La Segovia romana reconstruida

A.M.
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El Museo de Segovia recrea la imagen de los edificios y las arquitecturas romanas en la provincia a través de restos y documentación arqueológica

La Segovia romana reconstruida

Al iniciar el recorrido por la exposición temporal 'Imágenes de la antigüedad. Retorno a la Arquitectura Romana en Segovia’, que se exhibe en el Museo de Segovia, gestionado por la Junta de Castilla y León, el visitante se encontrará con una imagen de cómo pudo ser el proceso de construcción del Acueducto, basada en representaciones que existen de las máquinas, los sistemas constructivos, andamios, cimbras o la organización del trabajo a través de diferentes oficios y contratas que participaron levantando esta impresionante obra hidráulica de principios del siglo II después de Cristo, declarada por la Unesco como patrimonio de la Humanidad.  

Esta muestra recrea la imagen de lo que fueron los edificios y las arquitecturas de época romana en la provincia de Segovia, a través de los restos arqueológicos que se conocen y los análisis que se han ido realizando en los últimos años. Junto a restos encontrados en excavaciones arqueológicas se puede apreciar un amplio material gráfico, principalmente infografías, con los espacios reconstruidos, realizadas a partir de toda la documentación arqueológica que se extrae de las investigaciones –planimetría, topografía, cartografía o fotogrametría–, siguiendo también aquellos edificios que se conocen mejor.

En un recorrido para este periódico, el director del Museo de Segovia, Santiago Martínez Caballero, fija como punto de partida el Acueducto, la gran obra de ingeniería con las arcadas, arcuationes (sistema de arcos) y acceso al canal que transportaba el agua. Los promotores de la muestra han querido resaltar la reconstrucción de la zona central de los arcos desde el Azoguejo, en la que se situaba la cartela monumental y la estatua imperial y donde la obra se convierte en un arco triunfal, celebrativo de la capacidad de gestión que tenía el municipio de Segovia en época romana y símbolo del poder imperial: el emperador era quien garantizaba la dotación de agua a la ciudad y el bienestar de los ciudadanos.

No en vano, según Santiago Martínez, Segovia era una ciudad importante en la meseta desde el punto de vista regional. Había una gran capital provincial que era Tarragona, luego una administrativa, Clunia, y por detrás otras como Segovia que, por su situación geográfica, el paso de la sierra con importantes nudos de comunicación y de vías pecuarias antiguas, jugaba un destacado papel comercial que la hicieron enriquecerse, actuando como centros de mercado y de redistribución de productos hacia otras partes del norte de Hispania. Además ayudaba la presencia de importantes minas de cobre en la zona de Otero de Herreros y Ortigosa del Monte, que debieron  jugar un papel importante en la economía de este territorio. 

Sin embargo, la imagen que tenemos ahora de Segovia es muy limitada,  de acuerdo con el director del Museo, los restos arqueológicos «son muy poco conocidos y los que lo son aportan solo una pequeña parte; no conocemos un edificio de la época romana al completo, salvo el Acueducto, con lo cual el reto de la investigación de Segovia romana es todavía muy importante y queda muchísimo por hacer".

Otra sección de la exposición se centra en la arquitectura privada, de espacios domésticos, desconocida la provincia. Segovia y Cauca porque hay superposición de la ciudad actual que limita el conocimiento arqueológico y la exploración, y Confluenta, en Duratón, porque apenas se ha indagado por el momento en lo que son espacios domésticos. Entre los paneles se explica la gran domus (casa) suburbana de 'Los cinco caños', en Cauca, que todavía conserva vestigios de pinturas, que en su imagen reconstructiva presenta lo que era la típica domus romana en torno a un peristilo (columnas que rodean un edificio o un patio interior).   

Más conocidos en Segovia son las villas rurales, especialmente a partir del siglo IV después de Cristo, cuando estas grandes residencias señoriales se convierten en importantes centros de poder local, aparecen espléndidas inmuebles privados con una gran pretensión, a través de la arquitectura que refleja el prestigio de los señores y su poder como parte de la alta capa social de la provincia. 

