Las bicis vuelan (de las tiendas de Segovia)

Nacho Sáez
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Los establecimientos especializados de la ciudad viven un aluvión de peticiones a raíz de la crisis del coronavirus, aunque los segovianos aún prefieren las bicicletas para el ocio más que como medio de transporte alternativo.

Óscar Melero, entre manillares, ruedas y cuadros, en Bicicletas Melero. - Foto: Rosa Blanco

Por menos de 1.700 euros ya no me queda nada». Pablo Sanz, que regenta CycloSanz, encarna el furor que se vive con las bicicletas desde que se relajó el confinamiento. «Ha sido una barbaridad, hasta el punto de no tener bicicletas», explica mientras el teléfono no deja de sonar en su tienda de la avenida Obispo Quesada. La situación se reproduce en toda España, aunque el escenario en Segovia tiene algunas particularidades. Mientras que en otras ciudades ha aumentado el uso de la bici como medio de transporte alternativo para evitar las aglomeraciones de los autobuses urbanos o del metro, aquí el auge de la pasión por las pedaladas responde a razones que tienen que ver con el ocio más que con un compromiso con la movilidad verde.

El ingeniero segoviano de Caminos, Canales y Puertos Mario Martín ha elaborado diversas propuestas para favorecer el uso de la bici durante la desescalada. Una tenía que ver con una recomendación que ha realizado a los ayuntamientos el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. «Una de las medidas que propone es implantar infraestructuras provisionales de bajo coste para la ampliación de zonas peatonales y ciclistas, que pueden incluir, por ejemplo, la reserva del carril derecho en grandes arterias para la bicicleta. En el caso de Segovia, esto se podría hacer en Ezequiel González-Conde de Sepúlveda, Gerardo Diego, Juan de Borbón-Padre Claret y en Vía Roma. Aunque haya carriles 30 para bicis, su eficacia se ha demostrado que es muy baja, la gente necesita más seguridad», reflexionaba Martín, que invitaba al Ayuntamiento a «probar primero con Vía Roma –una calle de paso obligado debido a la orografía–, y señalizar mediante conos y carteles (coste 0) la reserva del carril derecho para bicicletas y Vehículos de Movilidad Personal como patinetes (que serán el futuro de la movilidad urbana), así como señalización adhesiva en la calzada, que sea fácil de quitar».

Su idea no se llevó a la práctica durante la desescalada y ahora, con  la progresiva recuperación del movimiento de vehículos de motor, parece todavía más difícil. Jorge Grande, que acude a diario a trabajar en bici, cree que en Segovia «está demonizada su utilización». «A mí ya me han multado, así que ahora llevo la normativa siempre conmigo por si me vuelve a parar un policía al menos poder rebatirlo», cuenta tras detener su marcha en la avenida del Acueducto. 

Pablo Sanz, de la tienda Cyclo Sanz.Pablo Sanz, de la tienda Cyclo Sanz. - Foto: Rosa Blanco

La ruta que hace le lleva desde la Plaza Mayor, donde vive, a la calle Los Almendros, donde tiene su empleo. «También la cojo cuando voy a la compra. Pero es como si fuese con un camión. Te sientes vigilado», reflexiona. Tiene 40 años y hace uno que empezó. «Cuando ves lo que hizo el Ayuntamiento con los patinetes –restringirlos en casi todos los lugares– te das cuenta del concepto de movilidad que tiene». En su opinión, la mayor circulación de bicicletas ahora se debe a una cuestión coyuntural más que estratégica. «Se nota que hay más gente pero porque hay menos trabajo. A más tiempo, más bici», concluye antes de reemprender su camino.

En las tiendas especializadas en este ámbito, la actividad es incesante. «Estamos recibiendo ya los modelos de 2021 porque los de este año se han agotado», desvela Óscar Melero en Bicicletas Melero, el establecimiento familiar, seguramente el más icónico en Segovia dentro de este mundo de las dos ruedas. El apellido Melero va irremediablemente ligado a Carlos, exciclista profesional que llegó a participar en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972. Su ejemplo, como el de Pedro Delgado, convirtieron a Segovia en una de las capitales españolas del ciclismo a pesar de su compleja orografía. O precisamente por eso, aunque la avalancha de peticiones actual los ha pillado de sorpresa. «Como también reparamos, nos viene mucha gente con bicis que llevan sin usar 20 o 30 años a ver si se la arreglamos», relata este también excorredor profesional. «Nuevas teníamos desde 300 euros, pero han volado y los fabricantes no nos van a traer nada hasta mediados de julio».

Abandona la tienda una clienta y enseguida pasa el siguiente. Con una bicicleta de montaña. Por los modelos que pasan por sus manos llega a la conclusión de que Segovia aún no ha abrazado este tipo de transporte ecológico. «Además de que es una ‘uve’, todo subidas y bajadas, las empresas aquí todavía no están preparadas para que sus empleados vayan a trabajar en bici. No suelen tener espacio para que las dejen», argumenta Melero.

«Pero esto es un fenómeno a nivel mundial que ya es imparable. Mucha gente ha descubierto la bici como medio de transporte unitario», abundan en CylcloSanz, donde se refieren a otro de los motivos de la rotura de ‘stock’ que se ha producido: «Los cuadros vienen de Asia y allí están cerradas muchas fábricas». A él se le agotaron primero las bicis más baratas, de unos 300 euros, y ya le han comunicado que algunas unidades no las volverá a recibir hasta noviembre.

Ahora solo queda desear que este ‘boom’ no se traduzca en un aumento de la siniestralidad en las carreteras. El jefe provincial de Tráfico, Pedro Pastor, no dispone de estadísticas concretas de momento, pero asegura que no han detectado ninguna anormalidad. «Aun así es importante que tanto ciclistas como conductores recuerden las normas», zanja.