Los ascensores de San José sufren las primeras incidencias

Nacho Sáez
-

El reventón de una tubería en la Carretera de Valdevilla deja fuera de servicio unas horas los elevadores de las calles Mónaco y Manuel de Falla, recibidos por los vecinos entre la ilusión y la desconfianza.

Un agente de la Policía Local coloca el cartel de fuera de servicio en el ascensor de la calle Mónaco. - Foto: Rosa Blanco

Felisa García, de 80 años, vive desde los 27 en la Carretera de Valdevilla, Ha sido testigo de la transformación de una zona que, con la creación del barrio nuevo, apunta a convertirse en uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Pero hasta hace poco, recuerda, ni siquiera tenían comercios para hacer la compra. Casi su única opción era desplazarse a las tiendas de San José salvando un desnivel que, sin bolsas, ya es un examen para las piernas y para los pulmones. Y con ellas, un verdadero castigo. «Cada medio tramo me paraba a descansar», explica Felisa señalando las escaleras que comunican su calle con la calle Mónaco, desde hace dos semanas unidas por un ascensor.

No es el único elevador público que el Ayuntamiento ha instalado en esta zona. Quienes salen en su zona alta del ya mencionado tienen la opción de cruzar el paso de peatones en la Carretera de Valdevilla  y coger otro a unos diez metros para subir hasta la calle Manuel de Falla, ya en el corazón de El Palo. Desde allí no queda otra que utilizar rampas para salvar el desnivel restante y llegar a las viviendas o a la calle Mirasierra. «Para eso están los arquitectos y la gente que ha estudiado pero en mi opinión el ascensor debería morir en la plataforma de arriba. Aunque la rampa que han dejado está bien, para mí debería haber tenido un poco más de altura [el ascensor]. Yo creo que se podría haber hecho perfectamente», apunta Juan Martín, otro vecino, que no obstante agradece la inversión realizada por el Ayuntamiento. «A lo mejor esto es la periferia pero todo el mundo tenemos derecho a disfrutar un poco también. Si se ha puesto ahí abajo (por el ascensor de la calle Gascos), ¿por qué no se va a poner aquí? Y sobre todo para la gente que vive en El Palo. A toda esta gente le va a dar una vida tremenda».

Vecino de San José desde hace «bastantes» años, recuerda que hasta la irrupción del barrio nuevo –conocido oficialmente como Comunidad de Ciudad y Tierra y oficiosamente como barrio de la plaza de Toros–, en El Palo no había parada de autobús. La más cercana estaba al final de los casi cuarenta escalones que separaban la Carretera de Valdevilla y la calle Mónaco. Cerca de un centenar para quienes acudían desde El Palo. «Ahí arriba conozco a una señora mayor que seguro que los usará. Habrá gente posiblemente que opine que es una tontería, pero yo creo que se hace para los ciudadanos, que al fin y al cabo es para los que gobiernan. Que luego los hayan dejado mejor o peor de eso ya no entiendo porque sí que he oído por aquí críticas de que no están bien rematados», cuenta Martín.

El ascensor de la calle Manuel de Falla, este jueves.El ascensor de la calle Manuel de Falla, este jueves. - Foto: Rosa Blanco

José Luis Herrero, que asegura haber trabajado en el sector del aluminio y las estructuras, afirma que «esta obra ha sido catastrófica». «Como excavaron para hacer el muro nos la han dejado toda al descubierto. Las barbas que salen por ahí son la cimentación del edificio, las estructuras metálicas están a medio soldar, no han sabido solucionar el descuadre de los cristales…», lamenta. Durante la inauguración de los ascensores, estos y otros defectos trató de mostrárselos a la alcaldesa, Clara Luquero, en compañía de otro vecino. «No nos hizo ningún caso. Y eso que estaba el técnico de obras y todo el mundo…», relata José Enrique Canales, que vive junto al elevador que comunica la calle Mónaco y la Carretera de Valdevilla y que teme que su edificio sufra humedades por la «deficiente» finalización, en su opinión, de la obra de mejora de la accesibilidad en la calle que ha llevado aparejada. «Nos han dejado una laguna y a los que vivimos ahí abajo este agua se nos filtra porque no han comunicado las alcantarillas para que el agua corra. Y todo después de que las obras hayan tenido seis meses de retraso».

Sus quejas las pronunció antes de que este miércoles la Policía Local de Segovia precintara los dos ascensores por riesgo eléctrico. Un reventón de un tubería en la Carretera de Valdevilla inundó el foso del elevador de la calle Mónaco. «La bomba de evacuación del de la calle Manuel de Falla sí que se hizo con el agua pero la del de la calle Mónaco no. Por eso el primero ya se ha abierto», explica el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras, Miguel Merino, quien esperaba que este viernes los dos volvieran a estar ya de nuevo en funcionamiento.

También han suscitado quejas las nuevas escaleras que han construido entre la calle Mónaco y la Carretera de Valdevilla. «Son demasiado empinadas», alerta Felisa. «Todos los escalones eran losetas, las han tirado y nos han puesto un chapado. Como una baldosa, que va a durar cuatro días en cuanto hiele. Y nos han enterrado los pretiles en una parte. En una parte han dejado los escalones viejos y han puesto encima los nuevos, y abajo, no», añade José Luis Herrero. Otros prefieren quedarse con lo positivo. «La gente de estas zonas es muy mayor y [los ascensores] han venido bien», asevera Juan Martín Gutiérrez, que acaba de visitar a su madre. «Esto era el fin de Segovia, aquí no había absolutamente nada. Ahora ha tirado más hacia arriba y van adecuando las cosas».
DESCENTRALIZACIÓN. El concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras, Miguel Merino, recuerda los beneficios para hacer más accesible San José y El Palo, pero también pone el acento en la descentralización que ha supuesto la ubicación en esta zona del parque de bomberos, la Biblioteca Pública, el centro de día para enfermos de alzheimer o el nuevo edificio de los juzgados. «Además, los ascensores urbanos son una forma de cambiar la movilidad de una ciudad, ya que te permiten acceder con una bici», remarca. En su opinión, la inversión está justificada: «Todos los que podemos subir y bajar escaleras nos puede parecer innecesario, pero teniendo criterios de accesibilidad, en una zona envejecida y con semejante pendiente, hay que tener una visión de ciudad».

Durante los ocho primeros días de uso, el elevador de la calle Mónaco fue utilizado por 1.555 personas, y el de Manuel de Falla, que  ha estado fuera de servicio en algunos momentos, por 755. Cifras muy alejadas de los 4.590 viajes que acumuló tras su puesta en marcha el de la calle Gascos, que no obstante ha experimentado un descenso en su uso, según el edil de Obras, Servicios e Infraestructuras. «Se prevé un uso masivo. Hay mucha gente del barrio nuevo y de Nueva Segovia que coge este itinerario accesible. Estos ascensores suponen una mejora de la calidad de vida, sin olvidar que los vecinos se han podido beneficiar del ARU de San José, que se ha reurbanizado la calle Tomasa de la Iglesia, que en la calle Manuel de Falla había un bolo granítico, se ha demolido y se ha hecho una calle continua –para ir al otro lado de la calle había que ir al otro extremo– y que en breve va a empezar la sustitución del alumbrado de Valdevilla», argumenta Merino.