Castilla y León entra en recesión seis años después

David Alonso
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El PIB autonómico anota un retroceso de 3,2 puntos en el primer trimestre del año, cifra inédita desde 2012, pierde 35.000 puestos de trabajo y solo la agricultura y el sector público no decrecen

El parón de la actividad por el estado de alarma ha dañado seriamente la economía autonómica. - Foto: David Castro

Seis años después, la economía de Castilla y León ha vuelto a entrar en recesión a raíz de la crisis derivada de la covid-19, que ha hundido el PIB autonómico un 3,2 por ciento en el primer trimestre en comparación con el año pasado. El coronavirus solo ha necesitado un mes de los tres analizados para doblegar la economía regional y hacerla perder cinco puntos respecto al cuatro trimestre del año pasado, cuando Castilla y León, ya en plena desaceleración, avanzó un 1,9 por ciento. Unos recuerdos de Vietnam que en la región no se veían desde marzo de 2014, cuando la Comunidad decreció un 0,3 por ciento, y anotó la última cifra negativa hasta la avanzada ayer por el Consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, durante la presentación de la Contabilidad Regional Trimestral. «Donde antes había desaceleración, ahora hay recesión», explicó sin medias tintas el titular económico, que alertó que la caída solo ha comenzado y que en el segundo trimestre del año se podrá conocer la huella real que la covid-19 dejará en las cuentas de la Comunidad.

Durante la rueda de prensa presencial celebrada en la sede de Presidencia, Fernández Carriedo asumió que la crisis tendrá «un impacto muy relevante», y solo en un mes  ha destruido 35.000 puestos de trabajo equivalentes a jornada completa, según las cifras ofrecidas por la Consejería. El titular económico, que se negó a hacer predicciones sobre como cerrará este año el PIB autonómico, tiró de previsiones de entidades para asegurar que la caída puede rondar entre el 8 y el 14 por ciento del producto interior bruto autonómico, lo que supondría dejar de producir en un año entre 4.8000 y 8.500 millones de euros.

No obstante, Carriedo reconoció que la economía de Castilla y León presenta algunas fortalezas frente a la española, que ene l primer trimestre decreció un 4,1%, nueve décimas más que la regional, como su sector industrial más productivo y una rama turística y hostelera no vinculada a sol y la playa que sufrirá un menor impacto que estos destinos. «Se trata de elementos diferenciales», apuntó, para incidir en que el reto de la Junta con las medidas adoptadas hasta la fecha es lograr «cerrar el año con menor recesión, paro y deuda» que la media de España.

Agricultura y Sector Público

En medio de la tormenta de la covid-19, el sector agrícola es el único que arrojó cifras positivas en el primer trimestre, con un crecimiento del 5,4 por ciento, y en clara tendencia alcista dadas las buenas previsiones de cosecha para este año. Por el contrario, industria, construcción y servicios tiñeron de rojo sus casilleros. Fernández Carriedo destacó el «muy negativo» comportamiento de la construcción, que se hundió un 8,4 por ciento. Por su parte, la industria cayó un 3,4 por ciento, lastrada por la de productos, que retrocedió un 4,5 por ciento. Por último, los servicios retrocedieron un 2,9 por ciento por el parón total del comercio, la hostelería, el turismo.

Sin embargo, los servicios no de mercado, las administraciones públicas, crecieron un 3,8 por ciento, por las mayores necesidades sanitarias y de atención social. Un comportamiento que se reprodujo en  el gasto final de las administraciones públicas, que anotaron un aumento del 3,5 por ciento por los gastos derivados de la compra de material sanitario y las retribuciones de los trabajadores públicos.

Unas cifras globales muy negativas que tuvieron su traducción en términos de empleo, donde los puestos de trabajo a tiempo completo cayeron medio punto porcentual. Así, la construcción perdió el 3,2 por ciento de sus empleos; la agricultura, el 1,2 por ciento; la industria, un uno por ciento; y los servicios, un 0,1 por ciento.