La calle Real acelera su mutación a centro de franquicias

Sergio Arribas
-

Suma 17 traspasos y seis locales vacíos en dos años. Las franquicias siguen penetrando en la 'milla de oro' de Segovia, que mantiene altos precios de alquiler, solo accesibles a las grandes marcas. Las tiendas de dulces y gourmet ganan terreno.

La calle Real de Segovia es la vía comercial por excelencia de la capital. - Foto: Rosa Blanco

«Los que eramos antiguos, ya no quedamos casi ninguno». El veterano comerciante José Luis Pérez, de 77 años, lleva un año liquidando existencias de ‘Detalles’, una tienda regalos que abrió hace 25 años en la calle Cervantes, en el local que ocupara, desde 1953, su padre Anatolio, para la venta de ropa . José Luis tiene sobre la mesa «tres o cuatro» ofertas para alquilar el local de su propiedad, todas, según confiesa, «de franquicias». Cerrará en breve y el nuevo establecimiento se unirá a la lista de comercios que, bajo esta fórmula de negocio, ya copan la mayoría de negocios de la calle Real, el eje, de 550 metros, que conforman las calles Cervantes, Juan Bravo e Isabel La Católica.

Aunque progresivo, silencioso y alto tardío, el desembarco de las franquicias en Segovia —y más en concreto, en la calle Real— es palpable. Además, la tendencia es al alza, si se compara el paisaje comercial que esta calle ofrecía hace solo dos años; un tiempo en el que uno de cada cinco locales comerciales —hasta 23, de los 128 que existen en la calle— ha sufrido algún tipo de transformación. En concreto, 17 locales han cambiado de  negocio y seis que estaban abiertos están hoy vacíos, si bien en tres de ellos ya hay obras de reforma para una próxima apertura, como el que ocupara ‘Casa’, tienda de productos para el hogar y la decoración, donde se emplazará, en sus tres plantas, un restaurante de la cadena ‘Pizza Hut’.  De los cuatro que estaban sin inquilino hace dos años solo uno ha sido ocupado; por la tienda de ropa deportiva ‘De carrerilla’. La Casa del Siglo XV, el local de Salchicherías Briz y el que ocupara Caja Madrid siguen desocupados.

Muchos de los locales sometidos a traspaso en estos dos años tienen a franquicias como como inquilinos. Con un mayor potencial económico, pueden elegir la mejor ubicación, sin importar el pago de alquileres desorbitados, que en la Calle Real se mantienen entre los 2.500 y los 10.000 euros al mes, en función de la superficie del local. 

Cesar Gigosos, a las puertas de Wasabi.Cesar Gigosos, a las puertas de Wasabi. - Foto: Rosa Blanco

Las franquicias han llegado a Segovia bien por estrategia comercial de la empresa matriz o por la apuesta de un emprendedor que ha elegido esta fórmula de negocio; por el sistema de venta de productos de una firma comercial en una tienda de otro propietario y bajo ciertas condiciones económicas.

Las tiendas franquiciadas, que hace dos años ya copaban casi la mitad del comercio de la Calle Real, han aumentado. A las clásicas Pull&Bear, Kiddys Class, Inside, Massimo Dutti o VIPs, se han unido las de ‘delicatessen’, de dulces, helados y chocolates, como Waffle Bubble —en local de la clásica ‘Nápoles’, que fuera tienda de ropa de caballero— y Borgonesse —que ha sustutído a la de móviles U-like— ; la deportiva Jdsport.es, la de accesorios de móviles Fundas Inspiral, la zapatería Mary Paz o las de ropa y complementos Biba y Moönium.
También ha desembarcado la franquicia de regalos, accesorios y complementos Flying Tiger Copenhague y, en breve, lo hará Pizza Hut. Otros han cambiado de local, dentro de la misma calle Real, como Stefanny Sen, marca segoviana, o la deportiva y también segoviana De Carrerilla, adscrita al grupo Cronos, que se mudó a un local, en la calle Cervantes 6, de 240 metros cuadrados, que estaba vacío y recién reformado hace dos años.

Por el camino, esto es, en estos dos últimos años, las ‘pérdidas’ han sido significativas. Aunque la cultura ha ganado espacio en la Calle Real, con la apertura de la Casa de la Lectura, en el edificio de la antigua cárcel, ya no hay galerías de arte. El local que ocupara Art Gallery, el proyecto artístico de Alberto Fernández Hurtado, es hoy una tienda gastronómica; mientras que la Casa del Siglo XV, que fuera mítica galería de arte, sigue a la espera de inquilino. También permanece vacío el local que fuera Regalos Illanas y que fuera posteriormente una heladería; y sigue sin inquilino el que ocupara Salchicherías Briz. Se mantiene el único supermercado Carrefour Express y ha desaparecido la frutería La despensa segoviana, que ha sido ocupada por la franquicia de ropa y complementos Biba. 

