tecnológico o en el compromiso de transición ecológica, en la huella de carbono cero, que quizá sea más secundario pero también importante.

El anterior presidente, con quien usted ha trabajado, fue la voz crítica de la Consejería de Sanidad porque entendía que no se llevaban a cabo traslados de enfermos a otros hospitales mientras el de Segovia estaba al borde de colapsar, provocándose un distanciamiento entre el Colegio y la Administración, ¿seguirán también atentos para que existan recursos suficientes en esta provincia?

Es uno de nuestros objetivos, hubo un momento en Segovia en el que la situación del hospital era muy mala y Guilabert entendió que no se tomaba conciencia, luego se ha visto que, efectivamente, lo que estaba pasando lo han vivido el resto de hospitales porque la pandemia ha ido por barrios y por momentos. Pero mi antecesor alzó la voz porque era lo que sentían los profesionales en ese momento, las circunstancias no son las mismas y ha habido un cambio desde el punto de vista asistencial y se han dado cuenta de que, en general, hay déficit que hay que cubrir.  Queremos colaborar con la Administración, claramente, pero seremos críticos si los colegiados entienden que hay cosas que son mejorables.

Debido a la pandemia, a la anterior junta del Colegio le quedaron muchas cosas pendientes, entre ellas la celebración del 125 aniversario, ¿cuándo se podrán llevar a cabo?

Se han dejado aparcados proyectos, alguno de ellos formativos, como la inauguración oficial de la nueva sede, que ha sido un paso muy importante en la historia del Colegio, dar la bienvenida a los nuevos residentes o los premios de reconocimiento científico. Queremos llevar a cabo foros de debate, patrocinados por la fundación científica, abiertos a otros ámbitos de la sociedad...  

Soy muy optimista con la vacuna pero, durante dos meses, por lo menos, hay que mantener esas medidas de distancia, mascarilla y lavado de manos. Para controlar la enfermedad será fundamental un aumento importante del número de vacunas, creciendo de forma relevante la cifra de personas vacunadas junto con la menor recirculación del virus, porque venga mejor tiempo, haya más vida al aire libre y menos carga viral. Podemos llegar al verano en buenas condiciones y pasarlo con muy baja incidencia, intentando que sea cero, pero no me atrevo a decirlo.  No solo aumentará la producción de vacunas sino que se van a autorizar nuevas, cuantos más laboratorios haya, más facilidad hay de conseguirlas en el mercado.   

¿Es mejor convivir con el virus, con determinadas restricciones, que un confinamiento total?

No había experiencia previa salvo la que nos dieron los chinos, al final hemos repetido lo que ellos. Nos parecía una barbaridad encerrarse en casa y hubo que hacerlo, vimos con extrañeza levantar un hospital en siete días y en España se han levantado hospitales de campaña, se han transformado otros y se han hecho algunos en tres meses. En la segunda y tercera ola hemos visto que, a lo mejor, se puede controlar cerrando solo una parte de la movilidad sin ser tan estrictos en el confinamiento.   Esto es generalizado en el mundo, todos han tenido que hacer lo mismo o parecido, en principio creo que hay un antes y un después de la vacuna, como hemos visto en Israel y estamos comprobando ya en España, donde en determinados ámbitos, como las residencias de ancianos, han disminuido los infectados drásticamente. La vacuna es fundamental para congeniar la vida social, la economía y la salud, con el paso del tiempo también será más fácil convivir al haber más personas inmunizadas.

¿Después de un año, cómo ha afectado la covid-19 a los ciudadanos y a los profesionales?

No hay más que ver las cifras de muertos, ingresos y pacientes con secuelas en Segovia, la afectación ha sido especialmente dura, hemos tenido en dos ocasiones el mayor índice acumulado de casos de España, eso hace mella y se ha notado en el número de ingresos y de fallecidos. Entre los profesionales hay un cansancio generalizado, las especialidades más implicadas en el tratamiento del virus tienen una situación de agotamiento muy importante, lo que llaman fatiga pandémica. 

A los profesionales de uci o neumólogos nos apetece hacer la medicina que veníamos llevando a cabo, tratar otras patologías, y también se han visto afectadas el resto de especialidades, de una u otra manera, algunos porque se han cerrado sus consultas y otros porque no han podido ejercer como lo hacen habitualmente. La covid ha complicado mucho la asistencia al tener que existir dos circuitos.  Creo que, poco a poco, tenemos que ir recuperando la normalidad asistencial, también en atención primaria, en urgencias, en microbiología, medicina interna…, son especialidades muy afectadas porque han visto modificada la práctica clínica del día a día.

¿Se han aprendido cosas que inicialmente no se conocían del virus, aunque aún haya incógnitas? 

