Jaulas de frontera: así es un control en la AP-6

Sergio Arribas
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Las carreteras de paso entre Madrid y Segovia suponen 'puntos calientes' donde la Guardia Civil estrecha su vigilancia para verificar los límites de movilidad en el estado de alarma. Así es un control de la Benemérita en la AP-6, en la fase '0'.

(Reportaje) Jaulas de frontera - Foto: Rosa Blanco

La sorpresa está en el punto kilométrico 58 de la autopista AP-6, en sentido Coruña, a escasos dos kilómetros de la salida del túnel de Guadarrama. Los conductores que proceden de la Comunidad de Madrid, nada más entrar en la provincia de Segovia, observan como el doble carril muta, de forma paulatina, en uno solo. La reducción obligada de la velocidad impulsa a muchos conductores a activar las luces de emergencia de sus vehículos para avisar a los que les preceden. Los conos de plástico marcan el único itinerario posible. A la vuelta de la curva se desvela el misterio. No es un desvío por obras en la vía, sino un control de carretera de la Guardia Civil, como lo indica el cartel, que ahora sí, está a la vista de quienes se aproximan, formando una hilera.

«Los puntos de entrada a la provincia [de Segovia] son pocos. Es más sencillo controlar aquí que en el interior, por la multitud de carreteras que hay en la provincia», explica el joven teniente de la Benemérita, José Ramón Ferradas, al mando de un fuerte dispositivo formado por una docena de guardias civiles —todos destinados en la provincia de Segovia—y media docena de vehículos patrulla, varios dispuestos en oblicuo por si toca salir al paso de algún conductor que tenga la tentación de obviar un posible registro. 

El control se produce en pleno estado de alarma por la crisis de la Covid-19 y, como recuerda el teniente Ferradas, una de las misiones es vigilar el cumplimiento de todo lo dispuesto en el Real Decreto 463/2020, que establece fuertes limitaciones de movimiento, algo más flexibles en el proceso de desescalada, aunque sea en la fase '0'.

La intensificación de controles en la frontera entre Madrid y Segovia para impedir los desplazamientos no autorizados entre provincias se asocia también con la preocupación —no disimulada por las autoridades— de un posible ‘rebrote’ si se relajan los movimientos entre ambos territorios. Ya se sabe que la movilidad entre Segovia y Madrid ha sido uno de las principales causas por las que esta provincia se ha convertido en una de las más castigadas por el coronavirus y la mayor frecuencia de ‘operaciones jaula’ en la frontera no parece casual.

El dispositivo montado en la AP-6, en término municipal de El Espinar, no es, desde luego, menor. Algunos agentes están provistos con armas de asalto y no falta ninguno de los elementos para impedir una posible huida, como cordones de ‘pinchos’. «En apariencia es un ambiente relajado, pero solo en apariencia, porque estamos siempre en estado de tensión y alerta», comenta el teniente Ferradas, que recuerda cómo hace menos de un año un conductor se dio a la fuga al encontrarse con un control de la Guardia Civil en El Espinar, aunque después sería detenido en las inmediaciones de la estación del AVE de la capital segoviana. El vehículo era robado.

Todos los agentes que participan en este control en la autopista llevan guantes y mascarillas, también el teniente, que mientras conversa con El Día de Segovia permanece siempre atento al trabajo que realizan sus subordinados.

Dos agentes son los que realizan la comprobación inicial de cada vehículo que accede por el punto de control. Pasan automóviles particulares, aunque la mayoría son grandes camiones de transporte de mercancías y furgonetas de empresa.

En pleno estado de alarma, los agentes verifican que todos los que circulan hoy por la autopista están autorizados a ello. Pueden hacerlo quienes se desplacen al lugar de trabajo o regresen desde allí al domicilio habitual o quienes circulen en la prestación de su actividad profesional, como es el caso de transportistas y repartidores «que en muchos casos tienen que desplazarse entre provincias”» aclara el teniente Ferradas, que precisa cómo también están autorizados a circular quienes trabajen en la asistencia y cuidado de personas mayores, menores, dependientes, discapacitados o personas especialmente vulnerables. También están permitidos los desplazamientos de ciudadanos extranjeros a su país de origen, por asistencia a entierros y causas de fuerza mayor.

«Siempre preguntamos por el origen y destino y el motivo del viaje. Con una declaración verbal en principio sería suficiente, aunque es muy recomendable llevar documentación que acredite que el desplazamiento está dentro de los autorizados», afirma el oficial del Instituto Armado, en alusión a los certificados de empresa. La sanción mínima —desplazamiento no autorizado, sin circunstancias concurrentes— es de 601 euros.

