Las bambalinas de Paladio Arte, un teatro de verdad

Sergio Arribas
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La sala de artes escénicas de Paladio tiene sillas en lugar de butacas, no tiene calefacción y su equipamiento técnico es mínimo. Su verdad teatral está ensus actores, personas con diversidad funcional incapaces de mentir sobre el escenario.

Alumnos de la escuela de Paladio. - Foto: Rosa Blanco

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Paladio Arte.

Mario sube al escenario para demostrar la proeza. En su mano, una fina bolsa de plástico blanca, desgajada a propósito. Eleva el brazo, la suelta y de inmediato comienza a soplar, desde diferentes ángulos, para evitar que aterrice en el suelo. El aire que insufla Mario hace que la bolsa vuele, dibujando mil cabriolas, sobre el fondo de un telón negro. «¿Qué es? Una medusa», afirma el alumno de la escuela de teatro de la asociación Paladio Arte, mientras, abajo, sus compañeros, aplauden el ingenioso invento teatral, del que varios se arrogan su autoría.

En el pequeño teatro Paladio, la sala de artes escénicas situada en los Altos de la Piedad, hoy es día de ensayo; primero de la escuela de teatro, que reúne a unos quince alumnos, todos con diversidad funcional, con discapacidad física, psíquica y sensorial, a quienes acompaña la actriz, productora y ‘alma máter’ de Paladio, Marta Cantero.

Están desde Eliana, con 16 años, hasta Gerardo, que roza los 65. Son la cantera de la compañía profesional, que ensaya a continuación, actores también con diversidad funcional que en 23 años de andadura han representado 16 montajes, el último en el Centro Dramático Nacional, de la mano de Antonio Álamo y María Parrato.

Ensayo de los alumnos de la escuela, en el teatrillo de los Altos de la Piedad.Ensayo de los alumnos de la escuela, en el teatrillo de los Altos de la Piedad. - Foto: Rosa Blanco

«El público percibe la sinceridad del actor, una persona con diversidad funcional no miente encima del escenario, siente lo que interpreta y eso crea una empatía muy particular en el público», comenta Cantero, que pone el acento en «la verdad» que encierra la sala, aunque le falten infraestructuras para ser considerado un teatro al uso.

Cantero no acierta a precisar las dimensiones de la sala, que se emplaza en lo que fue el gimnasio de la antigua residencia juvenil ‘Antonio Machado’. La actividad teatral arrancó en 1996, cuando Paladio aceptó ensayar en un ala del viejo edificio, que llevaba entonces varios años cerrado, en un estado de completo abandono, lleno de basura, con paredes desconchadas, puertas y ventanas rotas y cables de luz pelados. Tras arduas labores de limpieza, empezaron en una zona del edificio, aunque pronto terminaron trasladándose a lo que era gimnasio y capilla de la vieja residencia.

«Estuvimos como 13 años trabajando con lo que había. No teníamos luz ni agua, tampoco calefacción y en algunos momentos ni aseos», recuerda Cantero. Por entonces, no existía la asociación Paladio Arte, y aquellos actores con diversidad funcional ocupaban el espacio gracias a la Fundación Anade, a quien la Junta de Castilla y León había cedido el edificio. Fue en el año 2011 cuando Paladio Arte y Anade, en colaboración con la Obra Social de Caja Segovia y la empresa Casper rehabilitaron el espacio para convertirlo en un teatrillo o sala de artes escénicas

En el almacén, donde se guarda el vestuario de la compañía.En el almacén, donde se guarda el vestuario de la compañía. - Foto: Rosa Blanco

«Aunque ha habido apoyos de entidades e instituciones, nada se hubiera conseguido sin el gran esfuerzo de la compañía. Todo lo que es equipamiento técnico, que tenemos lo justito, es porque nos hemos ido apañando como hemos podido», explica Cantero, que admite las numerosas carencias que tiene la sala teatral.

La primera es la ausencia de calefacción. «Cuando hace mucho frío, tiramos de radiadores y un cañón de aire. Claro, es eléctrico, y eso supone unas facturas de la luz que ni te imaginas», explica.
La sala, con un aforo de unas 200 personas, no tiene butacas. El público se ‘acomoda’ en sillas, 100 de plástico y otras tantas de madera de tijera; que solo se colocan cuando hay representación, sea del ciclo infantil ‘Los Sábados al Teatro’, en los estrenos de la compañía o cuando la sala acoge el Festival Internacional Paladio Arte, que en 2018 alcanzó su undécima edición y que ahora ya se celebra cada dos años, para sortear las dificultades presupuestarias.

