«Netflix y una manta son los mejores aliados de mi negocio»

Sergio Arribas
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Figura imprescindible del paisaje humano de la avenida del Acueducto, donde regenta 'Chuchilandia', comenzó de niño repartiendo los pedidos de la tienda de ultramarinos de sus padres. De gominolas y gusanitos es experto. También de productos gourmet.

David de Andrés, con unos 'diablillos de Segovia', a la venta en su tienda. - Foto: Rosa Blanco

Como el soldado en garita, David fija su posición en su tienda detrás del pequeño mostrador, junto a las decenas de barras de pan de Garcillán que vende a diario. ‘Chuchilandia’ hace honor a su nombre, aunque lo traiciona al encontrarnos aceites, pastas, vinos y licores autóctonos o los judiones con la marca ‘Don Luciano’, que envasa con el nombre de su padre. También son manjares en este humilde paraíso para el paladar.

No siempre regalices, gominolas y demás chucherías fueron aquí los reyes. Era un supermercado Spar…
Era una tienda de barrio Spar, como las de ‘Cuéntame’, que montó mi padre hace casi sesenta años. Vendía legumbres a granel, fruta… y luego cuando se jubiló la reconvertimos en un pequeño supermercado, para quedarme yo con ello. Teníamos un poco de todo. Por la competencia, ya tuve que pegar un giro al negocio y surgió ‘Chuchilandia’.

¿Cómo recuerda aquella pequeña tienda de ‘comestibles’ o de ultramarinos? ¿Nostálgico?
Cuando salía del colegio me tocaba ir a repartir a las casas. Llevaba en un carrito, por ejemplo, aquella leche Celese, en botella de cristal retornable… Y me daban buenas propinas, que todas eran para mí. ¡Qué recuerdos! Cómo me gustaría que volvieran aquellos tiempos. Soy un nostálgico empedernido. Añoro las tiendas típicas de barrio.

David de Andrés, sujeta la pizarra que da nombre a la sección.David de Andrés, sujeta la pizarra que da nombre a la sección. - Foto: Rosa Blanco

Don Luciano, su padre, cobró merecida fama con su venta de judiones a granel…
Fue de los primeros que empezó a venderlos. No solo judiones, también garbanzos, lentejas, judias pintas… Los judiones los traíamos de Hontanares y Caballar y los comercializábamos a granel. Al fallecer, quise hacerle un pequeño homenaje, envasando aquellos judiones en unos saquitos de tela, con su nombre.

¿Qué le queda de aquel tendero de comercio tradicional?
Sigo siendo un tendero en una tienda digamos moderna. No quiero perder la esencia del tendero, aunque venda gominolas. En mi ADN está el oficio. Y con mucho orgullo.

Su oferta para el Black Friday es…
Ninguna. En precio no puedo competir, sino en el servicio que doy y lo doy en el Black Friday, en el Cibermonday, y en todos los días del año. Para mí el Black Friday son todos los días.

Veo chuches, pero también productos de la gastronomía local. ¡Para ponerse como el Quico! ¿Muchos quicos por su tienda?
Quicos, esos granos de maíz tostados con sal, pues tengo muchos. ¿Qué se pongan como el quico? Pues, claro, tengo clientes que les gusta picotear de todo. Quicos hay y los habrá y no solo de maiz.

¿Qué le empalaga?
¿Empalagasos? Pues aunque suene tópico, los políticos. Me ‘repite’ mucho ver cómo los políticos no hacen nada por la gente. Y muchos nos sentimos impotentes. Claro que, en este país, todo lo solucionamos en los bares.

En los domingos ‘de resaca’ no hay nada como tirarse al sofá a ver una película rodeado de patatas, gusanitos y demás ‘snacks’. ¿Notará un despunte en las ventas?
Sin duda. Los sábados por la tarde la gente se carga de producto para no salir el domingo a la calle. Es el día de la manta y el Netflix. No tengo duda. Cuando hace malo, toda la tarde viendo películas comiendo pipas y gusanitos. Netflix, HBO y demás plataformas son aliadas de las tiendas de chuches.