Preselección. Dos agentes se encargan, al inicio del punto de control, de la observación inicial y de realizar una ‘preselección’ de vehículos, a quienes se ordena estacionar a un lado para proceder a su registro. No  se trata solo de verificar que su desplazamiento está autorizado. Como en cualquier control ordinario, también se vigila que no se cometan tanto infracciones como ilícitos penales y especialmente que no se porten armas, drogas u objetos robados. «Es como en los hospitales —comenta el teniente— no todo el mundo acude por la Covid-19. Hay personas con otras enfermedades que siguen acudiendo, pues nosotros seguimos realizando las funciones que hacíamos, con total eficacia, con la particularidad de que sumamos la vigilancia del cumplimiento del estado de alarma».

Al tiempo que el teniente Ferradas ofrece esta explicación, a escasos metros los agentes proceden al registro de un vehículo. El ocupante, una persona joven, es cacheado, mientras tres guardias civiles revisan guantera, maletero y bajos del coche. A los diez minutos, el conductor recibe permiso para abandonar el control, no sin antes recibir lo que —se intuye— como un apercibimiento verbal por parte de uno de los agentes, mujer en este caso. ¡«El registro es individualizado y más o menos exhaustivo, en función de lo que se ha visto», aclara el mando.

Al cuarto de hora otro vehículo es obligado a parar en la ‘zona de registro’. Es un coche particular que, desde lejos, se adivina cargado de enseres y ocupado por personas con rasgos magrebíes, en lo que se intuye como un desplazamiento de ciudadanos extranjeros a su país de origen, esto es, de los autorizados. En este caso, los agentes les invitan a «recolocarse» dentro del vehículo y les recuerdan la obligación de llevar mascarilla, tal y como dicta la última norma de la ‘fase 0’ de la desescalada. 

Ya se permite que todos los que residan en el mismo domicilio puedan ir en el mismo vehículo. En los de hasta nueve plazas, incluido el conductor, pueden desplazarse dos personas en cada fila de asientos, siempre que utilicen mascarillas y respeten la máxima distancia entre los ocupantes. En un vehículo convencional de cinco plazas, no pueden viajar más de cuatro ocupantes, aunque convivan bajo el mismo techo. Si éste no es el caso, es posible compartir coche, con un conductor y ocupante, que deberá ir en la parte trasera del vehículo, de forma cruzada y con mascarilla. Y en el caso de vehículos con una sola fila de asientos, como cabinas de camiones y furgonetas, pueden viajar hasta dos personas, siempre con mascarilla y guardando la máxima distancia posible.

La normativa derivada del estado de alarma «es muy amplia, no solo en temas de tráfico y movilidad.  A veces tienes que consultar sobre la marcha, nos ha tocado estudiar mucho», bromea el teniente Ferradas, a quien aún le quedan unas horas al mando de un control por donde, en lo que va de mañana, han desfilado decenas de vehículos, sin ningún incidente.

«El porcentaje de conductores que incumplen es mínimo». Son las doce y media de la mañana y en tres horas de control han sido registrados 20 vehículos. «En lo que llevamos de jornada no hemos detectado ningún incumplimiento grave», sostiene el teniente Ferredas, que considera que «el esfuerzo informativo» de las autoridades y de los medios de comunicación hace que las personas que se desplazan por carretera cuenten «con amplia información» para saber si pueden o no hacerlo, aunque «como es lógico, a veces puedan surgir dudas». «No puedo precisar —añade el teniente— el porcentaje de incumplimientos, pero es mínimo». No obstante, los ‘incumplidores’ han tratado de sortear las multas —de 601 euros como mínimo— con diferentes excusas. Lo más frecuente es argumentar un desplazamiento al lugar de trabajo o al domicilio habitual sin una documentación que lo acredite.

134 controles al día. Desde la declaración del estado de alarma,el 14 de marzo, hasta el pasado 6 de mayo, las patrullas de la Guardia Civil de la Comandancia de Segovia han llevado a cabo 7.286 controles en las carreteras de la provincia de Segovia para verificar la legalidad de los desplazamientos. Según el dato, facilitado por el Instituto Armado, en Segovia se habían producido en estos 54 días una media de 134 controles diarios; teniendo en cuenta que las patrullas de Tráfico desplegadas tenían instrucciones precisas para aumentar el número de controles que ya desarrollaban a diario para vigilar el cumplimiento de la normativa derivada del Real Decreto 463/2020 del estado de alarma.