Ricardo Calvo, propietario de la tienda de deportes 'De carrerilla'.Ricardo Calvo, propietario de la tienda de deportes 'De carrerilla'. - Foto: Rosa Blanco

Adiós a la ‘disco’. La única discoteca de la calle Real, La Sala Boss, ha pasado a mejor vida. El Casino de la Unión ha emprendido ya la reforma de esta sala, de su propiedad, para reconvertir el espacio en una sala multiusos para uso exclusivo de sus socios, en un intento de recuperar el ‘glamour’ que tuvo el espacio en la década de los 40 y 50 cuando la sala de fiestas ‘Las Sirenas’ era la única que existía en Segovia.

En la calle Real existen 126 establecimientos. En una lista donde se eliminasen sucursales comerciales bancarias, hoteles, estancos y farmacias, además de otros negocios con cierta estabilidad, de un centenar de comercios abiertos, casi la mitad mantienen su explotación bajo la fórmula de franquicia. La mayoría, hasta 47, son tiendas de ropa, moda, complementos, bisutería y regalos. Son dos más que en 2017. Y casi la mitad son franquicias.

Además hay tres tiendas de ropa deportiva, otras tantas joyerías, el mismo número de ópticas y hasta una docena que venden productos gourmet, especializadas en vinos y jamones, helados o dulces. En el listado otra docena de bares, restaurantes y cafeterías —buena parte franquicias, como VIPs, Cervantes Galleo Bú o Foster Hollywood— además de zapaterías (7), perfumerías (5), joyerías (3) o tiendas de souvenirs (4). Resisten comercios y tiendas tradicionales, en no pocos casos porque son propietarios del local y se ahorran el pago de unos alquileres «muy altos». 

José Luis Pérez, 62 años como comerciante en la calle Real, a la puerta de 'Detalles', que ha cerrado tras su jubilación.José Luis Pérez, 62 años como comerciante en la calle Real, a la puerta de 'Detalles', que ha cerrado tras su jubilación. - Foto: Rosa Blanco

Hay locales, de apenas 40 metros cuadrados, por los que se pagan más de 2.000 euros al mes; otro, que está en liquidación y que cerrará en breve, su propietario pide 5.000 euros al mes. El que ocupara Casa se ofertaba a 6.000 euros mensuales, la misma cantidad que se reclamaba por el que ahora ocupa Flying Tiger Copenhage, frente a la Casa de los Picos.

«Hay muy pocos disponibles, y los que hay son carísimos, pero gente sigue dispuesta a pagarlo», afirma Beatriz Márquez, de la inmobiliaria ‘Milcasas Sg’. A su juicio, y el de su compañera Noelia Renedo, los precios de alquiler y venta de locales comerciales apenas han variado. El alquiler está entre los 2.500 y los 6.000 euros mensuales y «alguno por encima de esta cantidad». «Eso explica que muchos cierren, porque es inviable, no lo pueden aguantar, salvo que sean grandes franquicias», explican. Los alquileres más baratos están en el Centro Almuzara (de media 400 euros mensuales) donde más del 70% de sus locales están vacíos. No son objetivo de las franquicias.

«La ventaja es el trasiego de gente y el inconveniente es el alto alquiler»

El caso de César Gigogos es el del comerciante que aterriza en la calle Real para «reforzar» su otra tienda, abierta hace varios años, en la calle de San Francisco. Con el mismo nombre, Wasabi, abrió esta segunda tienda de ropa y complementos, cerca de la Casa de los Picos. «La calle Real es una zona con más presencia turística que San Francisco. Queríamos captar ese mercado y tener dos tiendas en la misma ciudad, te posiciona frente a la competencia y las marcas, te hace más fuerte».

En su primer año de apertura en la calle Real, César ha saboreado ya las ventajas e inconvenientes de implantarse en la ‘milla de oro’ segoviana. «La mayor ventaja —dice— es que pasa mucha gente, aunque no todos compran, hay mucho turista que solo entra a mirar, a diferencia de nuestra tienda en San Francisco, donde más de la mitad de la gente que entra, termina adquiriendo algún artículo». El mayor obstáculo es el «alto alquiler» de la tienda, de apenas 40 metros cuadrados, que el comerciante prefiere no desvelar. «Ahora, esta tienda no da prácticamente beneficio. La idea es pulirlo con el tiempo y que mejore. Sí hemos notado que se han reforzado las ventas en Wasabi de la calle de San Francisco, porque desde aquí, la calle Real, mandamos muchos clientes allí; pero beneficio aquí, si solo vivieramos de esto, no merecería la pena».

César mantiene que en Segovia, como otra ciudades, la tendencia es «que entren cada vez más franquicias» dado que «tienen un potencial de compra y venta que no tiene el comerciante tradicional»; en el sentido de que una gran cadena puede compensar las pérdidas de unas tiendas con las ganancias de otra «y hacer campañas más agresivas» de captación de clientes. «Al final todo serán franquicias», aventura el propietrio de Wasabi, que considera que si hay tiendas ‘de toda la vida’ que resisten en la calle Real es porque «no tienen que pagar alquiler». «Tienes que facturar mucho para mantenerlas. No es extraño que haya propietarios que cierren y prefieran alquilar sus locales», afirma.