Entre un buen torrezno y una gominola de coca-cola se queda con…
Con un buen torrezno. Es un producto más de la tierra, y hay que hacer patria. 

Lo más raro que le han pedido...
Me han llegado a pedir que les cambie la pila del reloj, porque se han equivocado con la tienda de al lado. Otros me piden tiritas, hay quien me pide tabaco… de todo.

¿Y el producto más extraño que ha tenido a la venta?
Torreznos de chocolate. Y ¡ojo! es una delicatessen.

He visto regalices de tamaño superlativo… ¿el tamaño siempre importa?
El tamaño importa en todo y, sobre todo, en el pan. No entiendo que me pidan media barra.

¿Cuál es la golosina top? 
Las gominolas de plátano, la botella de coca-cola y la mora, que no han pasado de moda. Tampoco los sugus, ni los peta-zetas, ni los chupa-chups. Son eternos. Pero eso sí, de lo nuevo también estoy informado. Los niños me hacen estar a la moda.

¿Algún famoso entre su clientela?
Han pasado, han pasado… Josema Yuste, el de Martes y Trece, Santi Rodríguez, el frutero de ‘Aida’  y varios jugadores de fútbol que no recuerdo. Y se llevan gominolas. Siempre vienen con niños.

Está situado en un punto geoestratégico. También para el turismo. Pero, ¿muchos chinos claudican a la tentación de las chucherías?
Los chinos no son de chuches. No lo conocen. Lo más que hacen, llevarse aceite y patatas fritas. ¿Sabía que en algunos países la palabra chuche hace referencia al órgano sexual femenino? Una tienda de chuches en Chile, por ejemplo, sería imposible.

Dejemos por un momento los dulces y vayamos a los productos ‘gourmets’. ¡Qué invento lo del paté de cochinillo¡, que también tiene en su vitrinas. ¿Tanto da el cochinillo?¿Para cuándo un licor de tostón?
Ya lo dice el refrán, del cerdo hasta los andares. Y del cochinillo también. ¡Ojo! David Herrero ha inventado un licor de ponche segoviano ¿por qué no de tostón?

Lo de los diablillos de Segovia, de rico chocolate, por cierto… ¡Qué blasfemia! ¿No le han denunciado las hordas ultra católicas de esta ciudad?
¿Cómo? ¿Eso existe? Pues no, es una cosa graciosa. Al que no le gusta, no se lo lleva. Para mi es algo novedoso, un buen producto para el turismo. La polémica de la estatua del diablillo no la entiendo. Aunque no me gusta su ubicación y, a mi juicio, le falta la figura de la niña lechera con un cubo en la mano.

Y todo lo vende también a través de su web, segoviagourmet.com ¿Es el futuro?
Internet es el futuro y también el presente, porque para mí es un canal más de venta. Muchos productos no podría venderles en la tienda física. Y sí le digo, la página web va bien.

Me dicen que es un friki de la tecnología… ¡Defiéndase!
Friki tampoco soy, solo curioso. Me gusta toquetear mucho. Como curiosidad, le cuento que en mi correo electrónico uso la palabra gominolo, porque vendo gominolas. ¿O no es así? Prefiero que me llaman gominolo a chuchero, que suena peor.

Esta entrevista es pan comido, de Garcillán, el que vende usted. Pero, ¿qué es aquello que le resulta imposible?
Me resulta muchas veces imposible comunicarme con el turista en otros idiomas. Lo paso bastante mal. Lo consigo con gestos o tiro del traductor del móvil.

Aunque solo sea para comprar el pan, por su tienda desfilan decenas de clientes a diario. ¿Se entera de muchos cotilleos?
¡De muchos¡ Ahora, le advierto que esto es el teléfono escacharrado. Uno se rompe una pierna y ya le están enterrando. Antes, cuando venía más gente mayor, esto era lo habitual.

¿Cuál es el político más dulce?
No hay político dulce. «Va a subir el IVA de los chuches», dijo Rajoy. ¿Se acuerda? Para mí el político más dulce ha sido Adolfo Suárez, todo un referente. 

¿Qué gominolas les daría?
Unas guindillas picantes o un pinta-lenguas, que es una piruleta y se te pone la lengua azul.