«Lo mínimo». El escenario se amplió un metro de fondo — «una obra que hicimos nosotros»—, mientras que el equipamiento técnico es el «mínimo» para el funcionamiento de la sala, porque «aunque tenemos focos de led, no son desde luego ni los más modernos ni los que menos gastan».

Aunque se logró instalar un elevador para que los actores con problemas de movilidad pudieran subir al escenario, las carencias se palpan nada más acceder al recinto. La puerta de entrada, la original del edificio, está oxidada, arrastra, chirría y exige su urgente sustitución. No hay un ‘hall’ que separe el acceso desde la calle con la propia sala, de manera que cada vez que se abre la puerta se va todo el calor o entra todo el frío. Y es aquí donde se podría habilitar un pequeño vestíbulo, en tanto que la taquilla se ciñe a un viejo mostrador.

Para comprender la situación general del edificio basta detenerse en la ‘sala de estar’ situada junto al espacio teatral, ocupada por viejos sillones y sillas de madera, «que, como verás, tienen sus años y hemos conseguido en un Reto, en mercadillos, en contenedores…». En este lugar, que fuera la antigua capilla de la residencia, las bombillas están al aire, protegidas tan solo por los viejos chaflones originales de la residencia.  «Para convertilo en una auténtica sala, se necesita una inversión buena y al menos dos personas para mantenimiento. Aquí los que trabajamos no damos más de sí. Estamos como Centro Especial de Empleo, con tres contratos fijos, además de contratar a los actores según necesidad. Esta sala, que es acogedora, podría dar mucho más de sí, tener más rendimiento», sostiene Cantero.

La productora teatral piensa en que una sala renovada y con al menos una persona encargada de su gestión permitiría materializar «muchas ideas» capaces de hacer rentable el espacio teatral. «Pienso —añade— en una programación todos los viernes por la noche con un ambigú abierto, hacer un cabaret café o un espacio donde pudieran actuar personas con inquietudes artísticas, también musicales».

Aunque instituciones como el Ayuntamiento, la Diputación, Bankia o la Fundación Caja Segovia que colaboran con Paladio «se han portado muy bien este año», las limitaciones económicas suponen un importante freno, no solo para otorgar de mayor dignidad a la sala, sino incluso para garantizar la celebración del Festival Internacional Paladio Arte, por donde han pasado compañías como La Quintana —Premio Max de Teatro— Mimo Jomi, uno de los mejores mimos de todo el mundo, Takku Liggey, Pepe Viyuela o Roser Ferrer, entre otros muchos.

«Para hacer una programación con un mínimo de 4 ó 5 espectáculos, necesitamos unos  20.000 euros. No es que las instituciones no apoyen, es que en los dos últimos años —explica Cantero— me ha costado mucho encontrar compañías de calidad que aceptasen rebajar su caché. No tengo que regatear. Ante esa dificultad preferí que fuera cada dos años». En consecuencia, Cantero admite que no puede garantizar que el Festival pueda celebrarse en 2020.

16 montajes, 400 actores y 10.000 espectadores.Teatro Paladio surgió en 1996, fruto de un curso de formación teatral, financiado por la Unión Europea, con el apoyo de la Junta y la Fundación Anade. Pepe Viyuela, Paola Dominguín o Fernando Domenec fueron algunos de los profesores de aquel curso que fraguó en el montaje ‘El Café de Babel’, que la compañía giró por toda España, además de por Francia y Portugal. En 2004 Rocío Castro asumió la dirección y se constituyó la Asociación Paladio Arte.

Ese mismo año se creó la escuela de Teatro Paladio, cantera de la compañía teatral. Alrededor de 400 personas han pasado en estos 23 años por la compañía, que ha llevado a los escenarios 16 montajes.

Declarada de Utilidad Pública, en 2007 presentó un proyecto para constituir un Centro Especial de Empleo. Tres personas están contratadas bajo esta fórmula, que desempeñan funciones técnicas, de personal de sala o de gestión. Y los actores también se contratan, en función de las necesidades, comenta la productora de la compañía, Marta Cantero. El Festival Internacional Paladio Arte, que cumplió su undécima edición en 2018, suma unos 10.000 espectadores. Y para contribuir al mantenimiento de los puestos de trabajo de las personas con discapacidad, Paladio Arte apostó, en 2013, por realizar una programación estable en su sala de artes escénicas de los Altos de la Piedad. Gracias a ‘Los Sábados al Teatro’, unos 6.000 niños han pasado, en sus seis ediciones, por la sala teatral para disfrutar de variopintos espectáculos de teatro infantil.