El propietario de la tienda de deportes ‘De Carrerilla’, Ricardo Calvo, tiene clara la radiografía de la Calle Real: «cada vez hay más franquicias, porque son las que pueden pagar unos alquileres que son altos». Con una experiencia de 15 años al frente del negocio, sostiene que «el tránsito», de turistas y segovianos, se concentra en la calle Real, de manera que «si estas aquí bien, pero fuera es complicado sacar un negocio adelante»

Abrió su tienda en 2004, en Juan Bravo número 48, en un local propiedad de su familia, por encima de Joyería Larumbe. Especializada en ropa y calzado deportivo, el local terminó por quedarse pequeño; en tanto que si exponía 400 pares de zapatillas, necesitaba un almacén, como mínimo, para 5.000 pares. La oportunidad del traslado surgió en otro local, también en la calle Real, que llevaba 15 años vacío y hace dos décadas ocupara ‘Calzados Madrid’. Recién reformado, Ricardo negoció con sus propietarios el alquiler. «Al final me la jugué y he pasado de un local propio a otro por el que pago una renta, pero, aún sí, me compensa, porque las condiciones son más adecuadas a mi negocio», dice. ‘De carrerilla’ tiene unos 180 metros cuadrados, una planta de tienda y otro de almacén; al que pronto sumará otra planta sótano, de 70 metros cuadrados. «El cambio de local coincidió con que mi competencia más directa ha cerrado y he tomado riesgos, en un momento que, quizá, para el comercio no es el más óptimo. Hasta ahora la cosa va bien, hay más gastos, pero también más ventas», explica Ricardo, que considera que «antes la gente abría sin medio, pero ahora cada vez hay más locales vacíos y éstos cuesta más alquilarlos».

En su opinión, los nuevos inquilinos de la calle Real se relacionan con franquicias de productos «más bajos» en cuanto a coste. «Son de ropa y complementos baratos, de regalos, chocolaterías, jamones, tiendas gourmet, aceites... ya casi no hay este comercio particular que no es la franquicia de moda. La calle Real ha quedado muy orientada al turismo y la hostelería y a esos ‘negocios burbuja’ que están de moda y que abren y cierran al tiempo». «Esta claro que hemos perdido personalidad y esta calle es ya igual que las que existen en otras ciudades».

«Han venido varias franquicias para alquilarme el local»

En el escaparate, el original, de los años 50, lucen varios avisos y ofertas: ‘Cierre total por jubilación’, ‘Muebles al 50%’, ‘Articulos de regalo 75%’ y ‘Venta de Estanterías’.  «Aquí llevo 62 años», presume José Luis Pérez Fuentes a las puertas de ‘Detalles’, la tienda de regalos que abrió hace 25 años y que en breve bajará la persiana. Lleva al menos un año ‘liquidando’ y apenas quedan enseres a la venta en un local, de tres plantas -93 metros cuadrados por planta- de su propiedad. Ocaso fue, en 1951, su primer inquilino. Su padre lo compró en 1953 y abrió una tienda de moda con su nombre ‘Anatolio López’, donde trabajó su hijo, el mismo que en 1994 inauguró ‘Detalles’.
José Luis, de 77 años, ha sido testigo de la evolución de la Calle Real, que «ha sufrido un cambio tremendo». «Los que éramos antiguos no quedamos casi ninguno. El comercio tradicional acabará desapareciendo, todo lo ocuparán franquicias y negocios de hostelería», vaticina.
El que haya tiendas ‘de toda la vida’ que aún resistan lo atribuye a dos hechos: que el local sea de su propiedad, esto es, exonerados del pago del alquiler, y «tener mucho cariño y devoción al oficio de comerciante». «Pero es complicado, por la competencia de las grandes superficies y, sobre todo, el comercio on line», afirma el veterano comerciante, a quien le solivianta cada vez que recoge el correo de sus jóvenes vecinos «y cada dos por tres tienen un sobre o paquete de Amazon». José Luis confiesa que ha tenido varias «novias» para alquilar su local, que, según fuentes consultadas, se oferta a 5.000 euros al mes. «He tenido varias franquicias que me han trasladado su interés en alquilarme el local. Tiene muchas novias. Estoy a punto de hacerlo. Hay tres o cuatro peticiones en serio y tomaré una decisión en breve», confiesa. «Son —precisa— grandes cadenas, también de hostelería, de Segovia y de fuera, algunas de cómida rápida». José Luis comprende que un local en la Calle Real tenga «tirón», aunque no esté al alcance de todos los bolsillos. «En Segovia es fundamental, la calle comercial por excelencia y la que más éxito tiene, si es que hay éxito en estos momentos», asegura.