Hemos aprendido pero es difícil convivir con ello, lo hemos visto en las navidades y caímos en una tercera ola. Sabemos cómo nos tenemos que comportar y los tratamientos que son efectivos y todas las medidas higiénico sanitarias que funcionan. Hoy no cabe ninguna duda de que la mascarilla ha quitado y sigue quitando muchísimos contagios, nadie cuestiona la transmisión por vía aérea lo que, unido a que es de fácil contagio, le hace complejo de manejar. El perfil de paciente ha cambiado un poco, son más jóvenes las personas que ingresan en la uci, lo que conlleva un esfuerzo añadido de nuestros compañeros de intensivos, ahora parece que la variante británica bastante establecida, puede ser más contagiosa y más grave. 

¿Hay muchas personas con secuelas después de haber sufrido la enfermedad, no solo que hayan estado ingresadas en uci?   

Existe lo que se llama covid persistente pero vemos que los pacientes van mejorando poco a poco, lo que se necesita es tiempo, pero hay síntomas que se prolongan, alguno de ellos importantes, como la fatiga, taquicardias o la pérdida de olfato. Confiemos en que el tiempo acabe haciendo mejorar a todos los pacientes y puedan llegar a una situación normal. Creo que vamos por unas 1.700 neumonías, cuando otro año había 300, porque el coronavirus produce principalmente neumonía. 

Cuando damos de alta a un paciente se codifica el diagnóstico, la codificación de neumonía se ha multiplicado una barbaridad. Si un paciente no tiene neumonía no se le ingresa, salvo raras excepciones. Las neumonías han existido siempre, este año ha habido una nueva enfermedad y éstas se han añadido éstas a las que veíamos habitualmente. 

Y se ha llegado también al diagnóstico por teléfono, el médico no ve al paciente…

Esto ha sido sobrevenido, nadie ha querido hacer consultas telefónicas, sino que muchas veces ha habido que llevarlo a cabo por seguridad, para que los pacientes no se acumularan en las salas de espera de los consultorios y se minimizara el riesgo de contagio o dispersión del virus.  

Uno de los problemas que tiene esta provincia es el de las jubilaciones de los médicos, incluidos los de algunas especialidades, sin que existan visos de sustitución, ¿cómo prevén atajarlo?

Esto no se puede ver como un problema puntual de una provincia sino que va a ocurrir en todas las ciudades y hospitales de mediano o pequeño tamaño igual que en el mundo rural, en la atención primaria, cada vez es menos atractivo a los profesionales irse a un pueblo o trabajar en un centro de salud de una capital. Hay que abordarlo desde un punto de vista global, solamente se resuelve incentivando estas plazas de difícil cobertura, no hay muchas más vueltas, o se hace atractivo a través de remuneraciones o favoreciendo puntuaciones que luego tengan un valor en la carrera profesional o la gente no querrá cubrir estos puestos. Vivimos en un mundo muy globalizado y las grandes urbes absorben todo. 

¿Terminarán cerrándose algunos consultorios para concentrar la atención en algunos puntos?

Se tienen que ir viendo las circunstancias de cada momento, ahora no es necesario, insisto en que hay que hacer atractivas las zonas de difícil cobertura para que no haya que cerrar nada. Lo más importante para que haya un consultorio es que exista un médico, eso es clave. 

¿Vemos cómo continúan las agresiones a los profesionales,se podría establecer un acercamiento mayor entre ciudadanos y médicos?

Es un tema de educación, de respeto entre las personas, descargándose a veces en el profesional el malestar por situaciones de nerviosismo o una mala noticia. Tenemos que seguir trabajando en el respeto que se debe tener al acto médico y al profesional, lo tenemos muy bien recogido en el código deontológico y lo que tenemos que hacer es pedagogía en la sociedad, en las nuevas generaciones, sobre todo. 

¿Aparte de que nos ha cambiado la vida esta situación sanitaria, en qué va a repercutir para un futuro?

Desde el punto de vista profesional nadie pensaba que se iba a enfrentar a esta situación cuando elegimos la especialidad o ser médicos. Jamás pensé que iba a vivir lo que he vivido como neumólogo. Lo más duro de todo es que ha muerto mucha gente y eso es un drama,  los médicos estamos en contacto con la muerte pero no de una manera tan inesperada ni tan cruel, ha habido que dejar a los pacientes aislados, se han muerto solos, de forma repentina, sin que se despidieran las familias, muchas veces…. 

Hay pocas cosas tan duras, la sociedad del bienestar que teníamos no estaba preparada para eso. Los profesionales nos hemos dado cuenta que no podemos bajar la guardia, que debe haber más higiene, más distancia, a veces, y más precaución desde el punto de vista de la medicina preventiva que lo podíamos tener un poco subestimado. Una sociedad moderna y occidental ha visto muy dañada la movilidad y el intercambio cultural, si el virus ha ido a un punto central de la diana ha sido a la globalización, a nuestra manera de vivir, hoy puede que la gente sea más temerosa a la hora de viajar, tenemos que seguir viviendo pero probablemente haya cierto temor a moverse y a las relaciones sociales, durante un tiempo.