Se ejemplifican a través de la reconstrucción de la villa de Matabuey, en Nava de la Asunción, actualmente en investigación, en torno a un peristilo, donde aparece una importante sala de representación, y la villa de Aguilafuente, mejor conocida, gracias a las excavaciones realizadas en los años sesenta y setenta del siglo pasado y las actualmente desarrolladas en 2017 que permiten observar un gran conjunto de restos arquitectónicos pertenecientes a una residencia señorial, también en torno a un peristilo, con importantes vestigios pictóricos y de mosaicos, conservados en el aula arqueológica de Aguilafuente, uno de los cuales está presente en la exposición como préstamo del Ayuntamiento de la villa.

Otra parte de la muestra entra de lleno en la recreación de las ciudades, partiendo de Segovia, donde hay una reconstrucción muy idealizada de cómo era el paisaje urbano. Aparte del Acueducto apenas se conoce más que la existencia de unas antiguas termas en la zona de San Martín, unos restos de un pórtico pertenecientes al foro en la zona de la Plaza de Guevara o partes de estructuras dispersas, como la zona del museo de Segovia, en la calle de la Judería o en la plaza de la Reina doña Juana, que permiten hacer una reconstrucción de cómo fue una ciudad emplazada en altura pero que también tenía su desarrollo en el Azoguejo, en la zona baja, donde las últimas investigaciones permiten conocer la existencia de un barrio artesanal y comercial entre el Acueducto y el Clamores. Se sabe de la existencia de una necrópolis en la zona de San Millán, seguramente organizada en torno a la vía que se dirigía hacia Ávila.

La reconstrucción de Confluenta sí que presenta datos más precisos, gracias a que es un territorio que no ha sido ocupado por ningún asentamiento, y las investigaciones que se desarrollan –sondeos,  excavaciones, análisis de fotografía aérea o georradar– permiten recuperar cómo era la imagen de la ciudad en el pasado, colocada en un llano, a diferencia de Segovia, con un urbanismo ordenado, en función de varias grandes vías  que se cruzaban en la zona central donde, gracias a las prospecciones, se documenta el foro. Las excavaciones están permitiendo ver las termas de Fortuna o el inmeso conjunto del foro pecuario. 

En opinión de Santiago Martínez, se trataba de un edificio dedicado a ferias de ganado, de esclavos o mercados regionales, situado en el suburbio de la ciudad, que constituye uno de los espacios de este tipo reconocidos actualmente por la arqueologia en Hispania y uno de los más grandes que se conservan en todo el occidente romano. En el interior contaba con un conjunto de estructuras hidráulicas para limpieza,  abastecimiento de agua, organizado como un área abierta y un gran edificio presidiendo el complejo, seguramente para controlar toda la actividad comercial que se desarrollaba.

Otros edificios cuya reconstrucción es posible en Segovia son las grandes termas de Fortuna en confluenta, un gran edificio termal, uno de los mayores de la meseta, donde se ve el funcionamiento de todo el sistema de baños, destacando una gran palestra, un gimnasio al aire libre porticado, donde se presenta una gran piscina, una natatio abierta hacia la sierra, en cuya cabecera seguramente se situaba un espacio de culto –actualmente en excavación– dedicado a la fortuna balnear, por lo que, además de baños, era un lugar religioso, con caracter salutífero incluso sanador, prueba de ello son los exvotos, las vajillas de ofrendas, restos de altares incluso una importante inscripción, recientemente recuperada en una fachada del pueblo de Duratón.

Para concluir hay una muestra de los materiales empleados en muchas de estas construcciones: caliza en Confluenta, en Segovia y Coca; granito, en Segovia, además de materiales de piedra más nobles con fin ornamental y de mayor componente de prestigio; calizas marmóreas, recuperadas en Duratón, quizá de brocatello, de Tarragona, o el conjunto procedente en el edificio de ‘Las Pizarras’, en Coca, entre otras.